solsticio de verano

solsticio de verano

lunes, 25 de enero de 2010

VIGÉSIMO QUINTO CAPÍTULO

CAPÍTULO 25. LIBRES.



A la mañana siguiente, después de una velada tan perfecta, tocaba divertirse.

Decidimos rápido el qué nos pondríamos y a donde iríamos.
Íbamos a ir a la playa, a dar un paseo, luego de compras por el centro de Almería, comeríamos en una terracita y por último daríamos una vuelta en moto de agua por el mar.

Para ese plan tan alucinante teníamos que ponernos muy guapas, pero sin pasarnos, ropa normal, pero sexy.

Lore, se puso unos bermudas blancos y un top rojo, a juego con su visera y sus gafas de sol.
Bea, se puso una falda corta, con vuelo, una camiseta palabra de honor fucsia, y se hizo una coleta al lado.
Ali, se puso su vestido un peto vaquero de pantalón corto, con una camiseta verde clara y una diadema en el pelo del mismo color que la camiseta.
Y yo, me puse mis pantalones cortos morados, la parte de arriba del bikini con una camisa blanca y me hice dos coletas.
Estábamos todas muy guapas, muy como éramos.

Los chicos nos esperaban en el comedor para desayunar. Todos ellos sonrieron al vernos, aunque no pude evitar centrarme en la sonrisa de Gabriel que iba dirigida a mí.

Nos sentamos en nuestros sitios, al lado de nuestros respectivos novios, ya todas teníamos, excepto Ali, y eso no podía ser así.

Me levanté después de decirle al oído a Gabriel el plan que tenía en mente para que se lo dijese Manu y a Pedro.
Le pedí a Lore que me acompañase al baño, ella se encargaría de contárselo a Bea.

- Lore, he pensado que como solo queda Ali por tener novio, tenemos que buscarla uno.- le dije nada más entrar en el baño.
- Cierto y creo que ya se quién es el chico perfecto.
- Creo que estamos pensando en el mismo..- sonreí.
- ¡Andrés! – dijimos a la vez.
- Si, tenemos que conseguir que se empiecen a gustar, hay que planear algo con los chicos.- hablé, pensativa.
- Me parece bien, pero ¿cómo lo hacemos?
- Ni idea, tendremos que pensar algo bueno, que les guste a ambos..
- Podemos ir al cine.
- No es lo que vamos a hacer hoy, pero en las motos de agua cada una con su novio, así les toca juntos.
- Si, buena idea. Podemos escribirle una carta a Ali como si fuese de Andrés y viceversa.
- ¡Es verdad! Tienen que terminar juntos como sea.- dije y me retoqué el brillo de labios.

Salimos del baño, ya con un plan entre manos y nos sentamos de nuevo en nuestros sitios para terminar de desayunar.

Salimos del hotel, con nuestras mochilas y de la mano de nuestros novios.
Me fijé en Ali, parecía algo triste, teníamos que hacer que Andrés y ella se gustasen cuanto antes mejor.

Nos subimos en un minibús que nos dejó en la playa del otro lado, era enorme y no había prácticamente nadie, me encantaba.

Cogí la mano que Gabriel me ofrecía y le besé la mejilla, estábamos en una playa, igual que cuando nos dimos nuestro primer beso y eso lo hacía aun más especial todo.

Vi como Manu y Lore se tumbaron en una toalla y bueno, ya os imagináis lo demás. Bea y Pedro, se sentaron y empezaron a hablar, abrazados, y dándose algún que otro beso de vez en cuando. Ali y Andrés no sabían que hacer, así que me armé de valor y junto con Gabriel nos acercamos a ellos.

