solsticio de verano

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domingo, 31 de enero de 2010

VIGÉSIMO NOVENO CAPÍTULO

CAPÍTULO 29. COMO JAMÁS IMAGINÉ.



Al día siguiente solo podía pensar en lo mal que me sentiría al ir con Fer gracias a Gabriel, después de haberle mentido.
Me levanté y al mirarme en el espejo me asusté un poco, tenía unas ojeras terribles, no había dormido casi nada.
El día anterior había sido muy movidito, conocí a Fer, mentí a Gabriel, un tío casi me lleva con él..
Al fin y al cabo estaba bien, tanto yo como mis amigos y mi novio, y eso era lo importante.
Ali, ya se había recuperado y por fin estaba saliendo oficialmente con Andrés.

Me duché, me vestí y esperé a que las cuatro estuviésemos listas para salir.
Los chicos nos esperaban en el comedor, para el desayuno, yo estaba rara, no tenía mi sonrisa en la cara como de costumbre, además, tenía muchísimo sueño.
Gabriel me notó distinta, por ello en cuanto salimos del comedor se acercó a mí para preguntarme.
No le quise decir nada, únicamente le contesté que estaba cansada, porque no había dormido mucho, y en parte era verdad, pero no le dije el motivo, puesto que no lo sabía ni yo.

Ese día tocaba piscina y surf en la playa, pero Gabriel me había prometido llevarme a ver a Fer.
En parte quería ir, así le conocería más y tendría un amigo nuevo.
Pero por otra parte no quería ir, tenía miedo de sentir por él algo más de lo que yo quería sentir, yo estaba enamorada de Gabriel y no iba a dejar que eso cambiase, no por un chico que conocí hace un día y del que únicamente sabía su nombre.

Gabriel consiguió convencer a los monitores para que me dejaran, el me llevaría y me recogería dos horas después, para pasar un rato también juntos. Le quería, muchísimo, y él a mí, a cada segundo que pasaba me lo demostraba más.

Me llevó hasta la puerta del centro comercial, donde habíamos acordado vernos con Fer, y me despidió con un beso rápido pero con mucho sentimiento y un bonito adiós acompañado de su preciosa sonrisa.
Le vi irse en el taxi, no sabía dónde estaría esas dos horas, solo tenía en la mente dejarle las cosas claras a Fer, aunque primero tendría que aclararme yo.
Vi a Fer sentado en un banco debajo de las escaleras mecánicas, estaba muy guapo, con unos vaqueros y una camiseta negra, que le resaltaba sus ojazos.
Me acerqué a él con una sonrisa, tenía que aparentar parecer segura de mí misma o todo lo que llevaba planeando decirle durante la noche se me borraría de la mente y no me saldrían las palabras.
Se levantó del banco al verme llegar y sonrió, tenía una sonrisa que embrujaba a cualquier chica, era mágico.
Me acerqué a él tímidamente, no sabía cómo hablarle, ni tampoco que decirle, debió notármelo, porque fue él quien empezó a hablar.

- Hola, Aurora.
- Hola, Fer. ¿Qué tal?
- Muy bien ¿y tú?
- Bien- sonreí.
- Antes de nada, quiero decirte que lo siento, por mentir a tu novio. Vi la cara que pusiste cuando preguntó de qué nos conocimos y pensé que lo mejor sería decir una mentira piadosa.
- No pasa nada, tienes razón, no quería que se enterase, muchas gracias por ayudarme con Gabriel, no sé cómo habría reaccionado si se enterase.
- No tienes que darlas, me gusta ayudar.- sonrió.

Fuimos a dar un paseo por el centro comercial y entramos a un Starbucks, nunca había entrado en uno de esos así que era una nueva experiencia para mí, no sabía que pedirme, parecía que todo estaba riquísimo.
Al final me pedí un chocolate caliente, y él un capuchino.
Estaba muy gracioso con un bigote de espuma blanca, al verle me reí.

- ¿Qué pasa?
- Tienes un bigote blanco- no podía parar de reírme.
- Vale, ya me lo quito- dijo y se rió él también, quitándose toda la espuma.

Nos miramos, sin parar de reír, todo el mundo nos miraba, pensarían que estábamos locos o enamorados o a saber qué.
Pero yo no estaba enamorada de él, sino de Gabriel, no entendía qué estaba pasando. Le aclaré que solo quería que fuésemos amigos, él me entendió a la perfección.

- Aurora, me gustaría presentarte a mi hermana Sara, tu novio puede hacer preguntas y seguro que os lleváis genial.
- Me encantaría conocerla.- dije, entonces la llamó por el móvil y en pocos minutos estaba allí con nosotros.
- Hola, Aurora, soy Sara, tenía ganas de conocerte.
- Un placer.- sonreí y me levanté para darla dos besos , tenía la seguridad de que me llevaría muy bien con ella, tal y como dijo Fer.
- ¿cuántos años tienes Aurora?-me preguntó Sara.
- Quince ¿y vosotros?
- Yo tengo catorce y mi hermano dieciocho.- me dijo, yo sonreí, no me había equivocado con la edad de Fer, se le notaba, era muy maduro.

Estuvimos hablando un buen rato, me contaron que ellos estaban allí de vacaciones, pero que vivían en Madrid. Sus padres también estaban separados, pero al contrario que los míos se llevaban fatal, no se podían ni ver.
Los dos estaban muy afectados por la relación de sus padres, tuvieron que elegir con quién vivir y al otro le veían solo dos días cada dos semanas. Si eso me pasase a mí no podría soportarlo.
Sara parecía una chica muy dulce y cariñosa, en parte parecida a mí y eso me alegró bastante.
El tiempo se nos pasó volando, me prometieron volver a vernos, no sabía cuando ni donde, pero sabía que los volvería a ver y eso me hacía sentirme mejor.

Gabriel llegó a la puerta del centro comercial, esta vez sin el taxi, no quise preguntarle donde había estado, no quería parecer una novia pesada y celosa.

Cuando le vi aparecer con un ramo de flores, lilas y tulipanes, no pude evitar sonreír. Al llegar a mi lado, lo único que se me ocurrió fue besarle, besarle de una manera única, como nunca lo había hecho, él se merecía todo de mí.
Me quería y yo a él, todas las dudas que había tenido sobre Fer, habían desaparecido, era a Gabriel al que yo quería. Fer era únicamente mi amigo y eso seguiría siendo. No volvería a mentir a Gabriel, nunca más.

En ese momento de mí cuenta de una de las muchas cosas que puedes esperar de la vida, entre ellas, el amor.
Esa palabra que suena tan grande y a la vez tan bonita, era con Gabriel como jamás imaginé.

Nos besamos durante bastante tiempo, no quería separarme ni un centímetro de él, solo deseaba que estuviésemos así, juntos, solos, demostrándonos eso que yo tanto había soñado.

- Te quiero- susurré en su oído antes de volver a besarle.
- Te quiero- prácticamente gritó, la gente se giró a mirarnos, entonces me dio otro beso, pasional, dulce, como solo él sabía dármelo.

No volvería a dudar de lo que sentía por él, él era mi primer amor y yo no podía ser más feliz a su lado.

2 comentarios:

  1. Wojojoj:$
    que mona!
    aiii feer..
    fer me ha enamorado platonicamente(L)

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  2. sii?? a mi tambien! me encanta Fer, pero Aurora quiere a Gabriel..

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