solsticio de verano

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lunes, 22 de febrero de 2010

SOSLTICIO DE VERANO 45

CAPÍTULO 45. UNA VEZ MÁS.




A la mañana siguiente me desperté bastante tarde, era el día en el que me iría al pueblo y aunque Gabriel estuviese allí, esperándome, una gran parte de mi corazón, por no decir todo, lo único que quería era quedarse aquí, con Dani.
Mi madre ya no parecía enfadada- menos mal- pensé- era lo único que me faltaba.
Me levanté de la cama, aún con cara de dormida y me dirigí a la cocina, mi madre estaba en el salón, oyendo un poco de música mientras planchaba.
Entré en la cocina y abrí el frigorífico para coger la leche, luego el armario para coger el vaso y por último el armario continuo para coger mis cereales. Me senté en la mesa de la cocina y vi el cola cao encima de la misma. Que bien me conoce mi madre- me dije a mí misma en voz muy baja.
Después de un rico desayuno de cereales con leche y cola cao, me fui a mi habitación a escuchar un poco de música. No tenía ganas de hacer absolutamente nada, solo de relajarme y pensar.
Me puse el ipod y me tumbé en mi cama. Aún seguía en pijama, pero no me importaba, estaba muy cómoda.
Justo en el momento en el que había entrado en total relajación, llaman a la puerta. Serán inoportunos-pensé.
Me bajé de mi cama y me quité uno de los cascos. Me fui a la puerta y al asomarme en el salón vi a mi madre cantando, con la música de su mp3 a todo volumen.
Abrí la puerta, sin mirar por la mirilla como hacía otras veces.
Cuando la puerta se abrió pude distinguir perfectamente una cara sonriente, feliz, perfecta, esa cara que esa misma noche había soñado que acariciaba y besaba una y otra vez. Quítate eso de la cabeza, Auro, que pareces tonta. Solo amigos ¿recuerdas?- pensé al verle.

- ¡Hola, Dani!- soné más alegre de lo normal.
- ¡Hola loca!- sonrió.
- Pasa y ve a mi cuarto, mi madre no se entera de nada.- reí.
- Ok.- dijo y al momento se dirigía a mi cuarto, tal como yo le había dicho.
- Bueno ¿y qué haces aquí? Se me hace raro verte hoy, es mi día de regreso al pueblo.
- No, si eso lo sé, eso solo que quería decirte algo, que quizás te sorprenda viniendo de mí.
- No me asustes..
- No, no pretendo asustarte, nada de eso. Es solo que me vi obligado a hacer algo que seguramente no te guste.
- ¿a qué te refieres?
- ¿Te acuerdas antes de ayer, cuando hablamos de tu novio?- mi ánimo de vino un poco abajo al pensar en Gabriel, me estaría esperando, y yo aquí, enamorándome de mi mejor amigo.
- Si, pero ¿qué pasa con él?
- Pues veras es que yo también te dije algo..
- Dani, sin rodeos, por favor.- le miré a los ojos, parecía nervioso.
- No tengo novia, te mentí.- me quedé completamente a cuadros. No me lo podía creer. Dani nunca me había mentido y menos por una cosa así. Normalmente era yo el que le mentía a él en temas relacionados con los novios. Pero él a mí nunca, siempre era cierto lo que me decía. ¿por qué ahora no? ¿por qué me habría dicho esa mentira? ¿por qué narices me sentía tan feliz y libre al saber que me había mentido?

Le abracé y me puse a llorar, no sé el por qué, pero lo hice, fue lo único que me salió en ese momento.

