solsticio de verano

solsticio de verano

jueves, 11 de febrero de 2010

TRIGÉSMO SÉPTIMO CAPÍTULO

CAPÍTULO 37. ENAMORADO DE MÍ.




Fer y yo volvimos a mi casa, no era muy tarde, pero tampoco excesivamente pronto. A las 10 en punto estaba metiendo la llave en la cerradura de mi acogedora casa e invitaba a Fer a entrar en ella.
Sabía perfectamente que estaba haciendo mal en pasar tanto tiempo con Fer teniendo novio, pero no lo podía evitar, Fer era tan amable, educado, cariñoso y tenía unos labios dignos de besar.
Al entrar, él se sentó en el sofá mientras yo iba a retocarme un poco el pelo, tenía que parecer guapa al menos.
Salí del baño algo más presentable y me dirigí al salón. Me paré en la puerta y me escondí detrás de ella antes de que él pudiese verme, estaba hablando por teléfono.

- Sara, creo que me estoy enamorando de ella.
- Ya, pero no puedo evitar sentir lo que siento.
- Lo sé es un error, pero no me voy a rendir fácilmente.
- Vale, te veo en casa.

Me quedé atónita, estaba enamorado de mí. Estaba segura de que Sara su hermana, le había dicho que no se enamorase porque yo tenía novio, pero él insistía en que no iba a rendirse. Al llegar a esa conclusión, un escalofrío recorrió mi cuerpo de arriba abajo, era una sensación extraña, que nunca había experimentado, me notaba decaer.
Salí de detrás de la puerta y me acerqué a él, con cuidado de no caerme, veía todo algo borroso y no distinguía bien dónde estaba el suelo.
Fer se debió dar cuenta, porque me cogió en brazos y me acunó en su regazo hasta que me desperté de nuevo. Me había desmayado.

- Aurora, ¿estas bien?
- Eso creo, no se muy bien por qué me ha pasado esto..
- Pues yo tampoco, solo se que me has pegado un susto..
- Vaya, lo siento, no era mi intención..
- No te preocupes, lo bueno es que ahora estas bien ¿no?
- Si, ya estoy bien, gracias por ayudarme.
- No me las des.- y me sonrió, con esa sonrisa tan bonita que tenía y que derretía a cualquier chica.

En ese momento pensé en Gabriel y me acordé de su sonrisa y de lo bien que estábamos al principio, como una chica desconocida para mí estropeo todo lo que yo sentía por él y en ese momento me di cuenta de que nada sería igual con Gabriel, ya no le quería como antes.

Me senté con Fer en mi sofá y decidimos ver una película, teníamos gustos muy parecidos así que no nos costó mucho elegirla, una romántica, Antes que termine el día.
Antes de ponerla, pedimos una pizza, mi madre llegaría de madrugada ese día así que no corría ningún peligro de que viese a un chico en mi casa. No le haría nada de gracias y menos aún si supiese que tiene dieciocho años y que me esta empezando a gustar.
Cuando llegó la pizza, de jamón york, ternera y extra de queso (mi preferida), pusimos la mesa pequeña y nos sentamos. Puse la película y mientras cenábamos la vimos.
La verdad es que era preciosa, había mucho, muchísimo amor y en alguna parte se me escapó alguna que otra lagrimilla. Era muy sensible, no lo podía evitar.
Al ver una imagen de la pareja juntos, me acordé no entiendo el motivo, de Dani. Sobretodo de un momento que habíamos vivido juntos, cuando aún estaba enamorada de él.
Estábamos andando por las calles de mi barrio, me estaba acompañando a ir a jugar al tenis y luego jugaríamos al ping-pong un rato. Me esperó hasta que terminé mis clases de tenis, sin quitar nunca la sonrisa y dándome ánimos cuando fallaba alguna bola, siempre estaba ahí, conmigo. Al terminar tenis íbamos a jugar al ping-pong, muchas veces le había ganado, pero la vez que mejor recuerdo me ganó él. Yo me enfadé un poco, soy muy mala perdedora en algunos juegos, ese es uno de mis peores defectos, pero a él no le importó. Me dio un abrazo de esos a los que no te puedes resistir y un beso en la mejilla, tan dulce como nuestra amistad. Pasamos toda la tarde haciendo justo lo que hacía la pareja de la película, pero cambiando los besos por los abrazos. Parecíamos dos locos por la calle, la gente nos miraba mal, pero eso no importaba, éramos felices, como amigos.

Terminó la película y Fer y yo nos miramos. Yo aún tenía los ojos húmedos, debería estar horrible, pero eso a Fer no le importó, volvió a sonreír, haciendo que cada vez me sintiese mejor a su lado.
Iba a besarme, pero oí la puerta de mi casa, no podía ser, mi madre iba a entrar de un momento a otro en casa y me caería una buena.

- Fer, ponte detrás de la puerta, cuando me lleve a mi madre lejos te vas ¿vale?
- Vale, no te preocupes, ya lo he hecho otras veces.
- ¿a si? Y ¿con quién? ¿con otras chicas?- le miré medio enfadada. Pero no era hora de enfadarse, sino de trazar un plan para que mi madre no me pillase.
- Vale, en tres dos uno...- Fer se puso detrás de la puerta un segundo antes de que mi madre terminase de abrirla.- ¡Hola mama! Que pronto has llegado ¿no?
- Si cielo, es que tenía ganas de verte, te he echado mucho de menos, cielo.
- Y yo a ti mami, mira ven a mi cuarto que te voy a enseñar una cosita que te he comprado en Almería.- me la llevé lo más rápido que pude y al girar la vista vi a Fer irse, pero no sin antes tirarme un beso y guiñarme un ojo, yo le sonreí.- adiós.- susurré y cerré la puerta antes de que mi madre sospechase nada.

2 comentarios: