solsticio de verano

solsticio de verano

lunes, 17 de septiembre de 2012

¡He vuelto! Noticias nuevas

Hola a todos los que me habéis seguido y habéis disfrutado de mi pequeña novela. He de aclarar que aunque bien es cierto que he estado desaparecida, he tenido motivos para estarlo, principalmente en lo referente a los estudios. Como bien os dije la última vez que escribí, mi libro ya está a la venta en la página web: http://www.bubok.es/libros/200334/Solsticio-de-verano Está editorial online, me permite venderlo a gente de cualquier parte de España y latinoamérica. ¿Cómo se realiza la compra? Es fácil, mediante tarjeta de crédito o PayPal. El libro tiene el coste que se indica en la página que os he puesto y además el añadido del transporte, puesto que os lo envían a casa. Es totalmente seguro y no hay ningún problema de pérdida. Para cualquier duda, podéis contactar conmigo o poneros a en contacto con la editorial mediante un número que se especifica en la página web. Una vez explicado la venta de "Solsticio de verano", me gustaría agradeceros vuestro apoyo, puesto que sin vuestra ayuda jamás habría sido capaz de terminar de escribir, ni tampoco me habría atrevido a publicarlo. Esta novela fue fruto de la imaginación de una adolescente de quince años que nunca pensó en lo lejos que podía llegar. Ahora que ya soy mayor de edad solo me queda agradeceros una vez más vuestro apoyo y recomendaros la segunda parte, "Gotas de Otoño" http://gotasdeotono.blogspot.com.es/ y ya os contaré sobre más blogs que estoy creando en esta nueva etapa de mi vida. Muchas gracias y espero que me leáis de nuevo y me apoyéis como antes. Iris R.Rico

martes, 8 de noviembre de 2011

CAPÍTULO 84

CAPÍTULO 83. CONVERSACIÓN PASADA POR AGUA.





Dani entró en la cocina, justo cuando terminé de hablar con mi abuela, solo esperaba que no me hubiese oído.
Le di un beso en la mejilla y los buenos días y salimos juntos de la cocina cuando él había cogido la botella de agua fría para mi abuelo.

- ¿qué tal has dormido?- me preguntó.
- Pues bien, aquí es raro el día que duerma mal. Además me ha encantado la compañía.
- A mi también me ha gustado mucho, pero tengo que darte una mala noticia.
- ¿cuál? No me asustes.- se había puesto serio, pero enseguida volvió a aparecer su sonrisa en la cara.
- Das mucho calor.- empezó a reírse.
- Me habías asustado pedazo de tonto.
- Eres muy asustadiza tú.
- ¡Anda calla!

Llegamos al jardín de atrás, el césped olía a recién cortado y estaba precioso. Mi abuelo se había sentado debajo del toldo del cenador, para tomar un poco la sombra, el pobre parecía agotado.

- ¡Buenos días abuelo!
- ¡Hombre! Pero si ya ha despertado la bella durmiente.
- Sí, ya me conoces, en verano me gusta dormir mucho.
- Si, es normal en mi nietecita.
- Lo sé, ya la empiezo a conocer más.- dijo Dani compartiendo risas con mi abuelo. Yo me puse seria.
- ¿qué te pasa Aurora?- me preguntó mi abuelo.
- Que no he podido coger flores para ponerlas en la ventana de mi cuarto.- puse pucheros como una niña pequeña.
- Tú no, pero hay alguien que te conoce muy bien y que lo ha hecho por ti.- apareció mi tío por detrás de mí.
- ¿quién?
- ¿Pues quién va a ser? Yo.- dijo mi tío sacando la mano que tenía tras la espalda y enseñándome un precioso ramo de flores amarillas, rosas blancas y tulipanes.
- ¡Gracias!- sonreí y me lancé a los brazos de mi tío dándole un gran abrazo.
- ¿tu recoges flores?- preguntó Dani.
- ¡Sí! Esa es una cosa que no sabes de mí. Siempre que vengo aquí en verano, me levanto tarde, pero lo primero que hago es venirme al jardín de trasero, para coger algunas de las flores que más tarde mi abuelo poda.
- No había día que no recogiese flores, mi hijo la llamaba Heidi.- dijo mi abuelo provocando de nuevo la risa en todos los presentes.
- Bueno, dejemos el tema de Heidi. ¿está la piscina lista para bañarse? Tengo mucho calor y ya sabéis que antes de desayunar unos ricos churros me gusta darme un buen baño en la piscina.
- Está lista, ayer la preparé para cuando vinieses, así que toda tuya.- me dijo mi tío, que era el que se encargaba del mantenimiento y cuidado de la piscina.
- ¡Genial! ¿Dani te metes conmigo?
- Espera que voy a ponerme el bañador.
- ¡Vale! Yo ya lo tengo puesto.- sonreí y me quité el camisón de mi madre, dejándolo bien dobladito en la mesa del cenador. Llevaba puesto un bikini de estrellas doradas en un fondo negro. Me encantaba ese bikini, mis amigas decían que era muy sexy.
- ¡Guau!- gritaron mi abuelo mi tío y sobretodo Dani.
- Abuelo, tío, no hagáis aspavientos que me habéis visto mil veces en bikini. Y tú Dani, no me has visto a mí precisamente pero sí a muchas chicas. No soy nada del otro mundo.
- Sí, eres distinta a las demás.- habló Dani casi en un susurró que logré escuchar.- mi tío y mi abuelo se rieron y terminaron yéndose, en cuanto a Dani, se subió y como un rayo bajó con su bañador puesto. Era de cuadros, de reebok y le sentaba genial. Me sentí una vez más muy atraída a su cuerpo, era una sensación parecida a la que sentía con Toni, sólo que Dani y Toni eran tan diferentes como sus cuerpos. Toni tenía una espalada muy ancha, las piernas normales y un torso cuidado. Dani, en cambio, tenía la espalada normal, unas piernas cuidadas de tanto hacer deporte y unos abdominales de vértigo con tableta de chocolate.

Me tiré de cabeza a la piscina, intentando desviar la mirada del cuerpo de Dani. Buceé todo lo que pude y salí a la superficie echando el pelo para atrás.
Dani se tiró pero en vez de cabeza en bomba, salpicándome entera.

- ¡Dani!- le grité.
- Pero si ya estabas mojada.
- ¡Ya pero me has salpicado en los ojos!
- Anda deja de gritar.- se acercó a mí y se quedó muy cerca.
- Bueno, vale paro.- se me aceleró el corazón cuando una de sus manos empezó a acariciarme la mejilla, a la vez que sus ojos no dejaban de mirar los míos.
- Aurora, tenemos que hablar.- sus palabras fueron algo secas, pero no me importó, tenía razón, teníamos que aclararlo todo cuanto antes.
- Tienes razón Dani. Yo, lo siento mucho.
- ¿por qué lo sientes?
- Por todo, por haberme dejado llevar, por haberte besado, por sentir lo que siento por ti.
- No quieres quererme.
- Sí quiero, Dani, lo que no quiero es sufrir y tampoco quiero que sufras tú.
- Aurora, yo sé que tu no quieres sufrir, yo tampoco quiero que sufras, pero si para que ninguno de los dos sufra, tiene que sufrir nuestro corazón lo que nos queda del tiempo juntos entonces todo es una auténtica mierda.
- Dani, yo te quiero, te quiero muchísimo.
- Y yo a ti Aurora, jamás había sentido esto que siento contigo con nadie. Pero entiendo que tienes novio, que le quieres, y que cuando me vaya si no estás con él vas a estar sola. Eso es lo que no me gustaría que pasase.
- Dani, necesito que esta semana sea la mejor semana de mi vida, porque va a ser la última que pase contigo. Y esta semana quiero demostrarte todo lo que te quiero. Te agradezco que pienses en mí en cuanto a Toni, pero estos días solo quiero pensar en ti y en mí, en nosotros.
- Pero ¿cómo amigos?
- Como lo que tu quieras, es tu semana, y sabes que te quiero, el cómo pasarla es cosa tuya.- le sonreí y me abracé fuerte a él.
- Tengo que pensármelo.- sonrió también y me abrazó fuerte. Los dos estábamos mojados, felices, desahogados, con los sentimientos a flor de piel y sabiendo que el amor que sentíamos era totalmente correspondido.

domingo, 3 de abril de 2011

Publicación!