- ¿ No pensáis hacer nada?-pregunté.
- ¿ Y qué quieres que hagamos?
- Pues no sé, Andrés, pero quizás podríais dar un paseo, hace un día espléndido.
- Apoyo a Aurora, os vendría bien ir a pasear y hablar y bueno, esas cosas.- dijo Gabriel.
- Claro, como vosotros sois novios no os importa estar juntos, pero es que no se si no os habéis dado cuenta de que nosotros solo somos amigos.
- Pues pasear como amigos. –sonreí.
- Vale, si nos vas a dejar solos de cualquier manera, mejor paseamos, bueno, a no ser que Ali prefiera hacer otra cosa..- Andrés habló.
- El plan esta bien, vamos a dar una vuelta por la playa.
- Así me gusta.- reí.

Ali y Andrés ya se habían ido y a mi se me había ocurrido una idea para hacer con Gabriel.

- ¿ Sabes algo Gabriel?
- Que eres preciosa.
- Y tu bobo. Pero no es eso. Te tengo una sorpresa.
- ¿Si? Pues me encantan las sorpresas y más aún si son tuyas...- me abrazó por detrás y yo sonreí.
- Ven conmigo.- le dije.

Le llevé hasta la orilla del mar y cogí una concha.

- ¡Búsqueda de conchas!
- Me gusta, pero con una condición.- rió.
- ¿Cuál?
- A cada concha que encuentre me tienes que dar un beso, donde quieras.
- Me parece bien. Lo mismo digo.- sonreí, me iba a gustar ese juego.

Encontramos muchísimas conchas y nos dimos infinidad de besos, cada uno distinto, pero todos igual de perfectos.
Me lo pasé muy bien en la playa, todo he de decirlo, no sólo por estar con Gabriel, sino porque cuando terminamos el juego mis amigas y yo hicimos un castillo con ayuda de los chicos y nos pusimos todos perdidos de tanta arena.
Tenía ganas de pasarlo tan bien con una buena compañía y qué mejor que con mis amigas y con mi novio.

Fuimos al hotel a darnos una ducha y después salimos a comer a un restaurante italiano con vistas al mar.
Recuerdo su nombre, “ amore mio” era el sitio perfecto para nosotros.

Nos sentamos por parejas, y pedimos, casi todos pasta menos Gabriel y yo que pedimos un carppacio y una pizza pequeña, ambas cosas para compartirlas.
La comida estaba realmente buena, los camareros eran italiano, así que supuse que el cocinero también lo sería.
Después de esa rica comida dimos una vuelta por el paseo marítimo.

Gabriel y yo íbamos de la mano, como las otras dos parejitas.
Ali estaba cada vez mejor, quizás lo habíamos conseguido y por fin se querían Andrés y ella.

A las tres horas aproximadamente nos encaminamos hacia el puesto de la playa de las motos de agua.

Cada pareja alquiló una, yo jamás había montado en una moto de agua, pero me hacía mucha ilusión, me encantaban las motos normales así que supuse que estas también me gustarían.

Subimos cada uno en su moto y nos adentramos en el mar, la moto de agua era simplemente alucinante y Gabriel la manejaba a la perfección.
Me agarré a él fuerte, no quería caerme y estropear ese momento tan mágico.

Se paró al lado de la playa, estaba apunto de anochecer. Nos bajamos de la moto y la llevamos de nuevo al puesto. Por lo que vi éramos los primeros en llegar.

Nos separamos un poco del puesto y vimos juntos, cogidos de la mano como anochecía.
Gabriel me cogió de la cintura y me pegó a él. Me miró a los ojos y yo le mantuve la mirada, nunca me cansaría de admirar esos preciosos ojos.
Ambos sonreímos y nuestros labios comenzaron a juntarse, hasta que llegó el beso. Fue muy romántico, igual que el primero.
Al separarnos miré el cielo. Era como la noche en la que Dani y yo habíamos prometido ser amigos siempre, como el solsticio de verano y no se muy bien cómo ni por qué, deseé que Dani estuviese a mi lado.

Me quité rápido esa idea de la cabeza y volví a besar a Gabriel.
Seguíamos besándonos cuando oí un grito, parecía de Ali.
¿Qué habría pasado? ¿Estaba bien? La preocupación me inundó de repente.

3 comentarios: