solsticio de verano

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martes, 16 de febrero de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 40

CAPÍTULO 40. CIERRA LOS OJOS Y SUEÑA.



Me desperté y miré a mi alrededor, estaba tumbada en el pecho de Dani, y él me miraba. En el momento en el que nuestras miradas se cruzaron sentí algo de vergüenza, ¿qué me estaba pasando con él?
Le sonreí y él me devolvió la sonrisa, estaba tan a gusto en su pecho. Su camiseta olía a él, y eso me reconfortaba, aunque no entendía muy bien lo que me pasaba estaba feliz, y eso no podía evitarlo, por más que quisiese.

- ¿has dormido bien bella durmiente?
- Pues ahora que lo dices si..perfectamente.- sonreí.
- Y ¿se puede saber con qué soñabas?
- Pues no me acuerdo, pero ¿por qué lo preguntas?
- No hacías más que sonreír, se te veía muy contenta.
- Pero bueno, ¿cuándo me has visto a mí no sonreír?
- La verdad, solo una vez, pero no quiero recordarla.- al decirme eso me vino a la mente la vez que él decía no quería recordar.

Estábamos los dos, juntos en un columpio del parque, éramos unos niños cuando sucedió. No hacíamos más que reírnos, disfrutar del buen día que hacía, puesto que aunque fuese primavera, se estaba muy a gusto en la calle, al sol.
Se nos acercó un chico mayor que nosotros con su grupo de amigos, yo les tenía miedo así que intenté no mirarles. Uno de ellos, el que mandaba, se puso justo detrás mía y empezó a acariciarme la espalda. Yo solo le podía gritar que me dejase en paz, que no había hecho nada, pero él seguía acariciándome. Como veía que no iba a dejarme en paz, le di una patada en la espinilla y empecé a correr. Dani no hacía nada, sólo miraba, ni siquiera se inmutó de su columpio.
Los niños “mayores” me alcanzaron, eran muy rápidos para mi. El de antes me pegó una patada y todos los demás empezaron a insultarme. Yo me mantenía seria, sin llorar, pero también sin la sonrisa que tanto me caracterizaba.
Cuando los niños se fueron, Dani se acercó a mi, él si estaba sonriendo.
Me dijo que había sido muy valiente, pero yo no le hice caso, le grité que le odiaba que era un mal amigo, que no me quería porque no me había ayudado y me fui de allí corriendo y tapándome la cara para que no me viese llorar.

Al recordar ese mal recuerdo de mi infancia, una parte de mí se entristeció. Él también lo recordaba, y ya me pidió perdón, mil veces, pero yo jamás le había perdonado, eso me había dolido demasiado.

Le miré a los ojos y le contesté.

- Dani, no importa que la recuerdes, ya pasó y el pasado atrás se quedó. Estás perdonado y nunca te he odiado, al contrario, sin ti yo no sería ahora nada.- me sinceré, sin apartar la mirada de sus ojos tristes.
- Yo tampoco sería nada sin ti Auro, nada.- y le dio un beso en la mejilla, abrazándome, recuperando de nuevo ese brillo de felicidad de sus ojos y esa sonrisa en su boca.

Nos levantamos de la hierba y aún mirándonos comenzamos a andar.
Una sonrisa tras otra guiaban el camino, aún no habíamos salido del parque.
Sonó un móvil, era el de Dani. Lo cogió deprisa y una sonrisa más grande me hizo imaginar que era su novia.
Me aparté de él para dejarle intimidad. Empecé a andar y me detuve en un banco, enfrente de un grupo de chicos aproximadamente dos años mayores que yo, que, si no me equivocaba, me miraban descaradamente.
Uno de ellos se me acercó, parecía el típico macarra ligón que se cree un dios y que las trae a todas locas.