Bueno, lo primero hola a todos.
Nunca habría pensado que podría llegar a conseguir uno de mis sueños y muchos menos el que he logrado, uno de los más difíciles.
He publicado mi libro, Solsticio de verano, al que tanto cariño, ganas y fuerza le he puesto. Es el primer proyecto que me sale bien y me encanta compartirlo con vosotros, los que me habéis seguido.
Dicho esto, os voy a dar toda la información sobre cómo conseguir un ejemplar físico o descargarlo para tenerlo en el ordenador.
Primero debéis entrar en la página www.bubok.com una vez allí, en la ventana de buscar, ponéis Solsticio de verano, y os saldrán muchos nombres. Se elige el que corresponde a Solsticio de verano y ya lo tendréis en pantalla.
La compra es por internet, pero no os preocupéis, porque es totalmente seguro, además, conozco a la gente que lo lleva y es de fiar.

Espero que compréis muchos ejemplares y que os guste el final. Siento haberos dejado así, sin saber cómo termina, pero es por una buena causa.
¿Me ayudaréis a conseguir que las editorial más conocidas, sepan de la existencia de mi libro?


Muchas gracias.


Con mucho cariño.

Iris R.Rico

miércoles, 26 de enero de 2011

¡Hola a todos!

Bueno, en primer lugar, mil gracias por haber leído todos los capítulos, que no son pocos. Y cierto es que os quedan por leer más. Pero tengo una buena noticia que daros.
En breves, el libro saldrá al mercado y lo podréis leer sin necesidad de entrar en este blog. Aunque eso sí, por aquí me podréis preguntar lo que queráis sobre el libro.
Estará en una página llamada bubok, no se si la conocéis, y para conseguir tenerlo en vuestars casas, sólo tenéis que comprarlo y os lo envían. Es fácil.
Ya sé que pensaréis que es un poco inseguro, el pedirlo por internet y todo eso. Pero os digo, por propia experiencia, que es totalmente fiable y que no tenéis que echaros para atrás por eso.

Espero que no os enfadéis por no haber subido todos los capítulos, pero los tendréis que leer vosotros en mi libro!
Espero que os guste mucho el final y que me sigáis y me apoyéis tanto como hasta ahora. Decírselo a mucha gente, cuantas más personas sepan de su existencia, más ánimos me dáis a escribir.

Otra cosa que quería comunicaros es que la segunda parte ya la estoy empezando a escribir, se llama Gotas de otoño y también tiene blog.
Si queréis saber más, ya sabéis, mandarme un mensaje o dejar un comentario!

Muchísimas gracias por todo.

Iris R.Rico

jueves, 25 de noviembre de 2010

CAPÍTULO 82

CAPÍTULO 82. MÁGICO Y PRECIOSO.








Ninguno de los dos lo pudo evitar, ambos sabíamos que por más que nos negásemos terminaría pasando. Nos besamos. Fue un beso igual de mágico o incluso más que el primero. Lleno de fuerza, de sentimientos muy profundos que los dos sentíamos el uno por el otro. Sus labios eran más dulces y cálidos de lo que los recordaba. Su mano acariciaba mi cintura y la mía su brazo, suave como el terciopelo y fuerte, muy fuerte. Estuvimos besándonos bastante tiempo, nuestras respiraciones iban entrecortadas, a causa de no querer parar de sentir eso que estábamos sintiendo, al no querer separar nuestros labios. No quería dejar de saborearle, de notar su lengua recorriendo cada rincón de mi boca, de sentir el calor que desprendía su cuerpo, de notar cada una de sus caricias, de tocarle y sentirme la chica mas feliz del universo. No quería que eso acabara. Pero acabó.
Dani se separó de mí y me cogió la mano mirándome a los ojos. Parecía algo triste.
Pero, ¿por qué está triste si esto que acaba de suceder es lo mejor que me ha pasado en la vida?- pensé.
Pero luego me di cuenta de que esto que tan bien me había hecho sentir, no se debía haber producido. Me di cuenta de que tenía un novio al que quería muchísimo, y de que al chico al que acababa de dar el beso más alucinante de mi vida era mi mejor amigo.
Nos mantuvimos muy cerca el uno del otro, mirándonos a los ojos y agarrados de la mano. Mi corazón no quería que este momento terminase, pero mi cabeza no hacía más que recordarme a Toni.
Me solté de su mano y me di la vuelta dándole la espalda. Me sentía en parte bien y en parte mal por lo que había pasado.
Una lágrima se deslizó por mi mejilla, una lágrima que intentaba liberarme de todo lo que estaba sintiendo por Dani, cosas que ya sentía, pero que no habían salido a la luz.

