solsticio de verano

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domingo, 17 de enero de 2010

QUINCEAVO CAPÍTULO

CAPÍTULO 15. LLEGADA.



Ya habíamos llegado, el autobús había parado, y nos estaban diciendo que nos bajáramos. Al bajar, los monitores estaban haciendo grupos, así que nos pegamos a los chicos para que nos pusieran juntos.
Fue una sorpresa para nosotros cuando nos dijeron que no íbamos a ir a las cabañas cómo los niños, sino a un hotel de cuatro estrellas. No había más sitio en las cabañas del campamento, y nos tocó dormir en el hotel de al lado. Era enorme, lujoso, moderno, precioso, me encantó la idea cuando nos lo dijeron. Estaba a menos de 100 metros de la playa, tenía dos piscinas y un jacuzzi, buffet libre en el restaurante y un escenario enorme entre las piscinas.
Todos estábamos alucinados, era una suerte que nos hubiese tocado allí.

Nos subieron a las habitaciones, eran en la planta 5. Los chicos tenían su habitación al lado de la nuestra, y eso era genial, así hablaríamos con ellos siempre por la terraza que era inmensa.
Nuestras maletas se quedaron a los pies de nuestras camas, lo que más nos interesaba era la terraza en ese momento.
Salimos a la terraza y justo enfrente vimos la playa y el mar, eran preciosas las vistas. Y también daban a las piscinas.
No podíamos estar más contentas, era un sueño echo realidad.
Estábamos colocando la ropa en los armarios cuando llamaron a la puerta, Bea fue a abrir.

- Hola, chicas. Soy vuestra monitora, Ana, me pasaré por aquí solo para avisaros dónde hay que ir en cada momento y para despertaros por la mañana, lo demás es cosa vuestra. Quería también advertiros que el que durmáis en el hotel no significa que no vayáis a hacer las actividades propuestas. El campamento está a menos de 30 metros así que todas las actividades las haréis allí.
- Vale, no hay problema.- dijo Ali.
- Genial, tomad, es la hoja de actividades, así sabréis que haremos y por tanto que es lo que debéis poneros. Espero que lo paséis bien, tenéis mucha suerte de estar aquí, en el hotel.
- Si, ya nos estamos dando cuenta, nos parece asombroso todo.- dije yo.
- Bueno, tenéis tiempo libre después de comer hasta las seis, luego nos vemos en la playa, iré a recogeros a la puerta del hotel. Por cierto, los chicos de al lado serán vuestros compañeros de actividades.
- ¿Si? ¡Genial!- sonrió Bea.
- Si, esperar un momento.- la monitora había dejado de hablar, la estaba sonando el móvil, luego volvió a hablarnos cuando terminó de hablar.- me han comunicado que mañana tendréis también un monitor, para que pueda avisar a los chicos, ya os lo presentaré. Y no os preocupéis que se como os llamáis.-sonrió.
- Vale, gracias, a las seis estaremos en la puerta del hotel esperándote.- comentó Lore.
- Adiós chicas, pasarlo bien.

Y tras decir eso se fue. Parecía maja nuestra monitora, Ana. Ali fue la que había cogido la carpeta donde venían las actividades.

- Vamos a hacer volei playa esta tarde, y ahora ¡a comer!- rió.

Todas bajamos a comer, los chicos ya estaban en su mesa, así que les dejamos comer en paz, ya nos pasaríamos a ver su habitación después. Nos moríamos de hambre.

Después de una rica comida en el buffet, subimos de nuevo a nuestra habitación y terminamos de sacar las cosas de las maletas. Lore fue la primera en acabar y salió a la terraza, yo la seguí.

- Esto es precioso ¿verdad?- dijo.
- Sí, lo es, hemos tenido mucha suerte.
- Cierto, muchísima.- ambas reímos.
- ¡Aurora, Lore!- Manu se había asomado al oírnos hablar.- ¿qué hacen estas preciosidades aquí fuera?
- Viendo el paisaje.- contesté.
- ¿Y tú Manu? ¿Nos estabas espiando?- sonrió divertida Lore.
- ¿Yo? ¡ Qué más quisierais!

Las dos nos reímos, Manu era un ligón, pero bastante divertido, me recordaba a Mario.

- ¿Nos enseñas tu habitación?-preguntó Lore.
- Pues claro, pero mejor ir por la puerta, no se si estos querrán que les pilléis en calzones.-rió.
- Tranquilo, no somos liebres ni gatos, no saltamos terrazas.- contestó Lore irónica, como siempre.

Entramos de nuevo en nuestra habitación y se lo dijimos a Bea y a Ali, entonces las cuatro salimos de la habitación 534, la nuestra para llamar a la puerta de la 533, la de los chicos.

Nos abrió Andrés, estaba vestido no como había dicho Manu, y nos ofreció pasar a todas.
Su habitación era como la nuestra, con cuatro camas, un baño, un escritorio y la terraza. Tenían dos armario parecidos a los nuestros, pero un poco más pequeños, y también había otra diferencia, la ropa de Manu estaba toda tirada en su cama, por tanto la habitación ya estaba algo desordenada, no como la nuestra.

Hablamos con ellos un rato, de todo un poco, como en el camino, entonces salió un tema que a nosotras nos interesaba mucho.

- En esta cama va a dormir el monitor, no sabemos cómo es, pero nos han dicho que esta tarde le conoceremos nosotros.- dijo Pedro.
- Que morro, nosotras no sabemos cuándo le conoceremos.- comentó Bea
- Si, estamos impacientes, seguramente esté bueno, o al menos eso esperamos.- habló Lore.
- Más bueno que yo seguro que no.- sonrió Manu.

Esa tarde fue muy aburrida, jugamos al voley, con la misma ropa que habíamos venido, subimos a la habitación, nos duchamos, bajamos a cenar y luego vimos un espectáculo de loros en el escenario. Estábamos cansadas del viaje así que subimos rápido a nuestra habitación.
Antes de meternos en la cama hablamos. De los chicos, del hotel, yo les conté lo de Gabriel y lo de Dani, y hablamos hasta que nos dormimos. El primer día de campamento había terminado.

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