solsticio de verano

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lunes, 1 de marzo de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 49

CAPÍTULO 49. CARRERA.




Me levanté pronto, serían las 10 de la mañana. Me vestí muy normal, con unos piratas blancos y una camiseta de manga corta rosa. Salí de la habitación con cuidado, no quería despertar a Nieves.
Entré en la cocina y me preparé el vaso de leche. Cogí mis cereales y me fui al comedor. Parecía que mis abuelos se habían ido de paseo, como cada mañana y mis primos dormían. Puse la televisión, no había nada interesante, así que cogí el ordenador y me conecté al tuenti. 5 peticiones de amistad, 5 mensajes privados, 18 fotos etiquetada y ningún evento, gracias a dios.
Empecé mirando las peticiones, eran de Manu, Pedro, Andrés, Fer y Gabriel. Las acepté todas, incluida la de Gabriel, total el tenerle en el tuenti no me mataría. Miré después las fotos, eran las del campamento, sonreí al recordar momentos con mis amigas, sobretodo al ver la foto que yo las hice en una playa un tanto extraña.
Tras ver las fotos vi los privados. Tenía uno de Dani, otro de Jaime, de Fer, de Manu y de Gabriel. El de este último ni me molesté en leerlo, directamente lo borré. No me apetecía leer nada, así que cerré el tuenti, ya los vería en otro momento.
Me terminé el desayuno y salí al patio, necesitaba que me diese el aire un poco.
Me senté en la hamaca de mi abuela y miré al cielo, dejando la mente en blanco.
- Estas aquí.- una voz sonó a mis espaladas, era Guille.
- Sí, buenos días dormilón.- reí y me acordé del sueño, pero de inmediato me lo saqué de la cabeza.
- ¿cómo estas hoy?
- Pues algo mejor que ayer, gracias.- entonces fue cuando le miré, estaba como anoche, con el pantalón corto del pijama y con el torso al descubierto, me ruboricé al verle así.
- Me alegro de que estés mejor, recuerda, esta tarde vienes conmigo a la fiesta, me digas lo que me digas.
- Lo sé, pero ¿no hay nada que pueda hacer para no ir?
- Me parece que no.- me sonrió y me cogió en brazos. No tuve más remedio que agarrarme fuertemente a su cuello.
- ¿a dónde me llevas?- le pregunté
- A la cama de mi tía.- me quedé alucinada, me iba a llevar a la cama de mi abuela, pero ¿para que?
- No, no, ¿para que me quieres llevar allí?
- Ya lo verás.- entramos en la habitación de mi abuela y me tiró a la cama, poniéndose él encima. Yo esta un poco incómoda, ¿qué pretendía hacer? Todas las dudas se fueron cuando empezó a hacerme cosquillas.
- Para ¡para!- empecé a reírme mucho. Tenía demasiadas cosquillas.
- Así me gusta, que te rías, ¡esa sonrisa no se podía perder por nada!

Estuvimos así un rato, pasándolo bien, haciéndonos cosquillas el uno al otro, hasta que la puerta de la calle sonó, golpeaban bastante fuerte.
Fue Guille el que abrió, yo estaba detrás suya. Era Gabriel.

- ¿qué haces tú aquí?- Guille estaba bastante cabreado.
- He venido a hablar con Aurora.
- No, no vas a hablar con ella.
- Creo que esa decisión no la tomas tú, sino ella.
- Ella no quiere hablar contigo.- me miró para que le mostrase apoyo y asentí.
- La estás obligando, ¿quién te crees que eres para no dejarla hablar conmigo?
- No le digas que eres mi primo- le susurré a Guille en el oído para que solo él me oyese.
- Soy su novio, ¿algún problema?- yo me quedé muda y a Gabriel le cambió la cara. Parecía muy enfadado.
- Su novio soy yo.- dijo elevando el tono de voz.
- Tu ya no eres nada para mí.- conseguí hablar abrazándome a Guille.
- Si lo soy, soy tu novio y este no se que coño pinta aquí contigo.
- ¿Tanto te molesta que esta vez haya sido yo el que te quite la novia?- ese comentario me dolió, Guille me estaba utilizando para vengarse de Gabriel.
- No me la has quitado, Aurora es mía.
- ¡Yo no le pertenezco a nadie1- grité y le di una torta a Gabriel en la cara. No supo cómo responder.- y ahora mismo te largas de mi casa, tu ya no eres mi novio, te dejo. Vete con tu amiguita Lidia que seguro te divierte más que yo.- y tras decir esto le cerré la puerta en las narices.
- Bien hecho Aurora.- me dijo Guille ya más relajado.
- No me dirijas la palabra.- le dije. Me había utilizado y eso me hacía mucho daño. Sentía algo más que amor familiar por él.
- Pero Auro..