Tras mucho pensar, me di la vuelta de nuevo. Dani estaba ya dormido, parecía un ángel bajado del cielo. No me pude resistir, me incorporé un poco y le di un dulce beso en la mejilla. Por mucho que hubiese pasado entre nosotros, no dejaba de ser mi mejor amigo.

Apoyé mi cabeza en su pecho, como ya había hecho otras veces. Le miré la cara, sus ojos cerrados y su sonrisa que aún mantenía incluso dormido, me producían un intenso sentimiento de amor.
Así, en esa postura, me quedé dormida, pensando solo en él.


A la mañana siguiente, cuando me desperté, Dani no estaba en la cama, su lado estaba totalmente vacío.
Me levanté y sin cambiarme de ropa salí de mi cuarto. El pasillo olía a churros, sonreí al darme cuenta de que mi abuela estaba en la cocina haciendo mi desayuno preferido.
Fui al baño y me lavé la cara, al menos tenía que estar presentable. Me puse el bikini y me apresuré a ir a la cocina, donde efectivamente y tal como yo había supuesto, estaba mi abuela friendo churros congelados.

- ¡Hola abuela! ¡Qué buena pinta tienen esos churros!
- Aurora, por fin te has levantado, todos te esperábamos para desayunar.
- ¿A mí? Pero si nunca me esperáis.
- Esta era una ocasión especial.
- ¿Y Dani?
- Está ayudando a tu abuelo a cortar el césped, no lo recordaba tan majo y tan colaborador. Es un buen partido, Aurora.
- Ya lo sé, abuela, pero es mi amigo y ya sabes que no quiero perderle. Además ya he sufrido mucho.
- Hija, déjame que te de un consejo. Lucha por lo que verdaderamente quieres, porque una verdadera luchadora siempre gana, nunca pierde.
- Gracias abuela, pero no se si eso va a funcionar conmigo.
- Contéstame a una pregunta. ¿Le quieres?
- Mucho, como amigo.
- ¿cómo algo más? A mi no me puedes mentir hijita, lo sabes.
- Sí abuela, lo sé y también se que no me puedo quitar de la cabeza sus ojos, su sonrisa, su manera de tratarme, su forma de ser. Pero no puedo convencerme a mí misma de que estoy completamente enamorada de él, porque eso solo me dañaría. Se va a Londres cinco años, y eso es demasiado para mi corazón.
- Te entiendo.- me abrazó muy fuerte.- ¿sabes? Siempre he dicho que nos parecíamos, pero no me daba cuenta de hasta qué punto. Eres igual de romántica que yo.
- Es un orgullo parecerme a ti.
- Y a mi me emociona que me digas esas cosas.
- Pero no llores que nos conocemos.- en vez de llorar, ambas reímos. Me puse a ayudarla con los churros sin darme cuenta de que aún estaba con el camisón corto de flores de mi madre.






PARTE NARRADA POR DANI.





No me había dado cuenta de que había dicho esas palabras en alto, hasta que Aurora se dio la vuelta con un brillo en los ojos demasiado potente.
La miré, no podía dejar de hacerlo. Y al final terminamos fundiéndonos en un precioso beso.
Cuando nos separamos, añoraba sus labios, el tacto suave de su piel de porcelana, sus ojos mirando los míos, su mano recorriendo mi brazo.
Ella se dio la vuelta y yo no pude evitarlo, sabía que había hecho mal en besarla, ella tenía novio.
Cerré los ojos para relajarme e intentar dormirme para soñar de nuevo con sus labios. Al poco tiempo de haberlos cerrado, noté como Aurora se incorporaba y me daba un beso en la mejilla. Un beso que no sabía qué significaba. No quise abrir los ojos, era demasiado bonito tenerla tumbada en mi pecho, notar su pelo rozando mi cara. Quizás ya había empezado mi sueño y tenía miedo de abrir los ojos por si desaparecía esa sensación.

