solsticio de verano

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domingo, 28 de febrero de 2010

SOSLTICIO DE VERANO 48

CAPÍTULO 48. LÁGRIMAS Y ALGO MÁS.



Pasamos la tarde en casa de mi abuela, viendo la tele, hablando de nuestras cosas. Me contó todo sobre él.
Hacía surf, ya que tenía un chalet en un pueblo de Murcia. Le encantaban los deportes, de todo tipo, como a mí y la música. Lo que él más escuchaba eran grupos de rock, como AC-DC, y tocaba la batería. Su color preferido era el verde, en cualquier tonalidad. Tenía 19 años y su cumpleaños era el 12 de marzo, por tanto era piscis. Me dijo que las chicas le gustaban mucho, pero solo para un rollo, nunca se había enamorado. No tenía novia, cosa que me resultó muy rara puesto que era un pivón. Me habló de su familia y me contó lo mucho que le había hablado de mí. Cuando me dijo eso no pude evitar pensar en Gabriel, a él también le había hablado de mí.
Después de una larga tarde, aunque entretenida, llegó la hora de cenar.
No tenía hambre así que me fui a mi cuarto.
Guille y Vicente se quedarían en casa de mi abuela hasta que pasasen las fiestas, en la habitación continua a la que compartían con mi prima. Estaba segura de que sería muy agradable compartir techo con ellos, eran realmente simpáticos.

Me metí en mi cama, después de ponerme el pijama de rayas de hello kity.
Me quedé pensativa mirando al techo.
Gabriel estaba con otra, en el mismo sitio donde estuvo conmigo- pensé, aún no me lo creía.- y luego cuando me fui después de gritarle, Guille le dijo que esta vez se la pagaba. ¿ya se conocían?- mi cabeza estaba hecha un completo lío.

Alguien llamó a la puerta de mi habitación.

- ¡Pasa!- grité.
- Hola, prima.- Era Guille y estaba en pantalón de pijama, sin camiseta. Madre mía que cuerpo- pensé.
- Hola, Guille. ¿qué haces tú por aquí y a estas horas?- eran solo las once.
- No es tarde y lo sabes perfectamente. Solo quería saber cómo estabas. Te he notado algo triste esta tarde. ¿Gabriel tiene algo que ver?- me preguntó. Lo sabía, le conocía.- pensé.
- ¿conoces a Gabriel?
- Si, éramos colegas, hasta que me robó a mi novia.- me quedó petrificada, no sabía que Gabriel era así.
- Lo siento, no sabía nada.
- No te preocupes pequeña, de eso hace ya unos años. ¿tú de qué le conoces? Te vi bastante afectada cuando le viste con Lidia.
- Es mi novio, bueno lo era. Dios no tengo ni idea de lo que es ahora.- entristecí al recordar todos los te quiero que él me había dicho. Todo había sido una mentira y yo un simple rollo de quince días.
- ¿tu novio? ¿el novio de mi prima?- le costaba asimilarlo.- dios te juro que lo mato..- parecía bastante enfadado.
- Guille, tranquilo, no le hagas nada, no merece si quiera que le miremos a la cara. Ni tú ni yo ni nadie.- dije intentando convencerme también a mí misma.
- Tienes razón. Pero eso sí, como se le ocurra ponerte una mano encima, lo mato.
- Me la ha puesto muchas veces, Guille, nunca pasó nada de lo que pueda arrepentirme, pero nuestros besos eran bastante apasionados..- me acordé de cada beso, desde el primero hasta el último y entonces sí no pude evitar llorar.
- No llores, por favor Auro.- se sentó a mi lado, en la cama y me apretó fuerte contra su pecho.
- No quiero llorar por ese hipócrita, pero no puedo evitarlo..- hablaba entre sollozos, quitándome todas y cada una de las lágrimas.
- Vamos a hacer una cosa. Mañana te vienes conmigo a la fiesta de un colega. Tienes que conocer a gente nueva y airearte un poco.
- No se si voy a poder Guille, aún estoy bastante afectada..
- Ni afectada ni leches, te vienes conmigo. Y tranquila, no me voy a separar ni un segundo de ti.
- En ese caso vale.- le sonreí.

La tristeza aún me invadía, pero Guille estaba consiguiendo que todo lo relacionado con Gabriel saliese pronto de mi interior, para no sufrir más.
Como Guille quedaban muy pocos y de eso estaba segura.
Me abrazó y me dio un beso suave en la mejilla, tras desearme buenas noches. Le ví levantarse, abrir la puerta y apagarme la luz. Entonces sonreí, era mi primo mayor, jamás había tenido uno y aunque no fuese directo sino primo tercero, me encantaba saber que podía confiar en él.
Me dormí enseguida y comencé a soñar.

Guille y yo estábamos en un campo lleno de flores de todos los colores, reíamos, corríamos y jugábamos como dos niños pequeños.
Me cogió de la mano y me subió a lo alto de una colina. Miré hacia abajo y vi todo un prado verde. Aún cogidos de la mano comenzamos a rodar colina abajo. Terminé encima suya, riendo. Sus ojos brillaban y me miraban como si fuese a extinguirme. Yo le mantenía la mirada, me encantaba la luz de sus ojos. Comenzamos a acercar los labios. Yo sonreí y él me respondió con otra sonrisa. Y entre flores silvestres, campo verde, un sol que brillaba como nunca en el cielo azul y despejado, le besé. Besé a mi primo mayor como nunca había besado a nadie. Sus labios encajaban perfectamente con los míos. No nos separábamos ninguno de los dos, nuestras respiraciones eran entrecortadas. Al fin yo conseguí separarme un poco. Él acercó sus labios a mi oído y me susurró algo. “Jamás me había enamorado, hasta que te encontré. Eres mi cielo, mi tierra mi aire y mi agua. Eres cuanto deseé. Te quiero!”

Desperté sobresaltada, había soñado que me besaba mi primo mayor y que me decía las cosas más bonitas que me habían dicho nunca. Sonreí para mis adentros.
No puede ser, Aurora, él no, es tu primo mayor. Y además de eso ¿no has sufrido suficiente?- pensé, pero yo misma me contesté, esta vez en voz alta.- si quieres a alguien da igual que puedas sufrir, arriésgate, no pierdes nada, sólo ganas.

- ¿Aurora?- Nieves me había oído.


Me hice la dormida, no quería explicarle nada a Nieves y mucho menos eso. Sólo sabía una cosa, Guille era mi primo, había soñado con él, pero tenía que olvidarme de ese sueño. Era uno amor como el de Dani, total y absolutamente imposible para mí.

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