Abrí la puerta y eché a correr, sin dirección, sin rumbo, solo correr. Me paré en un camino que conocía a la perfección, estaba cerca del pozo de los deseos. Me di cuenta de que llevaba el móvil, no tardé en sacarlo y ponerle un mensaje a Nieves de que estaba bien.
Luego me quedé pensando en todo lo que me había pasado lo últimos días y lloré, lloré sin vergüenza, sin miedo.
Abrí el móvil y busqué en mi agenda un nombre, un nombre que sabía me alegraría el día, Dani. Le llamé, cuando acabé de llorar.

- ¿Si?- se oyó su voz al otro lado.
- Hola Dani.
- ¡Auro! ¿qué te pasa? Te noto triste.
- Me han pasado muchas cosas en solo dos días Dani, demasiadas.
- Dime, ya sabes que estoy aquí para lo bueno y para lo malo.
- Lo he dejado con Gabriel porque le pillé poniéndome los cuernos y han venido dos primos terceros míos, uno de nuestra edad y otro de 19 años.
- ¿Qué? no me puedo creer que ese pedazo de cabrón te haya hecho eso. Si llego a estar allí le meto una paliza. Y ¿cómo es eso de que tienes dos primos?
- Si, tal como lo has oído. Uno de ellos, el mayor ayer estaba conmigo cuando pillé a Gabriel con otra, pero hoy me ha utilizado.
- ¿qué ha hecho qué? pero ¿todo el mundo se ha vuelto imbécil por tu pueblo?
- Eso parece..-sonreí ante el comentario. Dani siempre sabía como sacarme una sonrisa.
- Tu no te preocupes que todo pasa, ya lo sabes y en cuanto vengas me vas a tener aquí.
- Lo sé, gracias Dani.
- Para eso estamos. Un beso.

Y colgó antes de que yo pudiese despedirme.
Estaría ocupado- pensé.

Me levanté de la roca en la que me había sentado y me dirigí al pueblo, ya no estaba tan mal, Dani me había ayudado, otra vez. Tenía que afrontar todos y cada uno de los problemas que tenía, enfrentar a Gabriel, decirle a Guille que me había dolido, ir a esa fiesta y pasarlo bien con gente extraña que quizás algún día serían mis amigos.
“Si no te arriesgas no ganas nada, pero si te arriesgas no pierdes nada y ganas mucho, seguridad en ti misma.” Esta frase la había leído en un libro de psicología de una amiga de mi tía y tenía toda la razón.

Llegué a la calle de mi abuela y vi a Guille llorando. Me escondía detrás de un coche para que no me viera. ¿Qué le pasaría?


PARTE NARRADA POR GUILLE.


Cuando vi a ese desgraciado enfrente mío, en la puerta de la casa de mi tía y preguntando por mi prima, me entraron unas ganas tremendas de pegarle una paliza, pero me contuve, por ella.
Aurora me había hecho sentir tantas cosas en tan poco tiempo, no entendía el por qué, pero era así y ella era real. Lo malo es que era mi prima.
Estaba a punto de decirle al desgraciado que yo era el primo de Aurora, pero ella en un susurro me pidió que no lo hiciera, que no le dijera que éramos primos. Entonces quise hacerle daño, tanto cómo me había hecho él a mí, le dije que era mi novia. Sabía que se iba a poner furioso, que le dolería, por eso lo hice, pero no pensé que también le dolería a Aurora.
Yo no quería hacerla daño, jamás, pero no me di cuenta, en ese momento estaba cegado por la venganza.
Aurora sufrió con mis palabras, lo noté en su forma de dirigirse a Gabriel y después al dirigirse a mí. Me gritó que no la hablase, abrió la puerta y echó a correr. La seguí, pero un coche se interpuso en mi camino. Entonces la perdí. La busqué por los alrededores, pero no estaba. Volví a la casa por si había regresado, pero no se encontraba allí, entonces me derrumbé.
La había echo daño y eso me mataba por dentro.
Era mi prima, pero yo la quería mucho más. En ese momento me di cuenta, estaba enamorado de mi prima y no lo podía evitar.

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