solsticio de verano

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domingo, 7 de febrero de 2010

TRIGÉSIMO CUARTO CAPÍTULO

CAPÍTULO 34. DESPEDIDA.




La última noche fue genial, todo hay que reconocerlo. Dani hizo que tuviese más ganas de estar con Gabriel, de bailar con él, de besarle, aunque una parte de mí me decía que no debía estar con él, que me arriesgaba a sufrir, mi corazón me decía que no perdiese esa oportunidad, porque yo a pesar de todo le quería.

Llegó el último día de campamento, el día de la vuelta a casa. Por un momento quería quedarme allí, pero todo, tanto la mente como el corazón me decían que debía volver, que lo que me esperaba en Madrid me iba a gustar, mucho, además vería a Dani después de 16 días sin estar con él, las ganas de verle podían con todo.

No nos levantamos muy pronto ese día, hacia las diez más o menos, saldríamos a las doce de allí, así que tendríamos tiempo.
Nos levantamos las cuatro prácticamente a la vez. Nos duchamos rápido y nos vestimos muy normalitas.
Lore llevaba una mini negra y una camisa bastante escotada de un verde claro. El pelo se lo había recogido en una coleta al lado.
Bea llevaba unos piratas blancos, pero no transparentes, un top fucsia y dos trenzas en el pelo.
Ali, llevaba una falda larga de un rojo muy clarito y una camiseta de escote de barco. El pelo lo llevaba suelto con una diadema de flores rojas.
En cuanto a mí, me puse mis shorts vaqueros preferidos, una camiseta palabra de honor azul celeste y el pelo suelto, sin nada, aunque llevaba mi goma de la suerte en la muñeca por si acaso me mareaba en el viaje.

Preparamos las últimas cosas que faltaban y bajamos a desayunar.
Los chicos esperaban en la puerta del comedor, estaban todos menos Gabriel, ¿dónde se había metido?

- Si te preguntas por Gabriel, te está esperando en los sillones de recepción, él ya ha desayunado.-me dijo Manu dándome antes un abrazo. Me llevaba muy bien con él, quizás con el que mejor, me recordaba mucho a Mario.
- Vale, ahora iré, pero primero un buen desayuno, que estoy hambrienta.- sonreí.

Desayuné lo más deprisa que pude, Gabriel me estaba esperando y necesitaba besarle, solo había pasado una noche y ya le echaba de menos.
Salí corriendo del comedor en dirección al recibidor del hotel, donde le vi, sentado en un sofá.

- Aurora, por fin has venido.
- Si, es que tenía que desayunar señorito.
- Lo sé señorita.
- Bueno, ¿qué es lo que querías?- sonreí y le di un rápido beso en los labios.
- Despedirme, no vamos en el mismo autocar y no nos veremos en cuatro días.
- Es verdad, no quiero despedirme de ti,¿ no puedes venirte en mi autocar?
- No cielo, eso ya lo han decidido, yo no puedo hacer nada.
- Entonces, ¿nos veremos en el pueblo?
- Por supuesto, allí estaré, esperándote.
- ¡Si! Y que no se te olvide llevar la moto, que me encanta ir en moto y más si conduces tú.- le sonreí y me abracé a él. Así estuvimos un rato.
- Me voy ya.- me miró algo triste.
- Te voy a echar de menos señorito.- le dije al oído- te quiero.- le miré a los ojos y sonreí.
- Te quiero mucho Aurora.- y me besó. Fue un beso dulce, lleno de sentimientos, unos que ya conocía y otros que estaba descubriendo. Me sentía genial probando de nuevo el sabor de sus labios, pero algo en mi interior me decía que eso no era un beso de amor verdadero.

Nos separamos, después de unos cuantos besos más y él se subió a su autocar.
Pronto salió el mío también, mi maleta pesaba toneladas, porque además de lo que había traído llevaba regalos para mi prima y un detallito para Dani.

Subimos al autobús, se sentaron las parejas juntas, por tanto me tocó quedarme sola en el asiento continuo al de Ali y Andrés. Me tomé mi pastilla para el mareo y me puse el mp4, intentando mirar lo menos posible a las parejitas, que no paraban de hacerse mimos.
El autocar se puso en marcha, y yo decidí relajarme y pensar en todo lo bueno del campamento, en lo bien que lo había pasado, en todo lo que había logrado sentir en tan poco tiempo y en Gabriel, que era lo que más me importaba en esos momentos.

- Hola Auro, ¿cómo llevas el viaje?- Manu se había sentado a mi lado.
- ¿Y tú que haces aquí? ¿y Lore?- le pregunté, extrañada.
- Yo te he preguntado primero- rió.
- Pues bien, el viaje bien, aunque algo aburrido.
- Pues Lore está dormida así que cómo te he visto muy sola me he acercado a ti, ¿estoy pecando?- rió de nuevo y me hizo reír a mí también. Una de las virtudes de Manu era hacer reír a la gente.
- No, no estas pecando, pero te daría lo mismo ¿a que si?
- Que bien me conoces, y eso que solo nos conocemos de quince días. El campamento se me ha pasado volando.
- Ni que lo digas, a mí también se me ha pasado volando.
- Lo bueno es que tengo la seguridad de poder estar con Lore en Madrid, vivimos realmente cerca.
- Para que veas lo que hace el destino y la casualidad.
- La suerte también tiene mucho que ver.
- Es verdad.- sonreí, yo había tenido mucha suerte en coincidir con Gabriel en este campamento, pero el destino y la casualidad también habían jugado bien sus cartas.
- Anda Manu, vete con Lore, no tardará en despertarse.- le sonreí.
- Vale, pero no sin antes estrujarte un poquito.- no me dio tiempo a reaccionar, me abrazó y me estrujo hasta casi dejar sin aire y luego me hizo cosquillas.
- ¡Para Manu!- dije en un tono algo elevado, entonces él me tapó la boca con la mano y se rió.

Estuvimos así un rato, haciéndonos bromas y diciendo tonterías, me lo pasaba en grande con Manu. Se fue a su sitio en cuanto Lore se despertó, les vi dándose un precioso beso de enamorados y me dieron algo de envidia. Yo también quería tener a Gabriel allí.
Ya faltaba poco para llegar a Madrid, solo una media hora, estaba deseando pisar el suelo de las preciosas calles de mi ciudad.

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