solsticio de verano

solsticio de verano

sábado, 27 de marzo de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 65

CAPÍTULO 65. MALA NOTICIA.




Después de tomarnos un refresco, Toni y yo nos fuimos casa de mis abuelos, a comer. No me encontraba del todo bien, sabía que algo malo le pasaba a Dani, algo que no me había contado, y solo pensar que no estaba bien, yo tampoco lo estaba.
Toni se dio cuenta enseguida de que algo me pasaba. Me abrazó a él antes de llegar a casa de mis abuelos y nos sentamos en un banco.

- Pequeña, ¿qué te pasa?
- Estoy algo preocupada.
- ¿preocupada por qué?
- Por mi mejor amigo.
- Y ¿quién es? Nunca me has hablado de él. – bajé la mirada al suelo.
- Se llama Dani, le conozco desde que tenía 4 años y desde ese momento somos inseparables.
- Bueno, ¿y qué le pasa?
- Me ha dicho que está mal por una chica, pero él no está mal nunca por una chica, solo por una. Algo le pasa y no me lo ha contado.
- Debe ser algo que a él le duela mucho, peque, por eso no te ha dicho nada, porque no está preparado para decírtelo.
- Pero ¿el qué puede ser? Solo pensar que Dani está mal, me pone mal a mí también.
- No estés mal, ¿vale? No me gusta verte así, estás decaída y tu sonrisa no es igual.
- ¿Me ayudas a volver a ser como antes?- le dirigí una mirada muy dulce.
- No lo dudes.- sonrió, con esa sonrisa que tanto me gustaba. Me acarició la mejilla y acercó sus labios a los míos, dándome uno de esos besos tan suyos. Uno de esos besos que tantas cosas me había hecho sentir en tan poco tiempo. Me abracé a él, necesitaba cariño en ese momento y él era el que más cariño me podía dar.

Llegamos a casa de mi abuela, muy juntos, dando a conocer a mis abuelos que nos queríamos. Mi abuela al vernos no pudo evitar poner una gran sonrisa.
Entramos en el comedor, estaban mis tres primos sentados a la mesa, Nieves hablando por teléfono, Vicente con la psp y Guille con la mirada perdida, la cual me dirigió cuando entré al comedor de la mano de Toni.
Nos sentamos en los sitios que mis abuelos nos había asignado.
La comida fue amena, pero yo notaba que Guille no estaba agusto, solo con ver su cara.
Llegó la hora del café, mi abuelo se quedó en el comedor con mis primos y Toni, mientras, mi abuela Nieves y yo recogimos los platos y fuimos a la cocina. Mi abuela tenía pinta de querer decirme algo.

- Aurora.
- ¿si abu?
- Me da que yo aquí sobro..- dijo Nieves saliendo de la cocina.
- Me encanta que Toni y tú estéis juntos. Es una gran alegría, no sabes el buen partido que te has llevado.
- Lo sé abu, y estoy muy enamorada de él. Es tan distinto a los demás y me hace sentir como nunca me habían hecho sentir.
- Solo espero que seáis muy felices juntos.
- Lo seremos, estoy segura.
- Pero eso sí, no hagas cosas que no estén bien, intenta no sufrir por bobadas ¿de acuerdo?
- Si, vale abu. Con Toni no me va a pasar nada.
- También quería hablarte de Guille. Parece perdido y estoy algo preocupada.
- Hablaré con él.
- Gracias cielo.
- No es nada abu.- sonreí y salí de la cocina para llegar al comedor.

Ni Toni ni yo queríamos café, así que decidí llevarle a nuestra casa particular, para enseñársela y pasar un rato con él allí arriba.
Subimos la escalera despacio, disfrutando del paisaje que se veía mientras ascendías. Al llegar arriba abrí la puerta y antes de que pudiese cerrarla, Toni me agarró de la cintura, atrayéndome hacia él.
Empezó a darme besos por el cuello, a acariciarme la espalda con una mano y la cintura con otra, el ambiente estaba empezando a cargarse de calor.
Cerré la puerta al darla un empujón y me di la vuelta para poder besar a Toni, estaba sintiendo una sensación extraña, me sobraba todo.
Nos dirigimos a la cama como pudimos, sin dejar de besarnos, de abrazarnos, de acalorarnos a cada segundo que pasábamos acariciándonos.
Me tumbó en la cama con mucha delicadeza. Se separó un poco de mí, lo suficiente para mirarme a los ojos y sonreír. Le acaricié la cara con dulzura y sonreí también, todo el calor había pasado. Cerré los ojos, dejándome llevar por sus besos.
Mi mente se empezó a llenar de imágenes, momentos que había vivido, lugares que había visitado, todas las sonrisas que habían salido de mi corazón.
Y pensé en él, en ese chico que no era mi novio. En ese chico que me había hecho sentir cosas tan inexplicables que parecían irreales. Ese chico con el que había compartido tanto y que tantas veces me había hecho sonreír. Ese chico que me había visto llorar y me había quitado todas y cada una de las lágrimas. Ese chico al que quería con toda mi alma y con todo mi corazón. Ese chico que aunque no quisiese admitirlo, era mi mitad.
Me quité su imagen de la cabeza. No podía pensar en él, era imposible, nunca podríamos estar juntos.
Abrí los ojos y me encontré con su mirada, no podía ser, él no podía estar ahí conmigo. Volví a cerrar los ojos y a abrirlos de nuevo, esta vez estaba Toni encima de mí, mirándome y sonriendo. Me levanté de golpe de la cama, había creído verle, encima de mí, con ese brillo en los ojos que tanto me gustaba, mirándome como solo él hacía y queriéndome de la única manera que me hacía sentir llena de amor.

Toni se asustó un poco al verme así.

- Aurora ¿te pasa algo? ¿he hecho algo mal? Si es así lo siento.
- No, Toni.- me acerqué y me abracé a él, mirándole.- tu no has hecho nada mal, he sido yo. Ya sabes que hoy no es uno de mis mejores días. Siento haberme levantado así, no debía haberlo hecho.
- No pasa anda, pequeña. ¿Necesitas algo?
- Si, airearme, dar una vuelta.
- Y supongo que es mejor que la des sola ¿no?
- Si, si no te importa.
- No, tranquila, solo quiero que estés bien. Pero ya sabes, para cualquier cosa me llamas.
- Vale.- sonreí y ambos bajamos y salimos por la puerta de casa de mis abuelos. Cada uno con un rumbo, el suyo, su casa, el mío, ni siquiera lo sabía.

Anduve hasta que mis pies se cansaron, no me había alejado del pueblo, pero estaba lo suficiente lejos como para pensar, airearme.
La brisa de verano, calurosa y pegajosa se me metía por el cuerpo, pero no me importaba, solo quería hablar con una persona. Tenía que volver a llamar a Dani.

- ¿sí?- se oyó su voz al otro lado de la línea.
- Dani.
- ¿Aurora?
- Sí, soy yo.
- ¿qué te pasa? ¿estás bien?
- No, no estoy bien.
- ¿Qué ha pasado? Como haya sido ese tal Toni me lo cargo..
- No estoy bien porque tú tampoco lo estás.
- Aurora yo..
- Dani, siento decir esto, pero no me creo que estés mal por esa pareja de novios. Tú no eres así.
- Me conoces demasiado bien.
- Sí, y justo por eso quiero que me digas la verdad. Debe de ser algo realmente doloroso para que me hayas mentido y para que estés así.
- Lo es.
- Por favor, Dani, dímelo ya.
- Me voy a estudiar a Londres cinco años y no voy a volver hasta que esos cinco años pasen.- me quedé muda, no podía casi respirar, me faltaba el aire.
- No….- me puse a llorar.
- Aurora, no, no llores, no..- oí sollozos, él también lloraba.
- Dani..-seguía llorando.- necesito verte, mañana mismo iré a Madrid.
- Aurora, ¿lo dices en serio?- parecía que se había calmado un poco.
- Sí. Necesito tus abrazos, tu sonrisa, tu manera de hacerme reír. Y no pienso perdérmelo en lo que nos queda de pasar juntos.- lloré en silencio.
- Mañana te veré entonces. No puedo hablar..- me dijo sollozando.
- Te quiero.- y colgué.


Solo de pensar que no vería a Dani en cinco años, hacía que toda mi vida se tambalease. Me sentí mareada, mis piernas no se movían y veía todo nubloso. Me caí al suelo. Oí a alguien llamarme, pero no le conseguía ver. Me levantó y me llevó con él a un lugar que tampoco reconocía.
Al final me echó agua en la cara y eso produjo que mis ojos se abrieran de repente. Pude ver quién estaba a mi lado, era Guille y estábamos en mi habitación.

- ¡Aurora! Por fin te has despertado, estaba preocupado.
- ¿qué me ha pasado?
- Te has desmayado. Te vi hablar por teléfono, colgaste y te desmayaste, el porqué solo lo sabes tú.
- Por Dani.- lo recordé todo de nuevo y volví a marearme, solo que esta vez no cerré los ojos.
- Tu amigo ¿no? ¿ha pasado algo grave con él?
- Si, tengo que ir a Madrid, Guille, tengo que verle mañana.
- Pero ¿cómo piensas ir?
- Llévame tú, por favor. Lo necesito, Guille, necesito verle.
- Tenemos que hablarlo con tus abuelos.
- Yo hablo con ellos. Tu encárgate de pedirle a mi abuelo su coche. Mañana vamos a Madrid.
- Ya sabes que por ti hago lo que sea.
- Tengo que avisar a Toni y despedirme de él.


Me levanté como pude de la cama, me arreglé un poco para estar al menos presentable y llamé a Toni.

- ¿Aurora?
- Sí, Toni, ven a casa de mis abuelos, te espero.
- Vale, en diez minutos estoy allí.


Sabía que me sería un tanto difícil despedirme de Toni, de mi novio, pero al fin y al cabo, lo que no podía permitirme era el lujo de perder a mi mejor amigo por cinco años y no pasar con él sus últimos días en Madrid. Al pueblo volvería y también a ver a Toni, pronto, pero a Dani no le volvería a ver en cinco años. Cinco, eran demasiados, ¿qué haría yo sin él?

viernes, 26 de marzo de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 64

CAPÍTULO 64. UN MAL PRESENTIMIENTO.




Nos levantamos del columpio y nos dimos la mano, éramos felices juntos, yo no me había sentido tan bien nunca y esa sensación de tener todo lo que necesitas me reconfortaba hasta el punto más hondo de mi ser.
Andamos despacio por las calles de nuestro pueblo. Ese pueblo que nos había vuelto a unir.
Llegamos a la plaza, nos estaban esperando. Los encierros estaban a punto de comenzar.
Al vernos llegar cogidos de la mano y demasiado sonrientes, tanto Nieves como Sonia vinieron hacia nosotros a darnos la enhorabuena.

- Hermanito, ya era hora de que te decidieses por una.- rió Sonia.
- ¿qué pasa que había más?- pregunté.
- Puede ser. Pero si te he elegido a ti es por algo.
- ¿y se puede saber por qué?- le miré mostrando un poco de indiferencia. Me cogió la cara con las manos y acercó sus labios a mi oído.
- Porque eres especial. Porque me haces sentir como ninguna ha conseguido nunca. Y porque te amo.- me estremecí. Las palabras que acababa de decirme eran tan bonitas que me conmovieron.
- Te amo.- le susurré yo también tras sonreír de nuevo.
- Bueno parejita os felicito. Sois tan monos.- nos dijo Nieves.
- Primita, me has copiado. Esa frase es mía.- reí.
- Ya, pero ahora no podrás decirla mucho, porque los monos sois vosotros dos.- rió también Nieves.
- Bueno, dejaos de tanta tontería que empiezan los encierros.- dijo Vicente interrumpiéndonos a todos. Cogí a Toni de la mano de nuevo y le miré a los ojos, sonriendo, como de costumbre.

Empezaron los encierros, vimos a la gente correr delante de los toros. Gracias a dios, no hubo ningún herido.
Una vez los toros estaban en la plaza, una chico me llamó la atención, era musculoso y había bajado a marear un poco al pobre toro. Al final caí, era Guille y de vez en cuando me miraba.
Al terminar los encierros y el mareo de la plaza, nos fuimos al bar de la piscina a tomarnos unas coca colas.
Al llegar allí, Toni entró al baño y justo en ese momento me sonó el móvil.

- ¿si?
- Auro.- esa voz..
- ¿Dani?
- Esta vez si que me has reconocido.
- Es imposible que yo no te reconozca.
- ¿y eso por qué? aún recuerdo la vez que no me reconociste.
- Esa vez no estaba bien. Ahora lo estoy y reconozco a mi mejor amigo.
- Eso es lo que quería oír.- tenía la voz algo apagada, supuse que le pasaba algo.
- ¿qué te pasa Dani?
- ¿por qué lo preguntas?
- Porque al igual que reconozco tu voz, se reconocer cuando estas mal y cuando estas bien.- se quedó un poco de tiempo callado y suspiró.
- Es por una chica.
- ¿si? ¿quién es?
- No la conoces.
- Bueno vale. ¿y qué ha pasado? Ya sabes que me lo puedes contar.
- La he hecho romper con su novio.
- ¿qué? seguro que no ha sido culpa tuya.
- Si lo ha sido, estaba borracho, la obligué a besarme y su novio nos pilló. Ahora no están juntos y es por mi culpa.
- Dani, no te rayes, en serio. Si su novio no confía en ella allá él. La culpa no es tuya.
- Yo también lo haría si tuviese novia y lo hubiese visto con mis propios ojos.
- ¿ni siquiera esperarías oír la versión de la chica de la que se supone estás enamorado?
- Si, solo que no me lo creería.
- Sabes que eso no esta bien. Como Toni hiciese eso, me destrozaría.
- ¿Toni? ¿quién es Toni?
- Mi novio.- hubo un largo silencio al otro lado, seguido de un suspiro, como antes, Dani no estaba bien y dudaba que fuese precisamente por eso que acababa de contarme.
- Acabas de dejarlo con Gabriel y ya tienes otro novio..¿tu crees que estas haciendo bien? Te puede hacer daño de nuevo y eso no quiero que pase.
- Estoy más enamorada que nunca Dani, Toni es todo lo que quiero, todo lo que necesito, todo lo que siempre he buscado. Es él. Le quiero.
- Si eso es lo que tu corazón te dice, adelante. Solo quiero que seas feliz.- y ¿qué le iba a decir? ¿qué mi corazón estaba dividido? ¿qué él formaba la parte mas grande? ¿qué Toni era mi novio, pero que aún con todo lo que le quería, no me podía olvidar de ese beso tan mágico que nos dimos él y yo? No, no podía, ni debía. Por mi bien y el suyo.
- Gracias Dani. Y tu no te preocupes, ellos lo solucionarán.
- Vale, Aurora. Te tengo que colgar, me llaman por el fijo.
- Vale. Un beso muy grande.
- Otro.- y colgó. ¿por qué narices esa conversación me había dolido tanto? No había más que preguntas sin respuesta en mi liada cabecita.

Lo que sentía por Dani tenía que desaparecer, tenía que ser solo amistad, amistad de la pura y de la buena. Todo mi amor debía ser para Toni. Y punto. Mi corazón no podía guiarme a algo que me doliese. No volvería a sufrir por Dani, no por mi amor por él. Todo eso tenía que terminar de una vez por todas.





PARTE NARRADA POR DANI.




En los últimos días no podía dejar de pensar en ella, no me la sacaba de la cabeza. Soñaba cada noche con su pelo, sus ojos, sus labios, el sabor de su boca, su sonrisa, tan perfecta que hacía enmudecer a cualquiera.
Sabía que era a ella a la que mi corazón quería. Estaba seguro de que sin ella yo no aguantaría, pero aún así sabía que tenía que olvidarla. Tenía que afrontar la cruel realidad y conservar lo que ya teníamos.

Hace unos días mis padres me comunicaron una noticia, una noticia que me destrozó, que rompió mi corazón en mil pedazos. Me iba a estudiar a Londres con mis primos mayores. Siempre había querido ir a Londres a estudiar, pero no quería irme ahora. No podía dejarla sola. No podía decirla adiós, ya bastante estaba sufriendo por el simple hecho de no tenerla.

Pasé dos días hecho una porquería, tirado en la cama, recordando miles de momentos, leyendo sus cartas que olían a ella, viendo las fotos que nos habíamos hecho hace ya unos años, mirando una y otra vez su sonrisa, esa sonrisa que tanto la caracterizaba.
Me paré en una foto, estaba ella sola. Era de un año atrás, quizás dos. Yo le había hecho la foto, salía cantando y bailando.
Sonreí y dejé la foto encima de mi almohada. Decidí que ya era hora de llamarla y contárselo.
La llamé, parecía feliz y eso me reconfortaba. Me conocía muy bien, se había dado cuenta de que me pasaba algo. No tuve agallas suficientes para decírselo, para contarle la pura verdad, que me iba a Londres a estudiar hasta que terminase la universidad, y eso eran más o menos cinco años. La mentí, otra vez. Me dolía mucho mentirla, pero no me atreví a contarle la verdad.
Me contó que tenía novio y por cómo le describió, parecía realmente enamorada. Eso me destrozó aún más de lo que ya estaba.
No aguanté, mi voz estaba débil, tuve que despedirme y colgar lo antes posible.

Me tumbé en mi cama y cogí de nuevo la foto que había depositado encima de la almohada. La miré mil veces y la dejé en mi corazón.
Eso que dicen de que los chicos no lloran, no es cierto. Si lloran. Yo lo hice por ella.
Después de un duro día de recuerdos, me dormí. Tuve una terrible pesadilla y me desperté de golpe, gritando su nombre.

- ¡Aurora!




PARTE NARRADA POR AURORA.






Toni salió del baño y me abrazó por detrás, dándome un beso en el cuello. Yo le sonreí y caminé aún abrazada a él a la mesa en la que estaban todos.
Nos sentamos y él se puso a hablar con sus amigos.
Yo me desvié de la conversación, centrándome en un nombre, un nombre muy importante para mí, desde siempre, Dani. Tenía un mal presentimiento sobre él, pero no quería precipitarme, si pasase algo malo él me lo diría.



PARTE NARRADA POR OTRA PERSONA.



Y así, los dos, en distintos lugares, con distintas personas y en distintas situaciones, pensaban en lo mismo, en la persona a la que más quería en el mundo, aunque ninguno de los dos quisiese admitirlo. Se tenían que olvidar de eso, pero por más que lo intentasen, no podían.

miércoles, 24 de marzo de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 63

CAPÍTULO 63.LOS PRÍNCIPES AZULES NO EXISTEN.



Al día siguiente.


Me levanté temprano esa mañana, había soñado con Toni, con nuestro beso una y otra vez. Había sido tan perfecto.
Sabía que sentía algo por él, pero no estaba del todo segura de lo que era, ¿amor, amistad o simple atracción?
Fui a la habitación de Guille, necesitaba saber por qué me había dejado sola en la fiesta, por qué se había ido sin mí.
Al entrar, comprobé que Vicente estaba arriba en nuestra casa particular, Guille prefería dormir solo y a Vicente le gustaba más el colchón que tienes tenía arriba.
Me acerqué a la cama de Guille y estaba dormido, parecía un niño bueno, con el pelo despeinado y sin camiseta. Sus abdominales saltaban a la vista, pero enseguida le miré de nuevo a los ojos. Quería hablar con él.
Le desperté despacio, para que no se sobresaltara.

- Guille, despierta.- le susurré al oído. Abrió los ojos, despacio.
- ¿Qué pasa Auro?
- Tengo que preguntarte algo.
- Vale.- me dijo bostezando.
- ¿Por qué te fuiste sin mí?- me puse seria.
- Porque te vi con Toni y pensé que el te cuidaría, incluso mejor que yo. Le conozco, cuando Toni quiere a alguien no deja que la pase nada.- le miré y sonreí. Al final iba a resultar que Toni era un buen chico.
- Creo que me está empezando a gustar..- lo dije en alto sin darme cuenta.
- Lo sé, se te nota cada vez más.
- ¿A sí?
- Sí, en el brillo de tus ojos cada vez que le miras. O la sonrisa que pones cuando ves que se acerca a ti. Pero es normal, de pequeños siempre estuvisteis muy unidos.
- ¿cómo sabes eso?
- Él me lo contó. Siempre me ha dado la vara para que hablase contigo, para saber cómo estabas. Pero nunca le pude ayudar porque ni siquiera yo lo sabía.
- ¿Él estaba pendiente de mí?
- Pues claro. Desde que te fuiste y no volviste a las fiestas. Estaba muy pesado. No quería a ninguna chica que no fueses tú. Y eso que era aún un enano.
- Cuando creció parecía que se había olvidado de ti.- siguió Guille sin darme tiempo a hablar.- pero no, él nunca te ha olvidado, al final del verano de 2007 se acercó a mí y me dijo que por favor te encontrase, que necesitaba verte o saber algo de ti. Ese tío está enamorado, de ti. Por mucho que me duela admitirlo. Y deberías estar con él.- las palabras de Guille me llenaron de repente de una alegría infinita. Le di un beso en la mejilla y salí corriendo de la habitación, tenía que vestirme y arreglarme un poco. Iba a ver a Toni.

Me puse mis pantalones cortos vaqueros, una camiseta e manga corta verde y salí de casa de mi abuela. Me dirigía a su casa cuando me encontré con Gabriel.
Que mala suerte tengo-pensé.
Ni le miré, es más, pasé de él. No me apetecía pasarlo otra vez mal por su culpa. No ahora que estaba muy contenta.
Al pasar a su lado me sentí observada, pero en parte no me importó, yo sólo quería llegar a casa de Toni, para hablar con él.
Conseguí evitar a Gabriel y anduve el poco camino que me faltaba. Llegué a la puerta de casa de Toni y llamé a la puerta.
Me abrió Sonia.

- ¡Hola, Auro!
- ¡Hola Sonia!
- ¿qué haces a estas horas levantada? ¿no es muy pronto?
- Pues si, ya lo sé. Espero no haberte despertado.
- Que va, me gusta madrugar, así aprovecho más el día.
- Me parece bien. Oye tu hermano ¿está despierto?
- ¡Que va! Es una marmota. Se pasa la mañana durmiendo. Pero pasa, ahora voy a despertarle.
- No, no te preocupes, ya le despierto yo.- la sonreí y pilló la indirecta al vuelo. Entré en su casa y me dirigí a la habitación de Toni.

Al entrar, el azul tan bonito que tenía la habitación me hizo darme cuenta de todo lo que tenía en común con Toni. Esa vitalidad, esas ganas de seguir, el sonreír a cada momento. Eran cosas que tanto a él como a mí nos caracterizaban.
Cerré la puerta con cuidado y me aproximé a la cama. Toni estaba boca arriba, durmiendo como un tronco, con la boca abierta y medio roncando. Pero aún así me encantaba. Me dio la sensación de que quería verle así cada mañana. Quería dormir a su lado, sintiendo su calor, su abrazo, oyendo sus medios ronquidos y respirando su olor.
Estaba embobada mirándole cuando se movió un poco y salí de mis pensamientos.
Me acerqué aún más a él y le di un beso en la mejilla, susurrando a su oído su nombre.
Se despertó enseguida y, al verme me cogió de las muñecas y me tumbó con él en la cama. Poniendo esa sonrisa que tanto me gustaba.
Nos miramos a los ojos, estábamos tumbados, uno al lado del otro.
Me cogió la mano y me dio un beso en ella. Yo respondí a su beso con una gran sonrisa. Me incorporé un poco, lo suficiente para estar a pocos centímetros de su boca. No habíamos hablado desde que él abrió los ojos, pero con una mirada, un gesto, una sonrisa, nos decíamos todo lo que necesitábamos saber.
Me iba a besar pero me separé, tenía que decirle que le quería. Necesitaba darle las gracias por haberme esperado, por haberse preocupado por mí, por quererme tanto como yo le quería ahora a él.

- Toni, he venido para decirte algo muy importante.- se quedó callado agarrándome por la cintura y mirándome a los ojos.
- Dime.
- Me he enterado de cómo te preocupaste por mí. De cómo querías volver a saber cómo estaba, de las ganas que tenías de verme, de lo mucho que me buscaste.- el sonrió.- pero quiero hacerte una pregunta.- me quedé callada.
- La que quieras.
- ¿Por qué lo hiciste?- le miré a los ojos.
- Porque te quiero, siempre te quise y siempre te querré. Porque me marcaste muy dentro el tiempo que pasé contigo. Porque eres tan especial que es imposible olvidarte. Porque aún siendo un niño despertaste algo muy fuerte en mi interior. Porque jamás he conocido una chica como tú.- estaba emocionado al decírmelo. Yo también me emocioné y no pude contener las lágrimas. Me abrazó muy fuerte y me susurró mil veces al oído que me quería.
- Gracias.
- Es lo que siento, no lo puedo evitar.- me volví a abrazar fuerte a él.

Después de un fuerte abrazo y de miles de emociones naciendo nuevas en mi interior, nos besamos, fue un beso apasionado, libre, con muchísimo amor. Me subí encima suyo, sin separar sus labios de los míos. Estaba descontrolada, me sentía tan bien que no me importaba estar en una cama con el chico al que quería. Es más, me encantaba estar junto a él. Le subí un poco la camiseta y le acaricié los abdominales tan perfectos que tenía. Él se dejó, pero cuando iba a subirme mi camiseta me separé un poco. Tenía miedo, no estaba preparada para nada más que un beso y alguna caricia. Tenía miedo a no gustarle, a que le pareciese un asco, y para eso tenía que coger más confianza con él, saber que no debía temer a nada, saber que a él le gustaría, estuviese como estuviese.
Nos levantamos de la cama, con mucho calor, más del debido. Le sonreí y le besé de nuevo, pasando mis manos alrededor de su nuca, pegándome cada vez más a él. Me rodeó la cintura con sus fuertes brazos, haciéndome sentir feliz, protegida.
Se puso los vaqueros y una camiseta marrón, al darme cuenta de que dormía en calzoncillos enrojecí.
Salimos de su cuarto y recorrimos el pasillo de su casa prácticamente corriendo. Se había empeñado en llevarme a un lugar, pero para eso todo el mundo tenía que saber que estábamos juntos. Y a mí ya no me importaba que lo supiesen, ni Gabriel, que ya no era nadie para mí, ni Guille, que me había dicho que lo aceptaba.
Abrimos la puerta principal de su casa y caminamos por las calles del pueblo. Me cogió la mano y me sonrió, yo también le dediqué una sonrisa. En ese momento estaba demasiado contenta, estaba enamorada. Sabía que ningún chico me podría separar de Toni, sabía que Dani era mi mejor amigo y nada más, sabía que Guille solo era mi primo y no sentía nada más que atracción y amor familiar por él, sabía que Fer no significaba más que un amigo para mí. Entonces me di cuenta. Era Toni, ese chulo y prepotente chico, amigo mío de la infancia, ligón y sonriente. Era él, el único dueño de mi amor. Era él del que estaba realmente enamorada. O al menos eso era lo que sentía.

La gente que paseaba por las calles del pueblo nos miraba, unos nos sonreían, otro agachaban la cabeza moviéndola hacia los lados, otros directamente pasaban de hacer cualquier gesto.
Todo iba absolutamente perfecto, hasta que nos cruzamos a Gabriel. Yo no quería que se acercara, pero lo hizo. Toni sabía que yo no estaba cómoda así que decidió hablar él.

- Hola Aurora.- me miró Gabriel.- Toni.
- Buenas Gaby.
- ¿Qué tal?
- Perfectamente. ¿Has visto a mi novia?- Gabriel me miró de nuevo, estaba serio.
- ¿tu novia? Creí que era novia de Guille.- agaché la cabeza.
- Pues estás muy equivocado. Ella y Guille lo dejaron, ahora es MI novia.- me sonrió Toni y me dio un beso rápido en los labios. Yo le sonreí también.
- Menuda rompecorazones eres Aurora. No creí que fueras tan zorra.
- ¿qué has dicho?- pude decir.
- ¿también estas sorda?- me contestó. Me estaba empezando a cansar.
- ¿No sabes responder a una pregunta?- a mí no me vacilaba nadie y mucho menos él.
- Eres una zorra. ¿te he respondido ya?- en ese momento me importó poco la presencia de Toni. Pegué una torta a Gabriel en la cara, con todas mis fuerzas.
- Y tú eres un patético idiota.- le miré desafiante.
- Zorra..-dijo en voz baja.
- ¡No vuelvas a llamarle eso a mi novia Gabriel!- esta vez fue Toni quién habló. Gabriel se estaba empezando a pasar.
- ¿y si lo hago qué? ¿vas a pegar a tu mejor amigo?- ¿acababa de decir su mejor amigo? No me lo podía creer.
- No, él no te va a pegar, que única que puede decir o hacer algo contra ti por lo que acabas de decir soy yo.- Toni estaba hecho una furia, tenía que sujetarle para que no se le tirase al cuello. Le apreté la mano más fuerte y él me miró, transmitiéndome fuerzas para enfrentarme a él.
- Exacto, ya es hora de que tú y yo hablemos Aurora.- me miró, esta vez parecía bastante cabreado.
- Yo contigo no tengo que hablar nada.
- Sabes perfectamente que sí.- y tras decir esto me cogió del brazo y me llevó con él. Toni no nos siguió, con una mirada le transmití que se quedara ahí quieto, que no me pasaría nada. Aunque muy dentro de mí tenía mucho miedo. Miedo de volver a sufrir por las palabras de Gabriel.

Nos apartamos de Toni y Gabriel me miró a los ojos. Aparté la mirada enseguida.


- ¿qué quieres decirme?- pregunté, sin rodeos.
- Ya sé que no me quieres, que ahora estás con Toni, pero necesito una explicación. Solo una explicación, de por qué le besaste.
- Yo no le besé, me besó él. Yo no me lo esperaba. Yo no quería. Yo te quería a ti.- una lágrima corrió por mi mejilla antes de que me la quitase con la mano.
- Yo también te quería cuando besé a Lidia y te sigo queriendo.
- Pero yo ahora no te quiero. Ya lo sabes, estoy enamorada de Toni.
- No sabes lo que me duele oírte decir eso.
- Gabriel, nunca he querido hacerte daño, ni quiero hacértelo. Pero yo quiero a Toni y eso no va a cambiar, por mucho que te duela.
- Vete, no vuelvas a dirigirme esa mirada si no es para decirme que me quieres, que me quieres como la primera vez. Que recuerdas el primer beso que nos dimos, en la playa, a la luz de la luna.
- Recuerdo el beso, pero no te quiero.- aparté mi mirada de las suya.
- Yo también lo recuerdo, fue el beso más bonito que me han dado nunca.
- Lo siento..- le dije y me fui con Toni, dejando a Gabriel una vez más con lo que sentía por mí. Pero yo ya había pasado página. Yo ya no quería volver a sufrir por Gabriel. Yo ya no le quería y no le volvería a querer nunca. Ahora mi único amor era Toni.


Al llegar junto a Toni me abracé a él, todo lo fuerte que pude. Necesitaba sentir su cariño, su amor. Me dio un beso en el pelo y comenzamos a andar, en dirección al parque. Teníamos que disfrutar nuestro momento, solos. Dentro de dos horas habría encierros y queríamos ir. Allí nos esperarían todos los demás. Los amigos de Toni, mis primos, Sonia, Fati, Luis, y nos tocaba decirles que éramos novios, que nos queríamos.
Saltamos la valla del parque y nos sentamos cada uno en un columpio, sin dejar de mirarnos, de sonreír, de disfrutar el buen día que hacía, de vivir nuestro amor. Un amor que superaba cualquier cosa.
Estaba enamorándome, lo sabía, en el estómago, las mariquitas no paraban de correr.

- Toni, te quiero.- le dije a la vez que me levantaba de mi columpio y me sentaba encima suya.
- Yo no te quiero, te amo.- me dijo, dedicándome una de sus muchas sonrisas. Yo reí, y le besé. De nuevo fue un beso único, de esos que no se repiten. Un beso que me hacía ver que el amor está donde menos te lo esperas y que no siempre te va a rescatar un príncipe azul de una torre alta. Un beso que me abrió los ojos a la realidad de la vida, que me hizo ver que Toni no era un príncipe azul y que aún así me había enamorado de él. Ahí me di cuenta, los príncipes azules no existen.

jueves, 18 de marzo de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 62

CAPÍTULO 62. ARROPADOS POR LA NOCHE.