Cuando al fin me desperté, ya por la mañana, Aurora estaba tumbada pegada a mí, durmiendo plácidamente, con una sonrisa en los labios.
Me levanté con mucho cuidado de no despertarla, me vestí y salí para echar una mano al abuelo de Aurora.
Le di los buenos días a su abuela, a su abuelo y a su tío, que ya estaban levantados y empezando a hacer las tareas de la casa.
Tras haberles saludado, me dirigí al jardín de atrás, donde estaba Marcos.

- ¿puedo ayudar en algo?- le pregunté.
- Pues claro. Si quieres te enseño a cortar el césped y así me echas una mano.- me dijo Marcos con una sonrisa muy amistosa.
- Estaré encantado de aprender y así poder hacer algo.

Y así, Marcos me fue enseñando a cortar el césped con una máquina bastante moderna. Pasé bastante tiempo cortando césped, con ayuda de Marcos y cada vez lo hacía mejor, según me decía él.
Ya cansado, después de pasar todo el jardín de atrás, con el sudor en la frente a causa del terrible calor que hacía, subí a la cocina a por una botella de agua para Marcos y para mí.
Antes de entrar, me paré un momento. Aurora estaba dentro de la cocina hablando con su abuela. Era sin duda ella, no confundiría su voz armoniosa con ninguna. No pude evitar oírla.
Había dicho que me quería, que estaba enamorada de mí, pero que no quería sufrir más por mi marcha.
La entendía perfectamente, era justo lo mismo que me pasaba a mí, solo que yo no podía evitar sentirme atraído por ella, quererla como a ninguna chica había querido. Ella en cambio tenía a Toni, que estaba ahí para ella, que la quería y que no se iría a ningún lado cinco años.

Sabía que la tendría como amiga, pero yo la quería mucho más que eso. Estaba celoso de Toni, mucho, porque él la tendría el tiempo que yo no estuviese, disfrutaría de sus besos, de sus abrazos, de su vitalidad, de su valentía, de su cariño, de su simpatía, de su infinito amor.

sábado, 19 de junio de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 81

CAPÍTULO 81. BUENAS NOCHES.






El paseo por la urbanización con Dani, fue mágico, como todo lo que me pasaba con él desde aquel primer y único beso que nos dimos.
Solo de recordarlo, un escalofrío recorría mi cuerpo de arriba abajo y no podía evitar sonreír.
Al volver al chalet, nos fuimos directamente a la cama, pero no sabíamos dónde iba a dormir Dani, así que me tocaba hablar con mi abuela.

- ¡Hola abu!
- Aurora, ¿qué tal lo habéis pasado?
- Pues bien, nada más hemos dado un paseo.
- Ya. Aurora, ¿estás segura de que ya no te gusta Dani? Aún me acuerdo de cuando eras una cría y suspirabas por él.
- No abuela, ahora tengo novio y estoy muy feliz con él, Dani es sólo mi mejor amigo.
- Sufriste mucho, me alegro de que se te haya pasado.
- Bueno, quería preguntarte si Dani podía dormir en mi cuarto conmigo.
- Como tu quieras, a mi no me importa.
- Vale, gracias abu.
- Eso sí, estoy segura de que cuando venga tu prima va a querer dormir contigo así que aprovecha esta noche al máximo.
- ¿cómo que la aproveche? ¿a qué te refieres abuela?
- Yo me entiendo. Mañana nos vamos tu abuelo tu tío y yo a comprar por la mañana, vendremos sobre la una, justo para hacer la comida.
- Vale, no te preocupes, encontrarás la casa como la tienes todas las mañanas.
- Eso era lo que quería oír.
- Me parece que lo sabía.- sonreí y le di un beso en la mejilla. Sabía que lo que le acababa de decir a mi abuela le había llegado. Yo seguía siendo una adolescente que no ayuda prácticamente en casa y claro, si digo que voy a hacer toda una casa en una mañana, pues a mi abuela que sabe que me cuesta, la hacía ilusión.


Me dirigí a mi habitación, donde me esperaba Dani.


- ¿Y? ¿ qué te ha dicho?
- Que puedes dormir conmigo.- sonreí y me tiré a mi cama. Se le iluminó la cara- pero sólo esta noche.- cambió de estar feliz a estar algo decepcionado.
- ¿y eso?
- Mañana vienen mis primos y mi prima seguro que quiere dormir conmigo.- su cara esta vez fue de alivio.
- Vale, menos mal, creí que era porque tu abuela se había pensado mal.
- ¿pensarse mal? ¿y por qué iba a hacerlo?
- Nada, cosas mías.
- No voy a insistir, tengo sueño.- le miré y le sonreí, él me devolvió la sonrisa.
- Vale, pues a dormir.- se acostó a mi lado. Esta vez me reír prácticamente a carcajadas.- ¿qué pasa?
- ¿piensas dormir con vaqueros?- se miró y rió también.
- No me había dado cuenta.- y tras decir esto se quitó la camiseta y los vaqueros, quedándose en ropa interior. Al ver su cuerpo sin ropa, empecé a tener calor, no podía evitar sentirme terriblemente atraída por el físico de Dani además de por todo él.
- ¿no te pones pijama?- pregunté intentando relajarme.
- En verano siempre duermo así, espero que no te moleste.
- No, no te preocupes. Voy al baño y a darles las buenas noches a mis abuelos y a mi tío, ahora vengo.- cogí mi camisón de flores rojas y blancas que había heredado de mi madre, y salí de la habitación, con el corazón algo agitado.

Me metí en el baño, me puse el camisón, me lavé los dientes, me peiné, me quité el poco maquillaje que llevaba, me eché las cremas para la cara y abrí la puerta del baño, dirigiéndome a la terraza.
En la terraza estaban mis abuelos hablando y mi tío escuchando la radio con los cascos puestos.
Me acerqué a mis abuelos y les di un beso y un abrazo a cada uno, luego me acerqué a mi tío y le quité un casco.

- ¿cómo va el partido?
- Pues bien, hija, bien.
- ¿quién gana?
- El Liverpool.
- ¡Toma ya! Arriba Torres.- yo era una gran fan de Fernando Torres, era tan guapo, tan buen futbolista y tan increíble que me tenía cautivada completamente.
- Anda, la tonta de Torres.- ambos reímos.
- Bueno tío, buenas noches.- le di un beso y un abrazo a él también.
- Que duermas bien con tu acompañante.
- Es solo un amigo.
- Tu forma de mirarle no dice lo mismo.- y tras decirme esto se volvió a poner el casco.
- Aurora, espera, que al final hemos decidido no ir a comprar, ya iremos por la tarde, así que puedes dormir tranquila.
- Vale, gracias abuela.

Entré de nuevo dentro con una sonrisa en la boca, que fue desapareciendo mientras pensaba en lo que me había dicho mi tío. ¿de veras estaría enamorada de Dani? No, eso no podía ser. Me repetí unas mil veces lo mismo. Solo es mi mejor amigo.
Llegué a mi cuarto y entré con cuidado por si acaso Dani ya se había dormido. Me equivocaba, estaba tumbado en la cama mirando fijamente el techo. En cuanto entré, salió de sus pensamientos y me dirigió la más cálida de sus miradas.

- Estás muy guapa con ese camisón.
- Gracias, era de mi madre.
- Estoy empezando a darme cuenta de que esta familia tiene muy buen gusto.
- Eso es porque todavía no has conocido a mi tía.
- ¿no tiene buen gusto ella?
- Sí, aunque sea la mujer del hermano de mi madre, es el estilo personificado.
- Me encantará conocerla entonces.
- Recuerda, está felizmente casada.- bromeé.
- No haré ninguna tontería, lo prometo.- me siguió la broma.
- Anda, duerme y calla.- me tumbé y apagué la luz, sonriendo en la oscuridad.
- Que duermas bien.- me susurró al oído provocando de nuevo uno de esos mágicos escalofríos que me recorrían todo el cuerpo.
- Que sueñes con los angelitos.- me giré dándole la espalda y me hice la dormida. A los pocos minutos oí cómo decía Dani algo.
- El único ángel con el que quiero soñar lo tengo justo al lado.- en ese momento me giré para mirarle a la cara. Quedamos muy juntos, nuestros labios prácticamente se rozaban, mi mano estaba en su fuerte brazo y su mano en mi cintura. Nos miramos, durante un tiempo que se me hizo eterno.

SOLSTICIO DE VERANO 80

CAPÍTULO 80. UNA BATALLA EN MI INTERIOR.





Era ya la hora de la cena, la mesa estaba puesta, seis platos contando a mi madre que se iba a Madrid después de cenar.
Me senté en mi sitio, enfrente de la televisión y de espaldas a la puerta. Dani se sentó en el sitio de mi hermana, justo a mi lado.
Mi abuela había echo de cenar tortilla de patata, una de mis comidas preferidas y que a ella la salían espectaculares.
Comenzamos a comer, con la televisión puesta en la uno, para ver el telediario. Solo podías ver lo que quisieses de las diez de la noche en adelante, la tarde estaba ocupada por mi tío, que siempre veía partidos de fútbol, de baloncesto o de tenis, y la mañana ocupada por mi abuelo, que veía las noticias de los días anteriores. Lo que era ya prácticamente una tradición, era sentarnos todos a la mesa a cenar y poner el telediario mientras comentábamos las noticias o cómo nos había ido el día.
Al ver que todo lo que hacíamos años atrás, se había mantenido, no pude evitar sentir una sensación de alivio y de tranquilidad. Me sentía en casa, me sentía muy bien y en muy buena compañía.

A la vez que iba recordando los momentos pasados en esa mesa tan grande en la que cabíamos los diez de la familia, fui mirando uno a uno tanto a mis abuelos como a mi tío.
Empecé con mi abuelo. Era un abuelo, claro está, pero no como todos, mi abuelo Marcos era diferente. Siempre sabía cómo sacarte una sonrisa, se pasaba el día bromeando, pero eso sí, si había que ponerse serio, se ponía.
Quería muchísimo a mi abuela y siempre estaba para ayudarla en todo. No se rendía por nada del mundo, si se proponía hacer una cosa, al final terminaba consiguiéndola. Cuando era más pequeña me contaba cómo había sido su pasado, cuando era boxeador, o cuando empezó a estudiar a los cuarenta años para sentirse a gusto consigo mismo. Le admiraba mucho. Siempre he querido ser tan generosa y tan buena persona como él. Me daba muy buenos consejos, de pequeña, pero sobretodo cuando fui entrando en la adolescencia, referentes a mi madre, a mi padre, a mis amigos y a los estudios. Gracias a mí, entró en el mundo de la informática y yo me divertía mucho enseñándole a manejarse con el ordenador. Es el mejor abuelo que podía tener.

Seguidamente miré a mi tío, situado a un lado de mi abuelo.
Mi tío abuelo tampoco era como los demás. Cuando hablas de un tío abuelo, todo el mundo se lo imagina cómo el típico que te coge de los mofletes, que no deja de sonreír cada vez que te ve y que te trata como una niña toda tu vida. Mi tío era un soltero, pero de oro. Es cierto que me consentía muchísimo, pero a mí y a todos sus sobrinos nietos. Siempre que íbamos a verle nos bajaba a comprarnos algo en los chinos, los cuales ya le conocían de sobra. Era un gran aficionado a los deportes, no se perdía ni un solo partido. Era el que se encargaba de la piscina en verano y su rincón preferido del chalet era el chiscón, donde se pasaba horas haciendo artilugios o arreglando cosas. Siempre me recordaba la vez de cuando era pequeña y jugaba al escondite con él y con mi tata, su madre. El me preguntaba que dónde estaba y yo cómo era muy pequeñita y no sabía esconderme, salía corriendo y decía, ¡Estoy aquí tío Lolo, estoy aquí! Siempre nos había hecho mucha gracia recordarlo. Le tenía mucho cariño y siempre le he estado agradecida por todo lo que ha hecho por mí.


A continuación, miré a mi abuela. Estaba muy atenta a las noticias. Sonreí, mi abuela siempre había sido curiosa, pero no de las típicas cotillas, sino de las que se quieren enterar de las cosas importantes que tienen que ver con ella y con su familia. También era muy sensible, en eso había salido a ella. Se preocupaba mucho por la gente a la que quería y lo mínimo le hacía llorar, o bien de alegría o bien de pena. Siempre que la hacía un poema o la cantaba una canción bonita, se emocionaba y me hacía a mí también emocionar solo de verla. Lo que sentía por mi abuelo era un amor infinito, estaban hechos el uno para el otro y eso a mí siempre me había servido cómo referencia de pareja perfecta, con alguna discusión, pero sin importancia y con un amor que sobrepasa barreras. Ella cuando era joven, también cantaba y por eso siempre le ha encantado que le cantase alguna canción. Mi abuela no era como las demás, era como mi segunda madre., al fin y al cabo era mi madrina. Siempre que iba a verla, nuestros abrazos me reconfortaban y al verla sonreír, por muy triste que yo estuviese yo también sonreía. Yo no he recordado nunca, porque era muy pequeña, pero cuando tenía un año más o menos, mi abuela todas las tardes venía a mi casa a llevarme a dar un paseo en mi carrito, con mi tata del brazo. Entre las dos me cuidaban y ahora siento que debo ser yo quién la cuide a ella. Es una abuela especial, como ella no hay ninguna. La quería muchísimo y si ella no estuviese no sé que sería de mí.



La cena fue bastante tranquila, no hubo demasiada conversación, puesto que ya a bastante interrogatorio nos habían sometido tanto a Dani como a mí.
Después de recoger la mesa, mis abuelos y mi tío se salieron a la terraza a tomar el aire, como hacían desde que yo tenía memoria. Mi madre se tenía que ir ya y la despedimos. Después Dani y yo, decidimos quedarnos dentro para ver una película.
Dani se sentó en el sofá grande y yo a su lado. Pusimos la televisión y con el paso de la película, fui poniendo la cabeza en el pecho de Dani y él me fue rodeando los hombros con su brazos. Parecía la escena de la película que estábamos viendo sobre unos enamorados, solo que nosotros sólo podíamos ser amigos.
Cuando la película terminó, nos pusimos de acuerdo en salir a dar un paseo por la urbanización. Mis abuelos y mi tío estuvieron de acuerdo, pero por petición mía, no vinieron con nosotros.
La noche estaba bastante oscura, la luna no iluminaba tanto como otras veces, como la vez que Toni y yo nos besamos por primera vez.
No quería pensar en Toni más, él era mi novio y sabía que iba a estar ahí siempre, pero Dani era mi mejor amigo y era yo la que tenía que estar ahí siempre con él. Tanto física como mentalmente.
Andamos entre los chalets que había en la urbanización. Uno eran enorme, otros normales y otros un poco pequeños.
Recordé la vez que cogí la bici por primera vez en la urbanización. Tendría unos 6 años, mi madre estaba embarazada de mi hermana y yo quería aprender a montar en bici para cuando la enana creciese, poderla enseñar.
Cogí la bici de mi tío Manuel, el hermano de mi madre. Me estaba un poco grande, pero no me importaba porque todo mi afán era aprender a montar una bici grande y así sentirme más mayor.
Me monté y fui pedaleando hasta llegar al conjunto de chalets en el que estaba ahora con Dani. En una de las casas, había un perro enorme que nada más pasar yo empezó a ladrar como un poseso y al ser pequeña, me asusté y me caí de la bici. Luego me asomé a esa casa, intentando evitar al perro. El chalet era de los normales, ni grande ni pequeño y en la terraza que daba al jardín delantero, vi a un chico un poco más mayor que yo jugando con la pelota con su perro más pequeño.
Al recordarlo me hizo gracias y sonreí, ahora me daba cuenta de que ese chico con su perro era igual que yo con mi gatito.

Sé que pensaréis que esto no tiene nada que ver con el paseo con Dani, pero para mí fue muy importante recordarlo, fue una nueva etapa en mi vida, como la que estaba viviendo en esos momentos. Tuve que superar el miedo a las bicis grandes sin ruedines, y a los perros que ladran muy fuerte. Y ahora estaba intentando superar un miedo todavía mayor, el miedo a quedarme para siempre sin mi mejor amigo, por eso tenía que pasar tiempo con él, para que no me olvidase para siempre.

Miré a Dani a la cara, a pesar de la oscuridad. Las farolas no estaban muy encendidas, pero la mínima luz que había me bastaba para poder contemplar sus preciosos ojos azules, esos que a mí tanto me gustaban.
Él también me miró, tan dulce y tierno como se miran una pareja. Sonreí, me esperaba que pasase cualquier cosa entre nosotros esa noche y la semana entera. Sabía que por mucho que me intentase resistir, mi corazón sería el que terminaría ganando la batalla contra mi mente. Pero tenía que intentar seguir ocultando todo ese amor que guardaba hacia él, no amor de amigos, un amor de verdad que yo ni siquiera sabía que existía.