- Lo siento, Aurora, lo siento de verdad, espero que me perdones..- parecía tan arrepentido, y no se daba cuenta de que yo no lloraba por su mentira, sino por alegría de saber que no tenía novia, que me había comido la cabeza pensando en él y luego arrepintiéndome, solo porque tenía novia. Y ahora ella no existía.
- No lo sientas, ¿vale? Estás perdonado.- le miré a los ojos. Notaba como los míos aún estaban hinchados y como las lágrimas de alegría corrían veloces por mi mejilla. Él me mantuvo la mirada y yo me perdí en sus ojazos azules.
- Quería que lo supieses antes de que te fueras. Se que ha sido muy egoísta por mi parte decirte que tenía novia, pero no tenía opción.
- ¿cómo es eso de que no tenías opción? ¿opción a qué?- le miré, esta vez extrañada.
- Tu hablabas tanto de tu novio, de cuanto le querías, que me puse celoso y te quise poner celosa a ti también.- me reí y le abracé de nuevo. La verdad es que lo había conseguido.
- Bueno, pues no lo vuelvas a hacer ¿vale? Que voy a estar un mes y medio sin verte y lo que menos quiero es pensar que me has mentido.- le sonreí.
- No lo haré más.- sonrió también.- ahora tengo que irme, mi primo me espera abajo y supongo que ya estará empezando a pensar mal..conociéndole..- rió.
- Vale, no pasa nada. Yo me vestiré y me iré en cuanto venga mi padre.
- No te vistas, estás muy sexy con ese pijama tan corto.- sonrió y yo me ruboricé.- y más aún si te pones roja.- esta vez rió.
- ¡Pero que tonto que eres!-intenté quitarle importancia al asunto, dándole una pequeña colleja.
- Auch! ¡Oye guapa que eso duele!- rió acercándose cada vez más a mí.
- ¡Ui! Que penita, que el niñito se ha hecho pupa..-reí a carcajadas. Él se acercó mucho a mí y me aferró fuertemente con su brazo la cintura.
- No juegues con fuego o te quemarás.- me susurró al oído, provocando que un escalofrío me recorriera el cuerpo de arriba abajo.
- El fuego del que hablamos es totalmente inofensivo..-sonreí susurrando estas palabras en su oído. Estábamos prácticamente pegados. Podía notar su respiración y el calor de su cuerpo. En ese momento mis labios se empezaron a acercar a los suyos.
- ¡Daniel! Pero ¿qué haces aquí?- mi madre nos había sorprendido entrando a mi habitación. Al verla Dani se separó un poco de mí y yo sonreí. Como si no se hubiese dado cuenta-pensé.
- ¡Hola Clara! He venido a despedirme de Aurora, como no la veré en mes y medio..
- Ya, entiendo, bueno no te preocupes, os dejo solos de nuevo.
- No hace falta, yo ya me iba.- dijo Dani girándose hacia mí y dedicándome una de sus hermosas sonrisas.- adiós Auro, pásalo bien.- y dicho esto me dio un beso muy dulce en le mejilla. Yo no iba a ser menos así que en cuanto mi madre se fue le cogí del brazo, me abracé a él y le besé en la mejilla con la misma dulzura que había hecho él.
- Te echaré de menos.- dije en un susurro. Le acompañé a la puerta y se metió en el ascensor.
- ¡Aurora, yo también te quiero!- oí al darme la vuelta para cerrar la puerta y sonreí. La pasada noche me había escuchado- Reí para mis adentros.- le quiero..

cerré la puerta y me fui a mi habitación para vestirme y prepararme, mi padre estaría ahí en una hora, a la una en punto. Y era muy puntual.
Me vestí rápidamente, con lo primero que pillé en el armario. No era muy fashion, pero valía. Todo lo bonito estaba en la maleta.
Me ajusté el top añil y me puse la camisa blanca, luego los shorts vaqueros, mejor dicho uno de los múltiples que tenía y por último me calcé una bailarinas. Al pueblo se va cómoda, no como si fuese a ir a un pase de modelos- recordé. Esa frase me la habían dicho mis padres muchísimas veces cuando estaban juntos y aún separados, la repetían.
Me di los últimos retoques a mi pelo encrespado, pero bonito y cogí la maleta. Miré el reloj. Las 12.59. En tres, dos, uno... ¡ding-dong! La una de la tarde y mi padre ya estaba en la puerta. Como siempre, puntual- me dije a mí misma y sonreí.

- ¡Hola papi!- me lancé a sus brazos y le di un beso en la mejilla.
- ¿Lista?- me preguntó tras devolverme el beso.
- Totalmente.-reí y le abracé.- adiós mamá.- me despedí de mi madre con un fuerte abrazo y un beso. Bajamos al garaje, y mi padre abrió el coche. Me puse en la parte del copiloto. Una vez más otro viaje más en este coche, pero esta vez sin la compañía de mamá- pensé, y una pequeña lágrima recorrió mi mejilla. Me la quité antes de que mi padre se diera cuenta. El coche arrancó y emprendimos el camino hacia el pueblo, otra vez.

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