Bajé las escaleras con rapidez, había dejado a Toni ahí arriba, mirándome. Le había dicho lo que sentía, sin importarme las consecuencias.
En el comedor nos estaban esperando todos. Cuando me vieron aparecer a mí, sin Toni, mi abuela soltó un suspiro, no entendí muy bien si por alegría o por pena de que no estuviésemos juntos.
Me senté en la mesa, Sonia me había dejado un sitio a su lado, enfrente del de Toni. La cena sería entretenida, pero algo me decía que no iba a estar muy cómoda.
Toni apareció por la puerta, mantenía esa sonrisa que tanto le caracterizaba, no me había fijado lo guapo que se había puesto.
Se sentó enfrente mía y nos miramos, no sabía qué era lo que estaba sintiendo en ese momento, pero era algo muy especial.

La cena fue tranquila, los abuelos de Toni y Sonia me hicieron miles de preguntas, estaba bastante agobiada.
Por suerte Toni me salvó en varias ocasiones, sacando otro tema o dándole la enhorabuena a su abuela por la cena.
Se lo agradecí con una mirada.

Al terminar la cena, decidí salir al patio trasero, tenía un pequeño parque y una piscina con dos butacas alrededor. Era muy bonito.
Miré al cielo, la noche era preciosa, con miles de estrellas en el cielo. Sonreí, ahora sí estaba a gusto.
Me tumbé en el verde que rodeaba la piscina y cerré los ojos. Me vino a la mente la escena que había vivido hace unas horas con Toni, en el pasillo.
Toni era un chulo, y eso no hacía más que repetírmelo, pero no podía evitar sentir algo por él.
Menudo verano estaba pasando, primero Gabriel, luego Fer, Guille y ahora Toni. Jamás me había sucedido algo así.
Tenía que elegir de una vez por todas.
Le mandé un sms a Fer. No le quería y tenía que dejárselo claro.
“ Fer, tengo que decirte lo que siento. Ya no estoy confundida. Te quiero, pero sólo como amigo. Espero que estés bien. Un beso.”

Me dolía tener que enviar ese mensaje, sabía que Fer no lo pasaría bien, pero no tenía opción.

Gabriel ya estaba más que olvidado, aunque nuestra última conversación a la que le dolió fue a mí. Me sentía muy culpable por haber engañado a Gabriel. Aunque a él no le importó lo más mínimo engañarme a mí.

Guille era mi primo, y ya había dejado las cosas claras con él, así que no debía preocuparme.

Ya solo me quedaban dos.
Toni, ese chico amigo de la infancia que me había salvado de unos asquerosos y me había hecho sonreír en muchas ocasiones por tonterías. El chico que me estaba haciendo sentir mucho en muy poco tiempo. Quizás era con él con quién debería estar. Pero tenía miedo, mucho miedo de enamorarme de él y me engañase, o perdiese el amor.
Dani, mi mejor amigo, el chico que mejor me conocía en este mundo además de mi padre. Yo le quería, le quería muchísimo, pero sabía que lo nuestro era totalmente imposible. El beso que nos dimos fue el beso más maravilloso que me habían dado nunca y estaba segura de que lo recordaría toda la vida, pero no podía tener nada con él. No quería perderle como amigo. Sin él, yo no era la misma. Sin sus consejos, sus bromas, sus ojos azules, su pelo rubio de media melena, su sonrisa, sus gestos, su forma de dormir. No imaginaba mi vida sin él a mi lado, como amigo, nada más.

Estaba sumisa en mis pensamientos cuando oí un ruido, Toni estaba tumbado en una de las hamacas de la piscina.
Me levanté con sigilo y me acerqué a él. Estaba dormido, o al menos eso me hacía creer.
Me acerqué aún más. En ese momento abrió los ojos, asustándome y me cogió para ponerme encima suya.
Le miré a los ojos y me perdí en ellos, él me mantenía la mirada, sin dejar de sonreír. Yo sonreía también.

- ¿a qué viene esto?- pregunté haciéndome la dura.
- No lo sé, lo he hecho sin pensar.
- Las cosas no se hacen sin pensar.
- Algunas sí. Y esta ha sido sin pensar.- le miré algo confundida. Me estaba liando.
- ¿Me dejas que me vaya? Tengo que hablar con tu hermana..
- Ya hablas luego. Ahora con quién tienes que hablar es conmigo.- me interrumpió.
- ¿de qué quieres hablar? ¿de lo chulo que eres?
- No, de los que nuestras abuelas quieren.
- ¿perdona?
- Tu abuela y la mía quieren que salgamos juntos.
- ¿a dónde? ¿ a dar una vuelta en moto? Eso ya lo hemos hecho..- me hice la tonta.
- No, quieren que seamos novios.- me miró algo serio.- las he escuchado hablarlo.
- Vale ¿y qué quieres que yo le haga? Tu y yo no somos novios. Y lo siento pero se van a quedar con las ganas.- intenté levantarme, pero no me dejó.
- Creo que deberíamos hacerles el favor de salir juntos. Aunque sea solo delante suyo.
- Pues yo creo que no. No está bien mentir.
- Como si no hubieses mentido nunca, pija.
- No soy pija y no me gusta mentir a mi abuela, ella nunca lo haría.
- Ella no tiene 15 años y tampoco a un chico guapo y genial debajo.- me hizo sonreír.
- Es verdad, pobre abuela, no sabe lo que se pierde. Aunque quizás mejor, no se lo recomendaría.
- ¿quieres salir conmigo, Aurora? ¿quieres ser mi novia?- me pilló totalmente desprevenida esa pregunta. No sabía que hacer, sus ojos me retenían, su boca me incitaba a besarla y su sonrisa me hacía sonreír. Le daría una oportunidad. Por mi abuela y por mi corazón, que ahora mismo necesitaba un poco de amor.
- Sí.- dije en un susurro. Él abrió los ojos como platos, sonrió de la misma manera de siempre, solo que esta vez parecía más contento que de costumbre. Se incorporó quedando sentado y yo encima suya. Me miró a los ojos y me colocó el pelo que tenía en la cara tras las orejas. El corazón me latía a mil por hora.

Con su mano en mi mejilla y su sonrisa en mi mente y en mi corazón, me besó. Fue un beso lento, suave, un beso de esos que no quieres que terminen nunca. Un beso de los que te hacía reconocer miles de sentimientos. Un beso que te hacía sentir especial. En ese momento sentí una sensación parecida a lo que había sentido con Dani, aunque no igual. Había mariquitas en mi estómago, me hacían cosquillas. Me separé un poco de Toni y le miré a los ojos, sonriendo.

- Tiene que ser un secreto- le susurré al oído.- si mi primo se entera de que somos novios se puede montar una buena.
- No te preocupes, será cómo tu quieras.- y tras decir eso me volvió a besar y así pasó una hora, con besos, abrazos y miles de emociones, sentado en una hamaca y arropados por la noche.

miércoles, 17 de marzo de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 61

CAPÍTULO 61. SÍ LO SOY.




El viaje de vuelta a casa, subida en la moto de Toni y abrazada a él, se me había pasado volando. Es verdad que no había demasiado camino, pero aún así me habría gustado disfrutarlo más.
Me bajé de su moto, sin lágrimas. Me quité el casco y le sonreí. Sabía que ese momento quizás no se repetiría, Toni no podía ser uno más de los chicos de mi lista. Mi cabeza ya estaba ocupada por demasiados. Aunque en el amor no mandaba la cabeza, sino el corazón.
Me despedí de él con un gesto de cabeza y me metí en la casa. No había nadie.
Entré en mi habitación y me tumbé en la cama después de coger mi ipod. Me puse música. Necesitaba evadirme de todo esto, olvidar. Toni no me podía gustar, ya bastante había sufrido yo en lo que llevaba de verano por los chicos como para empezar a colarme por un chulo y un don Juan que lo único que va a hacer es hacerme daño si me enamoraba de él.
Canté casi todas las canciones que me dio tiempo a escuchar. Miré el reloj, eran las 8 y media y seguía sin aparecer nadie, era bastante extraño. Empecé a preocuparme.
Al final decidí llamar a mi abuela.

- ¿si?
- Hola abu, ¿dónde estáis? Estoy en casa y hace ya unas dos horas que no viene nadie.
- Perdona hija, se me ha olvidado decírtelo, ya sabes donde tengo la cabeza..
- ¿Decirme el qué?
- Vamos a cenar en casa de Pilar y Alfonso, Nieves y Vicente están aquí con los sus nietos, jugando a una máquina en la televisión. Ven, te esperamos.
- Vale, en media hora estoy allí.

¿cómo podía tener tan mala suerte? Iba a cenar en casa de los abuelos de Toni y por desgracia con él también. Tenía que ponerme algo arreglada, hacía mucho que no me veían sus abuelos y quería causarles una buena impresión.
En cuanto a Toni, pasaría de él. Solo le saludaría, para que viesen que era educada y luego no le volvería a dirigir la palabra. Tenía que olvidarme de él, de sus abrazos, de su olor, de su preciosa sonrisa. Y para eso lo mejor era pasar de él. Iría con mis primos, Vicente y Nieves. Un momento ¿y Guille? No había caído en que mi abuela no le había nombrado. ¿pero dónde se mete este chico? Yo misma me contesté. Estará con la tal Lola- pensé.- que asco de tía, no se como la puede soportar.
Desvié mi mente enseguida, tenía que vestirme y aún no sabía ni lo que me iba a poner.
Abrí el armario y saqué varios conjuntos.
El primero, pantalón largo negro con camisa blanca de manga corta, camiseta debajo de tirantes negra y las chanclas de vestir blancas.
El segundo, una falda por encima de la rodilla ajustada de color gris claro con una camiseta palabra de honor rosa y tacones.
El tercero, un vestido morado de tirantes corto, con una torera de manga corta negra y unas sandalias moradas también con un poco de tacón.
Al final me terminé decantando por el vestido. Me hacía parecer una chica dulce, y arreglada, al mismo tiempo que natural.
Me vestí, me maquillé y me peiné el pelo, poniéndome una diadema del mismo color que la torera.
A decir verdad, me quedaba muy bien el conjunto.

Estaba a punto de dar la hora que le había dicho a mi abuela, así que cogí el móvil y las llaves y salí de casa.
Empecé a andar en dirección al parque sur. Me acordaba aún de dónde estaba la casa de Pilar y Alfonso, de pequeña había pasado mucho tiempo ahí, con Toni y su hermana Sonia, a la que sacaba un año. Hacía mucho que no la veía y ni siquiera le había preguntado a Toni por ella.
Seré tonta.-dije para mis adentros.

Llegué a la casa de los abuelos de Toni, era enorme. Llamé a la puerta y me coloqué el vestido.
Me abrió la puerta Alfonso, me acordaba de él. Era un hombre algo regordete, como mi abuelo, calvo y con una perilla que le hacía un tanto peculiar. Al verme me sonrió.

- Aurora, madre mía, cuanto has cambiado.- me dijo. Me acerqué a él con una sonrisa en la cara y le di dos besos.
- Bueno, ha pasado mucho tiempo. Es un placer volver a verte, Alfonso.
- Lo mismo digo.- mi educación estaba saliendo a la luz. Si me estuviesen viendo mis padres, se sentirían orgullosos.- ven, te esperábamos.- me llevó a su patio trasero dónde estaban sentados mis abuelos y Pilar.
- ¿esta es Aurora?- le preguntó Pilar a mi abuela algo asombrada.
- Sí, la misma. Solo que más mayor.- mi abuela sonrió.
- Hola Pilar.- sonreí yo también.
- Dios mío cuanto has crecido. Y qué guapa que estás.- esta vez fue ella la que vino a darme dos besos.
- Muchas gracias-me sonrojé, no estaba acostumbrada a que gente mayor me dijese cumplidos.
- ¡Sonia, Aurora está aquí!- gritó Pilar, emocionada de verme.

Sonia apareció enseguida. Había cambiado muchísimo. Yo la recordaba mucho más pequeña, con pecas sobre la nariz, con el pelo negro y rizado y sus ojos marrones oscuros. También recordaba su sonrisa, era igual a la de Toni.
Al verme vino prácticamente corriendo hacia mí. Nos abrazamos y sonreímos. Teníamos muchas cosas que contarnos. Había pasado demasiado tiempo.
Subimos a la parte de arriba de la casa. Según yo recordaba, arriba estaban las habitaciones de Toni, de Sonia y de los demás miembros de su familia, menos las de sus abuelos.
Entramos en la sala de estar, allí estaban mis primos y otros dos, una chica y un chico a los que no conocía.
Mis primos al verme me saludaron con la mano. Estaban muy ocupados intentando ganar al otro en un juego de la play 2. Los que me eran desconocidos se levantaron cuando entré. El chico me sonaba muchísimo, pero no llegaba a saber quién era.

- Aurora, estos son Luis y Fati.- ahora sabía porqué me sonaba el chico, era Luis, el enamorado de mi prima. Pero cuanto había cambiado en un año, estaba irreconocible. Fati era bastante guapa, tenía el pelo liso, como una tabla y castaño oscuro, sus ojos no llamaban la atención, lo que sí la llamaba era su cuerpo, parecía una modelo.
- Hola. Sonia a Luis ya le conocía-reí y le di dos besos.- pero a Fati no, encantada.- sonreí
- Es hermana de Gabriel, no se si te sonará. Y prima de Luis.- me quedé petrificada. Tenía delante a la hermana de Gabriel, no me lo podía creer. Nunca lo habría imaginado, pero al fijarme me di cuenta que tenía la forma de la cara y la forma de los ojos, igual que Gabriel. No pude evitar sentirme un poco mal.
- Encantada, Aurora. Mi hermano me ha hablado de ti.- lo que me faltaba, a saber lo que le había dicho. Estaba algo incómoda, tenía que contarle muchas cosas a Sonia.

Al darme cuenta que Toni no estaba, me relajé un poco. Una parte de mi estaba deseando verle, pero la otra no y el que no estuviese me calmaba bastante.
Jugamos un poco a la play, Vicente me ganó, a mi y a todos. Era todo un experto.
Después de una hora jugando a la play, teníamos que bajar a cenar. Salimos de la habitación y ellos bajaron mientras yo iba al baño, necesitaba retocarme un poco el brillo y lavarme las manos.
Anduve por el interminable pasillo, con las indicaciones de Sonia y abrí una puerta. Entré sin mirar y la cerré sin darme cuenta de que estaba en la habitación equivocada. Al girarme lo primero que vi fue una cama, grande, la habitación estaba pintada de color azul y en las paredes había posters del real Madrid, una guitarra eléctrica, un corcho con miles de fotos.. El suelo estaba cubierto por una alfombra del mismo color que la habitación, azul. Mi color preferido. Esa habitación me transmitía mucha paz y armonía. Además tenía un olor muy familiar. Estaba dispuesta a salir cuando vi que una puerta se abría, supuse que era la puerta del baño, por tanto ahí había alguien.

- Sonia, dile a la abuela que ya bajo.- del baño salió Toni, solo con una toalla que le tapaba de cintura para abajo y otra con la que se estaba secando el pelo. Al verle me quedé tan anonadada que no pude ni moverme. No se había dado cuenta de que no era Sonia, pero no tardaría en darse.
- Em..lo siento- fue lo único que pude decir y abrí la puerta para salir prácticamente corriendo y meterme en la puerta de enfrente, en el baño.

Estaba muy nerviosa, Toni estaba no bueno, lo siguiente. Tenía un cuerpo que cortaba la respiración, pero era un chulo y eso no lo podía olvidar. Por muy bueno que estuviese.
Me retoqué el brillo y salí, ya más tranquila.
Toni me estaba esperando en la puerta, ahora llevaba ropa y sonreía.

- ¿no te han dicho nunca que entrar en la habitación de un chico cuando está desnudo no se debe hacer?
- Me equivoqué de puerta- le dije en todo borde y seguí andando. Él me acorraló en la pared, como la vez de los vestuarios de la piscina.
- Sabes que me debes algo.- sonrió de la misma manera que hacía siempre. Esa sonrisa me derretía.
- No tengo ni idea de lo que hablas.- si que lo sabía, quería que le besase, me lo pidió en el vestuario. Pero yo no iba a caer como hacían todas.
- Lo sabes perfectamente Aurorita.- me sorprendió que me llamase así. Nadie me había nombrado nunca por ese nombre, era más largo.
- No me gusta que me llames así.
- Me da lo mismo.- se acercó aún más a mí de lo que estaba.
- Nos están llamando, tenemos que ir a cenar, nos esperan.- dije sin darle importancia al poco espacio que había entre nosotros. Desde abajo Sonia nos llamaba a voces que bajáramos de una vez.
- Eres una pija.- habló, sin rodeos.- Ese vestidito de muñequita no te queda bien, pija.- ¿me estaba diciendo que estaba fea?
- Seré una pija, pero al menos no soy una prepotente como tú.
- Tu eres mucho más pija que yo prepotente.
- ¿sabes qué? paso.
- ¡Que niña!
- Soy así.- intenté darme la vuelta para irme, pero me sujetó del brazo.- suéltame.
- Eres una pija.- me susurró al oído.
- Sí, lo soy, una pija a la que tú le has salvado de vivir el peor momento de su vida.- le miré a los ojos y bajé rápidamente las escaleras, dejándole ahí. Al menos me había desahogado, necesitaba hacerlo.



PARTE NARRADA POR TONI.




Oí el sonido de mi puerta, supuse que era Sonia, que había entrado para repetirme otra vez que me vistiese para bajar a cenar. Me puse una toalla y abrí la puerta del baño, diciéndola que ya bajaba, que se lo dijera a la abuela.
Al girarme y mirar hacia la puerta, no vi a Sonia, sino a Aurora. Estaba guapísima, pero, ¿qué hacía ella aquí?
No me dio tiempo a preguntarle, salió de mi habitación tras decirme que lo sentía. Me quedé algo pillado, me vestí lo más rápido que pude y salí de mi cuarto sin hacer ruido. La puerta del baño estaba cerrada, pero había luz, estaba seguro de que Aurora estaba dentro. La esperé.
Cuando salió mantuvimos una conversación. La estaba haciendo enfadar y eso era algo que me encantaba, se ponía tan guapa enfadada.
Al final de la conversación, me desconcentró. La última frase que dijo antes de bajar por las escaleras, me dejó helado.
Estaba seguro de que una parte de ella, aunque fuese mínima, sentía algo que no fuese odio por mí.

lunes, 15 de marzo de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 60

CAPÍTULO 60. BAJO LA LUZ DEL ATARDECER.





En la comida estuve muy callada, no comí prácticamente nada, no tenía hambre.
Después de la comida salí a dar un paseo por el pueblo, Guille que al parecer se había dado cuenta de mi pésimo estado de ánimo, me siguió.

- Auro, espera.- corrió hasta alcanzarme.
- Hola, Guille.
- ¿me puedes explicar qué es lo que te pasa? No has comido nada.
- No me apetecía.
- Ya y yo me chupo el dedo. Si no quieres contármelo, no lo hagas, pero sabes que estoy aquí.
- Sí, gracias.
- ¿quieres que demos una vuelta en moto?- esa idea me entusiasmaba.
- Vale.- sonreí falsamente. En esos momentos no me salía la sonrisa.

Cogimos la moto. Cuando arrancó, la adrenalina se apoderó de mi cuerpo. Me empezaba a sentir mejor.
El aire en mi cara me despejaba, se llevaba con él todo lo malo que en ese momento iba conmigo.
Me agarré fuerte a Guille, como la primera vez que monté en moto. Disfruté del paisaje que nos rodeaba. Todo montañas, árboles y mucha vegetación.
Paramos al lado de un local, a un lado de la carretera. Toda la puerta estaba llena de motos.
Nos bajamos de la moto y yo le agarré la mano, no sabía que iba a encontrarme ahí dentro y tenía algo de miedo.

- No te preocupes, a todos los conoces.- me sonrió Guille, al notar que estaba algo asustada.

Entramos al local, era bastante grande. La música estaba muy alta y había poquísimas luces. A los laterales había sofás y en el medio unas escaleras que subían al piso de arriba. Debajo de las escaleras estaba el que ponía la música y la gente bailando por todo el local.
No hay día que no haya una fiesta- pensé.- todos los que ayer estaban en el concierto, estarán aquí, por tanto Toni y Gabriel también estarían. Mierda, no quiero verlos, a ninguno.
Muy dentro de mí, sabía que quería ver a Toni, pero no podía permitirme el lujo de pensar en él, de verle.
Guille se fue a hablar con sus amigos, a los cuales ya les había dicho la verdad sobre nosotros. Los pobres estaban más confundidos que yo, incluso.

Al irse Guille me quedé sola. Me acerqué a la barra a pedir un vaso de agua, si ya de por sí hacía calor fuera, dentro era el doble.
Me dieron un vaso de agua, me lo bebí de un trago, estaba sedienta.
Miré a mi alrededor. Había mucha gente. Empecé a caminar por la pista de baile. Un chico me cogió de la cintura y empezó a bailar conmigo. No podía negarme, me encantaba bailar. Bailé como una loca. Me lo estaba pasando genial, cuando alguien que no era el chico con el que bailaba me agarró de la mano, sacándome de la pista. Era Toni, como no. Justo al que menos quería ver. Siempre me pasaba lo mismo.

