solsticio de verano

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miércoles, 20 de enero de 2010

DIECINUEVEAVO CAPÍTULO

CAPÍTULO 19. NOCHE ESPECIAL.



Ya había empezado a andar cuando un mensaje me sonó en el móvil.
Mierda, me había pillado, iba a hacer el ridículo.
Antes de darme la vuelta con mi cara roja de vergüenza miré el mensaje, era de Gabriel, yo sonreí solo de saber que era suyo.
“te quiero, no puedo dejar de pensar en ti, te echo de menos Aurora”

Que raro me pareció, era prácticamente igual al del monitor, pero con mi nombre al final. Extrañada y aún roja me di la vuelta.
Él se había levantado y cuando le vi la cara no pude evitar quedarme totalmente petrificada, era Gabriel, en persona, en carne y hueso.
El pareció reaccionar de la misma forma que yo, ninguno de los dos sabía que hacer.
Sonreí y él me devolvió la sonrisa. Cuanto había echado de menos esa sonrisa, y solo habían pasado dos días.
Di un paso hacia delante y él hizo lo mismo, al final me abracé a él, entusiasmada por dentro aunque aún alucinada por fuera.

- Te quiero.- fue lo único que salió de mi boca, en un susurro.

Él me abrazó con más fuerza, me sentí protegida, feliz de estar con él. Iba a compartir el campamento entero con él y además sería la envidia de todas las chicas.
Nos separamos un poco y nos miramos a los ojos, vi de nuevo esos ojos verdes que hipnotizaban a cualquiera. Era realmente guapo, cada vez me daba más cuenta de ello.
Nos acercamos mucho, estábamos pegados.

- No me puedo creer que estés aquí.- me dijo.
- Yo tampoco, estoy aún alucinada.
- Vamos a estar los quince días juntos, esto es una pasada.
- Esto es un sueño, que espero no se termine nunca.
- Yo también lo espero.- me sonrió.- Te quiero.- me susurró al oído.
- Te quiero.- le susurré de nuevo.

Ambos sonreímos y como siempre había imaginado nos besamos. Fue un beso muy especial, mi primer beso, igual de romántico que una película de amor. Los dos enamorados, besándose a la luz de la luna.
Le quería y de eso estaba segura, por eso mi primer beso debía ser con él.
Fue un beso al principio suave, lento, pero que con el paso de los segundo fue aumentando de intensidad, para luego volver a ser suave, como al principio.
Fue un momento precioso, el mejor de mi vida, con la persona adecuada y en el lugar adecuado.
Nos separamos, y me cogió de la mano.
Estuvimos paseando por la playa hasta que dieron las 12 de la noche, la hora de volver, como la cenicienta, solo que yo me iba con mi príncipe.
La luna estaba preciosa, nos volvimos a besar antes de salir de la playa para ir al hotel.
Era todo tan bonito, como un cuento de hadas, no quería que terminase nunca.
Salimos de la playa, me puse los tacones y andamos juntos hasta la puerta del hotel.

- ¿En qué habitación estas Aurora?- me preguntó.
- En la 534 ¿y tú?¿duermes aquí?
- ¡Si! Dios la suerte esta de nuestra parte. Duermo en la habitación 533 con unos chicos que conoceré ahora.
- ¡No me lo creo! Duermes en la habitación anterior a la mía, donde duermen mis amigos. ¡Es genial!- le abracé y le besé de nuevo, esta vez un beso más corto.
- ¡ Si! Nos veremos cada día, te esperaré a la puerta de tu habitación a las 9 de la mañana. Hay que intentar que no nos vean los monitores o algún niño del campamento, no se como se lo tomarían mis jefes..
- No te preocupes, aunque me cueste lo voy a intentar.
- Bueno es hora de subir, vamos.

Entramos al hotel y subimos a la planta 5, la nuestra. Nos besamos antes de entrar, nos abrazamos, nos dirigimos unas cuantas miradas y cada uno entró en su habitación. Todo había sido perfecto.

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