solsticio de verano

solsticio de verano

martes, 9 de marzo de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 55

CAPÍTULO 55. COMO SI LES LEYESE LA MENTE.





Volvimos a casa, mi abuela ya estaba esperándonos en la puerta, parecía preocupada. Ahora solo podíamos mentir.

- ¡Hola abu!
- Aurora, Guillermo, ¿pero dónde os habíais metido?
- Es que cómo Guille ha visto muchos sitios cerca de aquí, preciosos por cierto, pues me ha llevado a uno de ellos y así hablábamos y nos conocíamos más.
- Me parece muy bien, chicos, pero la próxima vez al menos avisar.
- Lo siento, tía, no se preocupe, no volverá a ocurrir.- Guille era muy educado. A mi abuela le encantaba.
- Eso espero. Poneros guapos, esta noche hay un concierto en la plaza, porque mañana empiezan las fiestas.- ya se me había olvidado que mañana era el día en que empezaban las fiestas del pueblo. Eso conllevaba un mogollón de gente por las calles, jóvenes de botellón por la noche y mucha marcha. Me encantaban las fiestas y ese año las pasaría con Guille.
- Vale abu, dame media hora y ya estoy.- sonreí y me fui a mi habitación para prepararme. Tenía que ponerme guapa, sería una noche un tanto movidita.

Entré en mi habitación con una sonrisa de oreja a oreja, feliz, enamorada, ilusionada. Tenía novio, un novio que sabía que no me engañaría con cualquier chica que pasase.
Cogí el móvil, 3 llamadas perdidas y 2 sms. Madre mía, ¿habrá pasado algo?
Las llamadas eran las 3 de Cata y los sms uno de Dani y otro de Fer. Primero leí los mensajes.
Dani:
“Aurora, necesito verte. Tengo que contarte algo que ha pasado por aquí. Es sobre mí, pero no es malo. Espero tu respuesta. Te quiero.”

¿qué habría pasado? Ya estaba preocupada, comiéndome la cabeza. Menos mal que al menos ponía que no era malo, sino me daba algo, solo de pensar que a Dani le podía haber pasado algo, que estuviese en el hospital. No quería ni pensarlo.
El otro sms era de Fer:
“Hola guapísima. Tengo ganas de verte. Ya sé que no estás en Madrid, pero estoy deseando que vuelvas. Un beso.”

Típico de él, pobre, se notaba que estaba enamorado de mí, pero yo por desgracia no lo estaba de él.

Después de leer los sms, llamé a Cata. Que me hubiese llamado 3 veces en menos de media hora, no era muy normal en ella. Cata parecía una chica tímida, que no se relacionaba mucho, pero en el fondo era una chica muy simpática, la encantaba ayudar a los necesitados y daba muy buenos consejos a sus amigas, a mí incluida. Su debilidad eran los chicos. Cuando se fijaba en uno no hacía más que suspirar cada vez que le veía pasar por delante suya. Era peruana, y majísima.

- ¿Sí?- Cata contestó al teléfono.
- Hola Catita.
- Auro, ya era hora de que llamases.
- ¿por qué? ¿pasa algo?
- Sí, te quería preguntar algo muy importante.
- Dime, soy toda oídos.
- ¿puedo irme a las fiestas de tu pueblo contigo?
- ¡Pues claro! De hecho ya os lo propuse antes de acabar el insti.
- Lo sé, pero no he podido convencer a mis padres hasta ahora.
- Bueno, no pasa nada. ¿Vienes mañana?
- Si no es mucha molestia..
- ¡Sabes que no! Además te tengo que contar un millón de cosas.
- ¡Genial! Pues mañana estoy allí. Ya me sé todo, dirección y..teléfono de casa de tu abuela.
- Ok mañana nos vemos. Un beso Catita.
- Un beso Aurita.
- ¡Ciao!
- ¡Adiós!


Iba a venir mi Catita a pasar las fiestas de mi pueblo conmigo, sería genial. Le presentaría a Guille, a Vicente y a sus respectivos amigos. Estaba segura de que nos lo pasaríamos en grande.

Me di cuenta de que tenía que vestirme rápido para el concierto de esa noche, en la plaza. No me quedaba mucho tiempo.
Me puse unos pitillos largos negros, una camisa rosa clara algo escotada y unas manoletinas del mismo color que la camisa.
Me alisé el pelo y me lo dejé suelto. Me quedaba muy bien sin ningún accesorio.
Terminé dándome brillo de labios, haciéndome la raya negra y un poco de rímel transparente. Iba guapa, formal, pero a la vez tan dulce como todos decían que yo era.
Salí de mi habitación 5 minutos tarde. Ya toda la familia me esperaba en la mesa para cenar. Mis abuelos me dijeron que estaba muy guapa. Nieves se limitó a sonreír, al igual que Vicente. No me había dado cuenta de lo parecidos que eran ellos dos.
Guille, por el contrario me miró, como sólo él me sabía mirar y con eso ya me decía todo.
Cenamos lo más rápido que pudimos, sino nos perderíamos el concierto. Me despedí de mi abuela y cogí las llaves de casa, porque llegaría bastante tarde, con Guille.

- Cuídamela eh Guille!- dijo mi abuelo.
- ¡Pues claro que sí!- Guille sonrió.
- Abuelo, soy mayorcita, sé cuidarme yo sola.- les dirigí una mirada asesina a mi abuelo y a Guille.
- Ya, pero por si acaso.- rió mi abuelo tras darme un pequeño achuchón.- además no todos se resisten a una chica tan guapa como tú.
- Estoy contigo, tío Ricardo.
- Menuda familia de exagerados.- me ruboricé y comencé a andar en dirección a la plaza, dándoles la espalada a ambos.

Guille salió tras de mí, al despedirse de mi abuelo.

- Sabes que no exageramos.
- Que pesados que sois..
- Lo seremos hasta que te lo creas.- me cogió la mano al cruzar la esquina y perder de vista a mis abuelos.
- Eres tonto.
- Te quiero.- me susurró al oído. Yo sonreí, no sabía cómo lo hacía pero me derretía oír esas dos palabras salir de su boca.
- Y yo.- le di un beso en la mejilla, él me miró extrañado.
- Es por si acaso.-reí intentando poner la voz de mi abuelo. Guillé rió conmigo.

Y así, de la mano y riendo, llegamos a la plaza, dónde muchísima gente esperaba tener un cotilleo. Sobretodo chicas de la edad de Guille. Los chicos en cambio lo único que querían era intentar que yo me fuese con ellos.
Tíos, al fin y al cabo.- pensé y sonreí. Era como si estuviese leyéndoles la mente. Sabía perfectamente lo que pensaban, sólo con mirarlos y notar su mirada clavada en mí y en mi culo.
Las chicas, por el contrario se estaban muriendo de envidia. Eso me hizo sentirme aún mejor. Guille no sólo era mi primo, sino también mi novio y eso me unía muchísimo a él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario