solsticio de verano

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domingo, 17 de enero de 2010

TRECEAVO CAPÍTULO

CAPÍTULO 13. NERVIOS.

Me despertó mi madre, eran las ocho de la mañana, y por fin había llegado el 1 de julio. Estaba nerviosa, emocionada.
Me levanté rápido, aún quedaba por hacer mi mochila pequeña y vestirme y prepararme para ver a mis amigas e ir al punto de encuentro.
Desayuné, me di una ducha, me vestí decente y me puse brillo, ya solo me quedaba preparar la mochila.
Me encaminé hacia mi habitación y cogí mi mochila de nike azul turquesa, mi color preferido.
Primero metí la revista Superpop que me había comprado mi padre el día anterior, la leería en el viaje con mis amigas. Después de la revista metí las pastillas para el mareo y una botellita de agua mineral, me mareaba mucho en los autobuses y más si el viaje era de cuatro horas y media. Tras meter las pastillas y el agua metí el móvil, el abanico, las gafas de sol, el brillo de labios, la cámara de fotos y dos barritas de cereales por si me entraba hambre en el camino. El mp4 fue lo último que metí, porque sería lo que más utilizaría.

Ya estaba lista, me había recogido el pelo en una trenza al lado y una diadema rosita.
Mi madre me esperaba sentada en el sofá.

- ¿Ya estás Aurora?
- Sí mami, ¿papá cuando dijo que venía?
- Estará al llegar, no te preocupes.
- Vale.

Mi padre y mi madre me iban a acompañar al punto de encuentro, aunque estuviesen separados se llevaban bien así que no les importaba estar un rato juntos, despidiéndome.

Bajamos a la calle y mi padre nos estaba esperando enfrente de casa.
Me subí delante y mi madre atrás, el viajes fue cómodo, con la música de los cuarenta principales sonando en la radio. Estaba muy nerviosa, mis padres me lo habían notado.

- Aurora, tranquilízate, no es para tanto.-rió mi padre.
- Para mí si lo es. Voy a volver a ver a mis amigas y encima voy a la playa con ellas. ¡Como para no estar nerviosa!- sonreí, mis padres rieron.
- Bueno, supongo que tu padre ya sabe lo de Gabriel ¿no?-dijo mi madre.
- Me lo imagino, pero ya me lo contará cuando vuelva ¿verdad Aurora?
- Si papi, tu tranquilo, ya sabes que de esos temas os cuento casi todo.-reí.
- Si, bueno, ya hemos llegado.-dijo mi madre terminando la conversación.

Me dolía el estómago por los nervios, pero estaba feliz, iba a ver a tres amigas que hacía mucho que no veía.
Bajamos del coche, yo con mi mochila al hombro me puse las gafas de sol. Mi padre abrió el maletero y se quedó un poco alucinado.

- ¡Madre mía, Aurora! ¿pero que llevas aquí?
- Pues eso digo yo, pero créeme, le ha cabido todo de milagro.- contestó mi madre.
- Bueno, ¿qué más da lo grande que sea? venga, vamos, que quizás ya esté alguna de estas.

Mis padres asintieron y me siguieron, el sitio dónde vendría a buscarnos el autocar era grande y había bastante gente, me iba a costar encontrarlas. Entonces pensé que seguramente estarían en un árbol grande, porque en la cabalgata de reyes siempre nos subíamos en uno. Me reí al recordarlo.
Efectivamente Lore esperaba bajo el árbol más grande del lugar.

Cuando la vi en mi cara se dibujó una sonrisa. fui prácticamente corriendo hacia ella, y al darse cuenta corrió también hacia mi. Nos abrazamos mientras reíamos.

Lore, era una chica muy abierta y extrovertida, hablaba con todo el mundo si lo conocía. Ligaba mucho, porque era muy guapa y tenía un físico envidiable. No tenía problema en pedirle salir a un chico y la ironía era lo que más la caracterizaba. Le encantaba gastar bromas.

Hablamos un poco, no nos dio tiempo a demasiado, puesto que Bea apareció pronto. La abrazamos, estábamos todas muy nerviosas, solo faltaba Ali.

Bea, era una chica muy presumida. Siempre iba a la moda y no descuidaba su imagen para nada. Podía saber cómo era la gente solo por cómo vestían y eso siempre nos había ayudado mucho a escoger nuestros amigos del campamento. Solo le gustaban los chicos que tenían un buen estilo. Nos ayudaba sobre qué ponernos para alguna fiesta. Era muy simpática y agradable.

Mientras Bea no contaba su fin de semana, Ali llegó. Ya estábamos las cuatro y eso era genial.

Ali, la más estudiosa sin ninguna duda de las tres y por tanto la más inteligente. No le iba mucho eso de salir con chicos, pero era muy divertida cuando se lo proponía. Me enseñaba muchas cosas, siempre la estaré agradecida. Tenía un estilo muy propio y no la importaba lo que pensasen de ella.

Nos fuimos a despedir de nuestros respectivos padres, el autobús estaba a punto de llegar y no queríamos despedirnos cuando llegase o nos quedaríamos sin sitio.
El autobús se paró justo en frente de nuestras maletas. A nuestros padres les tocó subirlas al maletero mientras nosotras nos dirigíamos a la puerta para subir.
Dirigimos la mirada a nuestros padres, sonreímos y nos cogimos de la mano, el viaje de ida iba a comenzar.

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