solsticio de verano

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jueves, 4 de febrero de 2010

TRIGÉSIMO PRIMER CAPÍTULO

CAPÍTULO 31.DE LA SONRISA A LA DESESPERACIÓN.



Me paré justo enfrente del micrófono de pie que había encima del escenario y en él se encontraba un papelito, parecía con trampa.
“ estaba muy enfadado no sabía que pensar, te veía ahí tumbada y me quería emborrachar”

A Gabriel no se le daba bien eso de la poesía, al contrario que a mí, me encantaba y no se me daba del todo mal.
Lo interpreté a la primera, cuando yo estaba en la tumbona, después de que él viese lo que vio, él estaba sentado en la barra del bar de la piscina, no me lo pensé dos veces y me dirigí hacia allí.

Miré por toda la barra del bar y había una postal pegada a uno de los asientos. Era una foto de la playa de Almería de noche, no puede evitar emocionarme al recordar mi primer beso.
Detrás de la postal había algo escrito, lo leí.
“ acuérdate bien de lo que pasó ese día y de lo mucho que te quiero bombón de chocolate blanco”

Sonreí, me conocía muy bien y yo a él, estaba seguramente en mi habitación, en la terraza, donde me había sorprendido llamándome así y habíamos compartido el bombón de chocolate blanco que tanto me gustaba.

Fui hacia el ascensor, estaba nerviosa, sabía que él estaría allí y entonces yo podría pedirle lo que quisiera, estaba ansiosa por llegar arriba.
El ascensor iba más lento que de costumbre, pero yo lo único que hacía era sonreír. El ascensor se paró, las puertas no se abrían, me había quedado encerrada, lo primordial era mantener la calma.
La sonrisa que tenía hace unos segundos había desaparecido, no podía evitar sentirme angustiada, y nerviosa. Le di enseguida al botón de la campana que había en el ascensor, pero no funcionaba, me estaba empezando a desesperar.
Tranquilízate Auro, pronto saldrás de ahí.- pensé, aunque no las tenía todas conmigo de que eso fuese a pasar así.

Al momento me llevó un mensaje al móvil que gracias a dios tenía cobertura, le abrí rápidamente y me encontré con el mensaje de un desconocido, más bien de una desconocida, y ponía como asunto Gabriel.

“ espero que quedarte encerrada en un ascensor te haga recapacitar, porque Gabriel, el monitor buenorro es solo mío, no te vuelvas a acercar a él o lo lamentarás, eres demasiado gorda, seguro que él nunca te ha querido.”

Me quedé a cuadros, no tenía ni idea de quién me había podido escribir ese mensaje y menos ahora que estaba a punto de ver a Gabriel y de pasar un momento genial con él.

No pude evitar ponerme a llorar, la que me había hecho esto lo pagaría muy caro, además Gabriel si me quería, me lo decía a cada minuto, y yo a él y no podía dejar que nadie me lo quitase y mucho menos con amenazas. Pero yo no era precisamente atrevida, era muy sensible y todo me dolía mucho, lo sé, era una tonta, pero en ese momento quise cambiar, aunque solo fuese para no perderle, le quería de verdad.

Llamé a Gabriel, pero estaba apagado o fuera de cobertura y no le dejé ningún mensaje.
Lore, Bea, Ali y los chicos tampoco lo cogían, se suponía que en el juego de los enamorados no se podía utilizar el móvil.

Estaba desesperada, ya no sabía que hacer y me puse a llorar, sacando toda la angustia que tenía en mi interior.
No podía calmarme y solo se me ocurría una persona que me pudiese ayudar, Dani.
Le llamé y me lo cogió después de tres toques, yo seguía llorando.

- Dani..- intentaba que no se notase que estaba llorando.
- ¿Auro? ¿qué te pasa?- me preguntó, mierda, me había descubierto.
- Estoy encerrada en un ascensor del hotel, me quieren quitar a mi chico y me han amenazado..- dije sollozando.
- Auro tienes que tranquilizarte, ya me hablaras de tu chico, pero ahora lo principal es que me digas que hotel es para que llame y les pueda decir que estas en el ascensor.- contestó intentado calmarme, como siempre, Dani seguía siendo un sol.
- Palm beach Almería, por favor, tengo que salir cuanto antes o me quedaré sin oxígeno.- dije asustada.
- No te preocupes, saldrás sana y salva, no cuelgues, así te haré compañía.

Y no colgué, Dani era la mejor compañía que yo podía tener en esos momentos de desesperación, aunque solo fuese por teléfono, me hacía sentir algo mejor de lo que estaba.
A los quince minutos más o menos vino un técnico a sacarme de ahí, ahora no tenía tanto miedo, seguía hablando con Dani y eso me reconfortaba.
Salí del ascensor, por fin y le agradecí al técnico su ayuda.
Me despedí de Dani, agradeciéndole mil veces el haberme ayudado y mandándole un besazo enorme.

- Vete preparando cuando llegue a Madrid, porque te voy a comer a besos. ¡Te debo mil! ¡Te quiero graciosillo preferido!- y así terminé.

Subí por las escaleras hasta mi piso y abrí mi puerta, no había nadie en mi habitación, me asomé a la ventana y solo encontré una nota.
“ Gabriel está conmigo, no lo busques porque no lo encontrarás”

No podía ser, me lo habían quitado, me metí en mi cama, me tapé hasta el cuello y me puse a llorar, después de unos días inolvidables ahora tenía que pasar lo peor.

En ese momento me di cuenta de muchas cosas que las adolescentes de hoy en día no tenemos en cuenta.
No puedes enamorarte de alguien y ser posesiva con él, porque cuando menos te lo esperas te lo pueden quitar. De la misma manera, me gustaría dar un consejo, si lo único que sientes en tu interior es rabia, furia, dolor, lo mejor que puedes hacer es llorar, no te hagas la fuerte porque sufrirás más.

Llorando, sufriendo y pensando en Gabriel me dormí, pero mis sueños fueron realmente preciosos y no precisamente con Gabriel.

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