solsticio de verano

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domingo, 10 de enero de 2010

PRIMER CAPÍTULO

CAPÍTULO 1.EL ÚLTIMO DÍA DE CURSO.


Mi madre me dejó un poco apartada de la puerta, como de costumbre. Me bajé del coche, cogí mi mochila y la dije:

- mamá hoy salgo a la 1.30, espérame en la glorieta.

Como todos los días, yo la decía a la hora y donde me tenía que recoger, y me iba hacia el colegio.
Empecé a andar hacia la puerta cuando note que una voz conocida me llamaba a mis espaldas.

- ¡Aurora, espera!

Me giré, y cuando lo hice pensé que lo mejor hubiese sido que siguiera para adelante, era Dani, justo la persona que no quería encontrarme.

- ¿Qué quieres?
- Saber por qué ayer me colgaste así.
- Porque te lo merecías.
- No te entiendo.
- ¡Eres un borde!

Y me di la vuelta andando, casi corriendo hasta la puerta, donde por fin le perdí de vista.
En la entrada estaba esperándome mi gran amigo Quique, y le di un abrazo enorme, compaginado con una gran sonrisa.

- Bueno, hoy ya es último día ¿eh?
- Pues sí, tiene gracia, todo un curso esperando este día y ahora no quiero que pase.
- ¿y eso? ¿un tal Jaime tiene algo que ver?
- Puede ser..

Y nos reímos, mientras subíamos las escaleras para ir a clase.
Quique tenía un año más que yo, pero había repetido curso, por tanto estaba ahora en el mío, aunque por desgracia no en mi clase.
Era un chico muy simpático que se llevaba bien con todo el mundo, tenía una personalidad muy peculiar, pero era de lo mejorcito que había en mi colegio, aunque no precisamente en los estudios, en eso era un vago, como muchos otros.
Cuando llegamos a la fila, me encontré con Miri, una de las Blue Girls, y una de mis mejores amigas también. Estuvimos hablando hasta que mi clase empezó a subir, entonces nos despedimos y cada una se fue con su clase.
Al entrar en clase me inundaron un montón de emociones, tristeza porque la dejaba, amor porque allí estaba Jaime, el chico que me gustaba, alegría porque había pasado momentos muy buenos allí, nostalgia, al recordar.
3º de la ESO había sido un curso que me marcaría de por vida, de eso no me cabía la menor duda.
Fui a sentarme a mi sitio, la segunda de la tercera fila. A mi lado estaba Sofía, una compañera mía desde que iba a la guardería, y que aunque no saliésemos juntas los fines de semana, siempre nos habíamos llevado bien.
Detrás de Sofía se sentaba Jaime, ese chico que me tenía completamente loca, y al que no me sacaba de la cabeza. Nos ayudábamos mucho en clase, el entendía cosas que yo no y al contrario, además era maravilloso.
Luego, delante mía acababa de sentarse Mario, el chico más gracioso de la clase, era con el que más me reía sin ninguna duda, y por el que una vez llegué a sentir algo más que amistad, pero ese sentimiento desapareció hace mucho tiempo.

- ¡Aurora! Hola, ¿qué tal?
- Hola, Jaime. Genial ¿y tú?
- Muy bien, la verdad, estaba deseando que llegase este día, por fin acaba el curso.
- Pues sí por fin, ya era hora.

Intenté sonreír, y traté de que no pareciera falso. Era cierto, tenía ganas de que acabase el curso, pero iba a echar demasiadas cosas de menos.

- Auro, que mona vas hoy ¿no?
- Que graciosillo eres Mario, siempre igual. Menos mal que hoy es el último día de curso.
- Sí, pero tienes que reconocer que te da penita no volver a estar en la misma clase que yo.
- De acuerdo, lo admito.
- ¡Lo sabía! Si es que dejo marca.
- Pero que creído eres, no cambiarás nunca.
- Eso espero. Aunque alo mejor dentro de unos años doy un giro de 180 grados, espero que no.
- Pues no se que prefiero yo.
- Tu me prefieres así que lo sé yo.
- Lo que tu digas.

Mario, el gracioso de la clase ya me había hecho empezar el día con una sonrisa, y sí, le iba a echar de menos, pero solo si seguía siendo igual.
El tutor nos soltó la típica charla de fin de curso, y terminó por desearnos unas buenas vacaciones. Eso era justo lo que yo deseaba, tener unas vacaciones maravillosas, para olvidar todos los problemas de lo que llevaba de año.
Las 12.30 de la mañana, todos impacientes, alegres, con un brillo en los ojos. Suena el timbre que da por finalizado el curso y la gente grita de la emoción, se despide de los compañeros, sonríe de oreja a oreja y sale de la puerta de clase casi corriendo.
Antes de que Jaime y Mario hiciesen lo mismo, me despedí de ellos, sobretodo de Mario, a Jaime le iba a ver en unas horas. Le di un beso sonoro en la mejilla y me abracé a él, estaba segura de que no se esperaba que fuese tan emotiva con él, pero no pude evitarlo, le iba a extrañar, mucho.
Cuando terminé de despedirme de todos salí de clase, bajé las escaleras y llegué al patio, donde me esperaban las Blue Girls, todas, menos Lucía.
Nos abrazamos, sonreímos, esa tarde tenía que ser genial, o eso esperábamos todas.

- Esta tarde acordaos, botellón, quedamos en el parque de detrás de mi casa.- dijo Miri.
- Si, vale ¿a que hora?-preguntó Talía.
- A las 5.30.
- ¡Ok!

Las Blue Girls, eran todas mis amigas incluida yo. Del colegio; las dos Miri, Talía, Rosalía, Cata, Lucía y yo. Y de fuera, Clara y Estrella.
Cada una se fue a su casa.
Al entrar en casa me quité el uniforme con el que tantas cosas había vivido, y lo dejé estirado en la cama y me puse una falda que no usaba para salir y una camiseta ajustada. Me puse a hacerme la comida, espaguetis con queso y salmón, estaban riquísimos, se me daba bien cocinar.

Después de una rica comida, me empecé a preparar, tenía que estar deslumbrante, me iba a ver Jaime.
Me puse unos shorts negros muy elegantes y una camiseta roja con el escote de pico, me quedaba muy bien. Yo nunca me había considerado guapa, aunque la mayoría de los chicos dijera lo contrario, siempre había pensado que era normal, una más del montón, pero en ese momento me veía guapa. Me maquillé, me peiné bien el pelo, incluso me lo alisé un poco y ya estaba lista.Cogí mi bolso, metí el móvil, la cámara de fotos, el brillo por si acaso, chicles para los que bebieran. Busqué mis llaves y con ellas en la mano y todo lo que necesitaba cerré la puerta y eché la llave. Sería una tarde muy especial.

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