- Hola guapa.
- Hola.- dije bastante borde, ni siquiera me giré para verle la cara.
- ¿por qué no me miras? ¿Acaso tienes miedo de enamorarte de mi, preciosidad?- me giré y le miré. Tenía los ojos marrones, color chocolate. Le reconocí, jamás podría olvidarme de esos ojos que tanto daño me hicieron. Era él, el niño “mayor” del parque.
- Nunca me enamoraría de ti chaval, no te flipes tanto.
- Eso dicen todas y al final terminan coladitas por mí hasta los huesos.
- Jamás me gustaría un tío que de pequeño iba manoseando a las niñas más pequeñas que él y luego encima las pegaba.
- ¿cómo sabes eso?
- Porque yo fui una de ellas.- le miré desafiante. Odiaba esos ojos, de nuevo el recuerdo me invadió, pero esta vez Dani no estaba allí.
- Bueno, entonces es un placer volverte a ver, preciosa.- me miró de arriba abajo.- estas tremenda.
- Déjame en paz.- la situación se volvía a repetir. La casualidad, el destino o la suerte volvían a mi, pero esta vez por desgracia.
- No muñeca, tu vas a ser mía como que me llamo Richi.- me agarró de la cintura.
- He dicho que me dejes.- dije gritando.
- Ya te he dicho que no, nena y no me discutas o terminarás mal.- me agarró más fuerte, me hacía daño, pero aguanté las lágrimas. No lloraría delante de ese tío.
- Te ha dicho que la dejes en paz. ¿no la has oído o es que estás sordo?- una voz que yo conocía perfectamente estaba justo detrás de mí, enfrentándose al tío asqueroso que me tenía cogida de la cintura.
- Dani, ¡vete!- grité. No iba a permitir que le hiciesen daño, eso no.
- Ya una vez cometí un error, no pienso cometerlo dos veces.
- Dani, contigo siempre, pero sin ti nunca, por favor vete, llama a alguien, ¡vete!
- No hace falta que se vaya.- la voz del tal Richi me sobresaltó.
- ¿me vas a dejar en paz? No me lo creo..
- Si, me acuerdo perfectamente de ti y de tu amigo o novio o lo que sea..
- ¿de qué te acuerdas?- dije algo asombrada.
- Me acuerdo de cuando te acariciaba la espalda, de tus gritos de cómo me pegaste una patada, de cómo te la devolví, pero de lo que mejor me acuerdo es de cuando ese chico al que ahora tú estas diciendo que se vaya, vino a buscarme y me obligó a jurarle que no te volvería a tocar. Incluso siendo él más pequeño que yo me dio miedo, así que se lo juré. Siento todo esto.- y dicho esto se fue, dejándome a mí con una cara de tonta que no podía con ella. ¿de verdad Dani había hecho eso por mí?
- Dani..¿es eso cierto?
- Si..
- ¿por qué nunca me lo dijiste?
- Porque me odiabas por no haberte defendido y cuando volvimos a retomar la amistad no quise volver a sacar el tema, sabía que te dolía.- le miré a los ojos y me emocioné. Sus palabras y sus actos me habían llegado al corazón. Me abracé a él, muy fuerte, casi asfixiándole, y me puse a llorar.

Me llevó abrazada a él a mi casa y ambos nos sentamos en el sofá después de haber puesto una película para verla juntos.
Me estaba quedando dormida, pero no quería, quería pasar con él, viendo sus ojos el mayor tiempo posible, él notó mi cansancio.

- Aurora, deberías dormir.
- No quiero, no tengo sueño.
- No me puedes mentir loca, ahora no.- sonrió
- Pero no quiero perder ni un segundo para estar contigo..pasado mañana me voy y tu en mi pueblo no estarás..- me tapó la boca con su mano y me sonrió de nuevo.
- Han pasado muchas cosas hoy...cierra los ojos y sueña.- me susurró al oído con una voz muy tierna.
- Te quiero Dani.- fue lo último que salió de mi boca antes de que tal cómo quería Dani me quedase otra vez, dormida.

4 comentarios:

  1. Iris!
    Ya me lei todos como te dije JAJAJ lo siento he estado muy liada y ni siquiera me a dado tiempo a escribir.
    Estan geniales, muchos besos nena.

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  2. jajajaja! ya era hora de saber algo de ti! estabas desaparecida!
    gracias guapa! un beso!!!:)

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  3. JAJAJ sisi lo siento ya a ver si me pongo :S
    que estoy desaparecida xD

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  4. nchzxcvbxvxhdfgdhg Jo que lindos, me encanta(L)

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