- Hola, Aurora.- me sentó en el sofá, sentándose él a mi lado.
- ¿Ahora que quieres, Toni?- le miré con indiferencia.
- ¿qué pasa? ¿No puedo sacar a una amiga de la pista del baile si no quiero nada?
- No me vengas con esas. Ya te voy conociendo.
- No sabes nada de mí, Aurora.- se empezó a acercar.
- Tú tampoco sabes nada de mí.
- Algo sí que sé. Cumples los años el 23 de mayo. Tienes 15 años. Eres géminis. Te encanta cantar y bailar. Y..- se quedó callado.
- Lo de mi cumpleaños te lo ha dicho tu abuela y lo de cantar y bailar, se sobreentiende. No hay que ser muy listo para adivinarlo.- le miré, separándome un poco de él.
- Demasiado lista eres tú.- me sonrió, parecía que se divertía.
- Tengo que irme. Me estoy empezando a marear.- mentira, solo necesitaba dejar de verle. Él me producía una sensación tan extraña. Era un chulo y un prepotente, pero no podía evitar sentir algo muy fuerte por él.

Me levanté del sofá sin darle tiempo a contestar y salí del local. Fuera también hacía muchísimo calor. Me fijé en un grupo de chicos, montados en su moto. Siempre me habían gustado los motoristas. Me acerqué a ellos, pero me mantuve a una distancia correcta. Se dieron cuenta de mi presencia en cuanto moví la cabeza hacia ellos y los sonreí.
Parecían mayores que yo, incluso más que Toni. Me miraban de una forma extraña, como si quisieran algo conmigo. Me empezó a entrar miedo y empecé a caminar hacia la moto de Guille.
Cuando me quise dar cuenta, estaba rodeada de ellos. Eran cuatro, a cual más musculoso. Busqué la moto de Guille con la mirada, pero no estaba. Se había ido sin mí.
Los motoristas se bajaron de sus respectivas motos y uno de ellos me agarró de la cintura.

- Hola guapa.
- Hola.- dije yo intentando no parecer asustada.
- ¿te han dicho alguna vez que estás como un tren?- dijo otro de ellos.
- Mi novio me lo repite cada día y a cada hora.- contesté sin pensar. Estos tipos me recordaban a los de la playa del campamento y no iba a dejar que me tratasen igual.
- ¿tu novio? Una pena que no esté aquí ¿no?- rió otro de ellos. Mierda, eso no les valía.
- Si está, dentro.- sonreí, muy segura de mí misma.
- Bueno, pero lo que importa es que no está fuera.- rió otro.- ahora eres para nosotros.
- No, es para mí. Yo la vi primero.- contestó el que me tenía cogida de la cintura.
- Em..tengo que volver a entrar, mi novio me espera.
- Lo sentimos preciosa, pero te quedas con él.- dijo uno de ellos señalándome al que me tenía cogida.
- Exacto.- dijeron los demás y se metieron en el local.
- Tengo que irme.- dije
- Ahora no, estás conmigo.- el chico no era feo, pero me daba asco. A saber con todas las tías que se había acostado, lo que había bebido o peor, lo que había fumado.
- Me están esperando.- intenté mantener la calma.
- ¡Te he dicho que no!- me gritó y me empezó a desabrochar la blusa.- eres mía.- iba muy borracho y colocado, daba verdadero miedo.
- ¡No me toques!-grité con todas mis fuerzas. Él me tapó la boca con su mano, mientras con la otra seguía desabrochándome la blusa. Yo intentaba pegarle patadas, deshacerme de sus manos, pero no podía. En ese momento, en el que la desesperación se apoderaba de mí, apareció Toni y le propinó un puñetazo en el ojo al acosador.
- ¡En tu puta vida vuelvas a tocarla! ¿me has oído?- le volvió a pegar, esta vez en el estómago. Yo empecé a llorar.


Toni, después de darle una paliza se colocó enfrente mía, estaba furioso. Yo no pude aguantarlo más, me abracé a él tan fuerte como pude. En su pecho me encontraba a gusto, me había salvado de una violación. Dios, no podía ni siquiera pensar en esa horripilante palabra que yo había estado a punto de sufrir. Toni me abrazó fuerte, me transmitió seguridad, fuerza, tanta como él tenía y sobretodo protección. Me había demostrado mucho.

- Gracias- le susurré al oído, una vez me había calmado.
- No me las des, he hecho lo que tenía que hacer. Ven, sube a mi moto, te llevo a casa.- me sonrió, con esa sonrisa que se me había quedado grabada a fuego desde mi infancia.
- Vale.- me subí en la moto, poniéndome el casco y amarrándome a su cuerpo.

Arrancó la moto y cogimos la carretera, dejando atrás el local y ese malo momento que había pasado y que esperaba se borrase de mi memoria.
Al recordarlo, una lágrima corrió por mi mejilla, pero murió enseguida, el aire se la llevó.
El cuerpo de Toni era musculoso, su espalda y sus hombros anchos, se estaba muy a gusto agarrada a él.
Miré el paisaje, el mismo que había al venir, sólo que esta vez, el atardecer caía sobre los árboles y la vegetación, iluminando levemente el camino de vuelta y ayudándome, una vez más a vivir un momento para recordar. Un momento con Toni, que sabía que había tenido un principio y tendría un final. Un momento, bajo la luz del atardecer.

domingo, 14 de marzo de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 59

CAPÍTULO 59. NO ES UN CUENTO.




Me desperté con el canto del pájaro de mis abuelos. No era muy tarde, pero tampoco excesivamente pronto. Me vestí, fui al baño y salí a desayunar. Nieves aún seguía dormida así que cerré la puerta despacio.
Me tomé un vaso de leche, a secas, no tenía demasiada hambre.
Busqué mis ray bans y me mojé un poco el pelo, hacía demasiado calor. Cogí el ipod y me miré al espejo, vaya cara tenía. Salí a la calle, todo el aire caliente llegó hasta mí, produciéndome cansancio de nuevo, pero aún cansada y con el sol pegando fuerte, no me paré. Empecé a andar hacia la piscina, que a esas horas estaría vacía. Al llegar, solo estaba el de seguridad en la puerta, le enseñé mi bono y me dejó pasar.
La piscina esta desierta, sólo había un chico, a lo lejos, sentado debajo de un árbol, quizás dormía.
Divisé una sombra, para sentarme, pensar, para relajarme y evadirme del mundo.
Me puse los cascos del ipod y busqué las canciones que quería oír. Laura Pausini era la mejor relajación en ese momento.
Miré al chico, tenía unas gafas parecidas a las mías puestas y no llevaba camiseta. Tenía un cuerpazo, todo he de decirlo, pero no le veía la cara, estaba demasiado lejos.
Cerré los ojos, evadiéndome de todo, centrándome en la música, en la canción de “yo canto” de Laura, me encantaba.
La canción se terminó, y yo sin darme cuenta la había estado cantando en voz alta. Que vergüenza.
El chico que antes estaba apoyado en el árbol. Ahora parecía que venía hacia mí. Al irse aproximando, le pude ver la cara, era Toni. No tenía ganas de hablar con él. Me levanté, recogí mi ipod del césped y salí de la piscina metiéndome en los vestuarios de las chicas.
Me apoyé contra la pared y respiré hondo, intenté relajarme de nuevo, pero un portazo me sobresaltó.
Toni había entrado en el vestuario y había cerrado la puerta. ¿pero qué se creía? Se empezó a acercar a mi, yo le miré desafiante, sin decir una sola palabra.

- Lo siento.- me dijo, parecía sincero. Yo no hablé.- entiendo que no quieras ni mirarme a la cara después de los estúpido que fui, pero no tenía ni idea de lo de tus padres.- seguí muda.- pero es verdad que eres una pija, de eso no me arrepiento.- le fui a pegar una torta pero esta vez el supo reaccionar y me cogió de las muñecas, pegándome a la pared.
- Suéltame..- le dije casi en un susurro.
- La niña muda empieza a hablar, que pena que no la oiga.- estaba muy cerca de mí, prácticamente pegado a mi cuerpo.
- Suéltame.- dije decidida y algo mas alto.
- ¿y si no quiero? – me estaba desafiando, pero para desafiar ya estaba yo.- ¿me vas a pegar?
- Podría.
- Pero no puedes, no te atreves.
- Si me atrevo.- me estaba empezando a gustar estar cogida por las muñecas y pegada a la pared. Pero ¿qué estaba diciendo? Me estaba volviendo loca.
- Has cambiado mucho, pequeña.- me miró a los ojos. Sus ojos eran muy simples, pero con algo especial, algo que te mantenía fuerte.
- Tu también has cambiado. Y yo no soy pequeña.- le mantuve la mirada, sonriendo, pero de una manera un tanto peculiar. Él se empezó a acercar a mi, cada vez más. Notaba su cuerpo pegado al mío, su respiración normal y los latidos de su corazón.
- Ahora eres una chica mala.- rió y me acarició el cuello. Me estremecí.
- No solo soy mala, hay muchas cosas que no sabes de mí.- dije sin cambiar el gesto de mi cara.- ahora suéltame.
- No te voy a soltar aún. Me gustas más así, inofensiva.- me estaban entrando unas ganas locas de besarle. Sus labios parecían tan jugosos.
- Suéltame- dije en voz muy baja.
- Bésame y te soltaré.- me susurró él al oído. Pero ¿cómo se atrevía? Aunque una parte de mí lo estaba deseando, la otra sabía que debía dejarle las cosas claras. ¿A cual hacer caso? Eso no lo sabía.
- Más te gustaría.- sonreí y le pegué una patada en la espinilla que le obligó a soltarme. Salí del vestuario y eché a correr en dirección a casa de mi abuela. Estaba segura de que Toni no dejaría que eso quedase así. Había hecho muy bien, al final.

Entré a casa de mi abuela, sudada, cansada y con mucho calor en el cuerpo, pero sonriente, había conseguido lo que quería, unas disculpas como es debido.
Reí mientras me metía en la ducha y el agua fría recorría mi cuerpo.
Al salir de la ducha y ponerme la toalla, vi a Guille. Estaba escribiendo algo en la mesa del comedor. Me asomé despacio para no ser descubierta y leí un poco. Ponía: Sí, eres tú..
¿a quién iría dedicado? No lo sabía y prefería no enterarme, porque podía sufrir, aunque solo fuese un poco.
Me metí en mi habitación, me vestí y me tumbé en la cama tras encender el ventilador. El calor era totalmente insoportable. Cogí mi libro de “tres metros sobre el cielo” y empecé a leer, con el aire frío en la cara.
“ No puedo dividirme ya entre tu y mil mares...” mi móvil estaba sonando, ¿quién sería a esas horas? Lo cogí.


- ¿Si?
- Aurora, tenemos que hablar.
- Yo contigo no quiero hablar, Gabriel.
- Necesito que me escuches, explicarme.
- ¿y qué me vas a decir? ¿qué excusa me vas a poner?
- No es ninguna excusa, es la verdad.
- ¿acaso no lo hiciste por voluntad propia? Porque yo te vi muy entregado. ¿o es que alomejor te habían drogado? Mira que lo dudo.
- Aurora, es cierto, la besé. Pero lo hice porque pensaba que ya no me querías.
- ¿pero tu de qué vas? Ni siquiera te había visto desde que llegué. ¿cómo puedes pensar eso?
- Te vi en la televisión morreandote con tu amigo de la playa después de cantarle una preciosa canción.
- ¿ Qué?- me había dejado petrificada. Ahora lo entendía. Y podía ser cierto, nos habían grabado con una cámara que tenía pinta de ser de televisión.
- Pensé que tu ya no me querías cuando vi esas imágenes. Se me calló el mundo al suelo. Estuve fatal los dos días siguientes y al saber que volvías, no quería verte necesitaba olvidarte. No estaba dispuesto a sufrir.
- No digas nada más.- una lágrima corrió por mi mejilla. No podía volver a querer a Gabriel. Era imposible, ya todo lo que sentía por él se terminó.- no necesito ninguna explicación.
- ¿ya no me quieres?
- No, Gabriel, lo siento. Pero lo nuestro terminó.- y sin más miramientos le colgué. No quería volver al pasado y Gabriel formaba parte de él.

Lloré, tumbada en mi cama con el cojín en la cara. Lloré hasta que mis lágrimas se agotaron. Me sentí culpable, me sentí muy mal. Recordé todos los momentos vividos con Gabriel. Mi primer beso. Ese beso que fue tan importante para mí. Un beso que recordaré toda la vida.
No estaba segura de nada, todo eran problemas sin importancia, pero problemas al fin y al cabo.
¿Por qué la vida de una adolescente era tan complicada? Esto no era un cuento de princesas, ahora lo veía todo con claridad.

viernes, 12 de marzo de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 58

CAPÍTULO 58. CANSADA.



Corrí hasta que mis piernas se cansaron. No había llegado excesivamente lejos, pero lo suficiente para estar un rato sola, en la oscuridad de la noche.
Toni se había pasado, y ahora más que nunca sabía que había cambiado. Era un chulo, un prepotente y todas esas cosas que le había dicho a la cara. Odiaba a la gente que era así, pero no podía evitar sentirme atraída a él, como cualquier chica
De quité las lágrimas, ya no estaba triste, sino enfadada y furiosa. No quería volver a cruzarme con Toni, ya había dejado las cosas claras entre él y yo. Solamente quería volver a Madrid, allí estaría con Dani y todo lo malo desaparecería, al menos en los momentos en los que estuviese con él. Le echaba de menos.
Divisé un banco, a pocos metros de mi, anduve hacia él y me senté.
Cerré los ojos y recordé la fiesta sorpresa que todos mis amigos me habían preparado. Me acordé de todos y cada uno de los bailes, primero con Jaime y luego con Dani. Sentí de nuevo ese sentimiento de felicidad al vivir en mi mente ese beso, ese beso que me llenó por dentro, que me llenó de vitalidad y de amor.
Una lágrima corrió veloz por mi mejilla, antes de morir en mis labios. Dani era mucho para mí, pero era imposible, tenía que olvidarme de él, sólo podíamos ser amigos y eso por dentro me mataba.

Escuché un ruido cercano a mí, que me hizo abrir de inmediato los ojos. Un chico joven se acercaba, a lo lejos no le reconocí. Cuando estuvo lo suficientemente cerca como para verle la cara me di cuenta de que era Guille, parecía triste.

- ¿Qué te pasa, Guille?
- Cosas sin importancia. ¿Qué hacías aquí sola a estas horas de la noche?
- Pensar, airearme de tanta gente.
- Haces bien. Te he oído cantar.- me sonrió.
- ¿En serio? No te vi.
- Lo sé, me aseguré de que no me vieras.
- ¿Dónde estabas?
- Bajo el techado, con Toni. Cantas genial, Auro y no me cansaré de repetírtelo.- entonces Toni me había oído y visto cantar.
- Y yo no me cansaré de repetirte que eres una exagerado.
- Parece que la palabra exagerado es ya de tu propiedad, estas empezando a rayarte.
- ¡Pues no!
- Sabes que sí, primita.
- No quiero discutir, así que mejor no digo nada, pero yo tengo razón.
- Tu lo que eres es una cabezota.- y no le contesté, sino me cabrearía y no tenía ganas, bastante me había enfadado ya.

PARTE NARRADA POR GUILLE.



Volví a la plaza, después de dar un paseo con Lola, besaba muy bien, pero no me hacía sentir lo que había sentido con Aurora.
Aurora, mi dulce y delicada Aurora, como echaría de menos sus besos. Ya me lo había dejado claro todo, y tenía razón, éramos primos y por más que quisiésemos lo nuestro no llegaría a ninguna parte.
Aurora ya no estaba en el escenario, no la veía por ninguna parte. Me empezaba a preocupar.
Comencé a andar hacia el parque que había al lado de la piscina, en el camino me encontré con Toni.

- Guille.- me dijo, parecía angustiado.- Aurora está en ese parque, no quiero dejarla sola pero se que a mí no me quiere ver.
- ¿qué es lo que ha pasado?- ahora estaba más preocupado.
- Hemos discutido, me he pasado, he dicho lo que no debía.- se le escaparon unas lágrimas y no pude más que abrazarle, como colega que era.
- No pasa nada, se le pasará pronto, eso sí, mañana discúlpate, Aurora es muy sensible.
- De acuerdo, pensaba hacerlo. Por favor Guille, cuídala.
- Lo haré.- él me dio las gracias y se fue.

Me encaminé hacia el parque y la vi allí sentada, en un banco. Parecía distraída y triste. Verla así me ponía a mi mal. Además había sido un asqueroso al liarme con Lola. No habían pasado ni dos horas desde que Aurora y yo lo dejamos en solo primos. Me sentía mal por lo que había hecho.
Me senté a su lado, en silencio, ella me reconoció. Estuvimos hablando, pero no quise sacar el tema de Toni, daba por hecho de que la dolería. Volvimos a casa y cada uno entró en su habitación.
Fui al baño y al salir me senté en la cama y saqué el móvil, mirando una y mil veces la foto que le había sacado a Aurora cantando.
Me metí en la cama y me dormí, pensando en la única chica que me había hecho sentir lo que era en realidad el amor, Aurora, mi prima pequeña.







PARTE NARRADA POR AURORA





Me levanté, seguida por Guille, tenía sueño, estaba bastante cansada y el día de hoy había sido muy movidito.
Entramos prácticamente de puntillas, cerramos la puerta con llave y cada uno se metió en su habitación.
Al cerrar la puerta vi a Nieves dormida en su cama, no quería despertarla. Me cambié en silencio, fui al baño y me metí en mi cama.
Mis ojos se cerraron, me pesaban. No me dio tiempo a pensar nada, sólo a soñar con ese día que acababa de terminar.

jueves, 11 de marzo de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 57

CAPÍTULO 57. DISCUSIÓN.




Cogí el micrófono, decidida. Edu empezó a cantar la canción que yo haría a dúo con él. Se llamaba “Un paso más en nuestro amor” y la letra era preciosa. La cantamos juntos, yo ya no tenía vergüenza, estaba centrada en la canción, en la música.

Por un simple intento de separarnos,
Nuestro amor dio un cambio radical,
Ahora te quiero demasiado
Y cada día que pasa te necesito más.


Este estribillo lo cantamos juntos. Nos quedó muy bonita la primera canción. Al terminarla y dar las gracias a toda la gente que nos estaba viendo, busqué a Toni y a Guille una vez más por la plaza, sólo conseguí divisar a Toni, que sonreía. Gabriel estaba a su lado, mirándome con cara de pocos amigos.¿ también conocía Toni a Gabriel?
Llegó la segunda canción. En esta había muchas partes que cantaba yo sola. Se llamaba “ Por fin te vuelvo a ver”. Empecé yo.

Recordando tiempos pasados,
De niños, de juguetes y de tanto sonreír,
Lloré, por el cambio de la vida,
al saber que tu no estabas aquí.

Continuó él.

Mirando mi ventana cada noche,
Las estrellas me recordaban a ti,
Su luz, su dulzura, su derroche de felicidad
Te buscaba pero no estabas allí.

Seguí yo.

Un buen día, al pasar por ese parque
No me pude controlar,
Me senté en el banco que era nuestro,
Y reí cuando vi el viejo tobogán.

Él.

Paseando, no muy deprisa,
Me fijé en el parque dónde solíamos jugar.
En nuestro banco había una chica,
Me acerqué para verla un poco más.

Yo.


Al principio todo fue una sorpresa,
Había pasado mucho tiempo, sin vernos.
Siempre supe que te quería,
Pero no quise decirlo, pensé que te perdería.

Él.

Al verte mi corazón latió deprisa,
Tocarte, abrazarte, hacerte una caricia,
Oler tu olor una vez más en mi interior,
Te quiero y ahora no temo al amor.

Juntos.

Por fin te vuelvo a ver,
Siempre te recordé,
Nunca nos separaremos.
Te quiero.


Al terminar la canción, la gente estalló en aplausos. Yo miré a Toni, pero él ya no me veía, estaba ocupado liándose con una chica del grupo que había venido antes. Le agradecí a Edu el haberme dado la oportunidad de cantar con ellos en el escenario, delante de toda la plaza. Me despedí de los demás chicos de grupo y bajé del escenario.
Me acordaba perfectamente de Toni, la canción me había ayudado mucho. Él me sacaba dos años, como Gabriel, pero nuestras abuelas era muy amigas, por eso de pequeños jugábamos juntos. Nuestra amistad terminó cuando dejé de venir para las fiestas, con apenas 7 años. Le recordaba como un chico simpático, guapo y divertido, con el que me reía mucho. Pero la gente cambia- pensé para mis adentros.
Salí de la plaza, no corriendo, pero sí andando deprisa, no quería que el estúpido de Gabriel me siguiese. Saqué el móvil y le mandé un sms a Guille, para que supiese que estaba bien, sana y salva. Me senté en un banco cercano a la plaza, necesitaba asimilar todas las emociones que había vivido esa noche.
Le había dicho a Guille que sólo primos, porque no podíamos mantener nada más. Había conocido, de nuevo a Toni, y me había parecido un chico bastante chulo y prepotente, pero simpático, aunque cuando le había visto liarse con una de esas chicas, me había cabreado un poco. Había cantado dos canciones a dueto con un cantante profesional, encima de un escenario, siendo el centro de atención de muchas personas. Madre mía, menuda noche, y eso que sólo habían pasado tres horas. Aún quedaba mucha noche por delante.
Me levanté del banco y me dirigí a la plaza de nuevo. Con la cabeza bien alta y la sonrisa en la cara. Al llegar, me subí a los asientos que habían colocado para los toros y presté atención a la canción que estaban cantando clan4. quería evadirme del mundo, ser solo la música y yo.
Alguien se sentó a mi lado, era uno de los amigos de Toni, le reconocí enseguida.

- Hola, eres Aurora ¿no? La que ha cantado en el escenario y la prima de Guille.
- Sí, la misma y tu eres un amigo de Toni, pero no sé tu nombre..
- Samuel, me llamo Samuel, pero prefiero que me llamen Sam.
- Encantada.- sonreí y le planté dos besos en la cara.
- Igualmente.- sonrió también, tenía una sonrisa prácticamente perfecta, los dientes muy blancos y ninguno torcido. Quizás había llevado aparato.- cantas fenomenal, me has dejado alucinado.
- Muchas gracias- me sonrojé, pero no será para tanto.
- Créeme, lo es.- reí.- me pareces una chica muy simpática y guapa.
- Bueno, si tu lo dices..-reí.- un cumplido siempre se acepta.- sonreí.- además tu también estás muy bien.- Sam era un chico alto, pero no exagerado, tenía el pelo negro y los ojos marrones, era muy normalito. Pero tenía algo que me llamaba la atención. Seguramente su sonrisa, que como ya he dicho, era perfecta.
- Madre mía, me encantas.- cerró los ojos, tenía todas las intenciones de besarme. Miré hacia donde estaba Toni, nos estaba observando, se había separado de la chica y ahora me miraba fijamente. La chica se acercó por detrás a él y le dio un beso en el cuello. No me lo pensé dos veces, me lancé y besé a Sam.

No fue un beso como los que me daba con Gabriel (besos que intentaba olvidar) o con Fer (pobre Fer, con lo majo que es él, y yo no le quiero) el primer y único beso con Dani (como ese beso no tendría ninguno más, en mi vida, a no ser que fuese con él, cosa que es casi imposible) ni como los besos que me di con Guille (tan apasionados y con tanto sentimiento). El beso con Sam fue un beso, sin lengua, una simple unión de labios que no me afectó para anda.
Me separé de Sam, pidiéndole disculpas, diciéndole que me tenía que ir, que mi primo me buscaba. Me bajé de el palco y me dirigí a la salida de plaza. Una mano en mi hombro me detuvo. Me giré para ver quién era. Toni.

- ¿qué hacías con Sam?
- ¿Acaso te importa mucho?
- Os he visto besándoos.
- ¿No te han dicho nunca que espiar a la gente es de mala educación?
- Creo que me merezco una explicación.
- ¿por qué? yo no tengo que darte explicaciones sobre con quién me beso o me dejo de besar.
- Si tienes que dármelas.
- Dime un solo por qué.
- Por que..- estaba apunto de decir algo, pero se quedó callado.
- ¿ves? Eres un chulo, un prepotente y un engreído que va espiando a la gente.
- Y tu eres una pija que se cree la más mayor y la más mala cuando en realidad lo que da es pena.
- Que te den.
- Pija de mierda. Nunca pensé que MI Aurora fuese así.
- ¡Yo no soy tuya! ¡ No le pertenezco a nadie!
- Deja de gritar que pareces una histérica, una niñita de ciudad, pija y malcriada por sus papis que la consienten todo y sin un solo problema en la familia.- no lo pude aguantar más, le pegué una torta en la cara.
- ¡ si tengo problemas en mi familia! ¡ Mis padres se acaban de separar!- grité, me solté de su mano y salí corriendo, sin poder contener las lágrimas.


PARTE NARRADA POR TONI.



Al vera Aurora, el corazón me dio un vuelvo, había esperado demasiado para verla, para contemplar sus ojos color marrón verdoso, poder disfrutar de su maravillosa sonrisa, pero cuando por fin la tenía delante, después de 8 años, no sabía que decirla.
Se fue, no me molesté en buscarla fuera de la plaza, hice bien. Al poco tiempo de empezar el concierto, salió al escenario a cantar.
Aún recordaba su hermosa voz cantando las canciones del verano de aquellos tiempos, cuando nosotros aún éramos unos enanos.
Había mejorado, mucho y ahora su voz era mil veces mejor que cuando tenía 7 años. Cantaba tan bien que la gente se había quedado asombrada. Mis amigos se había empezado a colar por ella y yo, estaba sintiendo lo que sentí en su momento, hace 8 años.
La primera canción, la cantó muy bien, yo me había escondido debajo de un techado, para que ella no me viese.
En la segunda, por el contrario salí, para que Aurora se diese cuenta de que estaba ahí, para apoyarla. La canción que cantó, me deshizo por dentro. Era muy parecida a lo que pasaba entre nosotros. Me sentía muy identificado.
Antes de que terminase, Luna se acercó a mí, iba medio borracha. Se me insinuó varias veces. Yo no quería liarme con ella, quería oír la canción, escuchar a Aurora y centrarme en lo que estaba sintiendo en esos momentos por ella, pero Luna insistió demasiado. Terminé cediendo y nos liamos, aunque yo sin ganas. Cuando me separé de Luna, la busqué con la mirada, ya no estaba en el escenario, ni en la plaza, pero supuse que volvería. Me alejé de Luna, cuando vi a Aurora sentada en las gradas, estaba guapísima, se la notaba feliz. En ese momento se sentó a su lado Sam, eso me desconcentró. Vi como hablaban, ambos sonreían y luego Aurora me miraba. Esa mirada me hizo ver las cosas claras, sabía que me intentaba transmitir algo, pero no sabía lo que era. Noté en su cara algo de tristeza, justo antes de besar a mi amigo. Me asusté un poco, ahora volvía a tener a Luna detrás de mí y me había besado el cuello, justo en el momento en que Aurora se había girado y besado a Sam. Todo cuadraba, quería darme celos.
Se bajó de las gradas, iba algo rápido. Me solté de los brazos de Luna y la seguí. Terminé alcanzándola y parándola.
La pedí explicaciones, se enfadó. Estaba tan guapa enfadada.
Pero metí la pata, hasta el fondo. La dije que no había problemas en su familia, y ella me gritó que sus padres se acababan de separar. Eso me descolocó completamente. Me sentí un mierda, un idiota y un estúpido. La había hecho daño, sin querer, pero lo había conseguido. Me había pegado una torta, me la merecía. Y ahora ella estaba a saber dónde llorando. No podía dejarla a esas horas de la noche sola, la quería, siempre la había querido. Eché a correr por donde ella había ido.
Solo esperaba encontrarla.

miércoles, 10 de marzo de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 56

CAPÍTULO 56. LO QUE MÁS ME GUSTA EN LA VIDA.




Pasamos por delante de un grupo de chicos. Uno de ellos me paró. Era el típico chico que le gusta a todas las chicas. Guille, le miró, parecía molesto, quizás le conocía.

- Hola guapa. ¿tú eres la nieta de Ricardo y Luisa?
- Sí, pero prefiero que me llames Aurora ¿y tú eres?
- Soy Antonio, pero me llaman Toni.
- Vale, y ¿de quién eres nieto?
- De Pilar y Alfonso. Pero tampoco me gusta que me reconozcan por eso.- me sonrió. Tenía una sonrisa muy bonita, me sonaba esa sonrisa.
- Guille, ¿están tus amigos por aquí?- le susurré al oído.
- No, esto de los conciertos no va con ellos.
- Vale.- entonces me dirigí a Toni.- ¿conoces a Guille?
- Sí, claro. Es tu primo tercero ¿no?- él y al parecer todos los que estaban en la plaza sabían que Guille y yo éramos primos, así que se acabaron los besos y los abrazos comprometidos. Había que aparentar.
- Sí. ¿ todo el mundo le conoce o qué? Voy a ser yo la única que le ha conocido hace apenas dos días.
- Todos le conocemos. Siempre viene para las fiestas.
- ¿a sí?- miré a Guille.- no me lo habías dicho, primo.
- Se me fue.- Guille me miró con cara de perdóname.
- Ya, bueno Toni ¿y tú como sabías quién era yo?
- Claro, ya no te acuerdas. De pequeños jugábamos juntos. Y aunque hace mucho que no venías a las fiestas, no me he podido olvidar de ti.
- ¿eres tú?- me quedé bastante sorprendida. Ya sabía de qué me sonaba esa sonrisa, al parecer era él el niño que yo recordaba y que tanto me había gustado cuando tenía apenas 5 años.
- El mismo.- sonrió. No pude evitar abrazarle. Claro que le recordaba, sólo que había cambiado muchísimo, estaba muy guapo.
- Ya me acuerdo de ti.- sonreí, alegre.
- Me acuerdo perfectamente de esa sonrisa. Estás guapísima Aurora, has cambiado, pero sigues manteniendo esa sonrisa.- me sonrió y me abrazó de nuevo, plantándome un beso en la mejilla que me dejó algo extrañada. Parecía majísimo, aunque claro, sería un chulo que tiene a todas detrás, no podía pensar bien de él cuando sólo le conocía de cuando éramos unos críos.
- Gracias, tu también estás muy guapo.- volví a sonreír. Me salía sola la sonrisa. Guille nos miraba no muy convencido de que ya nos lleváramos bien. Parecía algo molesto, como cuando vio a Toni. En ese momento aparecieron un grupo de chicas. Eran todas monísimas.
- Hola, Guille. Tenía ganas de verte.- dijo una de ellas, la que parecía la más guapa y atrevida del grupo.
- ¿qué hay Lola?- ¿quién era esa chica y por qué estaba intentando ligar con MI Guille?
- Estaba esperándote.- ¿esperándole? Ahora sí que no entendía nada.
- Em hola, soy Aurora.- hablé, dirigiendo a esa tal Lola.
- Lo sé.- me contestó, interrumpiendo mi presentación.- eres la primita pequeña de Guille.- ni que ella fuese gigante.- no se cómo la has podido traer, ¿no sabías que si la dejas sola quizás la pase algo malo, Guille?- esta vez se dirigió a él. Me estaba empezando a cansar con tanta prepotencia. Guille iba a hablar, pero no le dejé.
- Mira, Lola, me sacarás los años que te dé la gana y te creerás la chica más guapa de este planeta, pero no eres nadie para decir lo que has dicho de mí. Porque te equivocas. Sí, es cierto que soy la prima de Guille, pero él no me a traído he venido por mi misma y sé cuidarme sola, por tanto dudo mucho que me pase nada malo. Ahora busca un espejo mírate y retócate el pintalabios, se te ha quitado todo.- y tras decir esto y sin esperar contestación me di la vuelta y me fui en dirección al escenario.

Contemplé todos los cables, los micrófonos y las guitarras que había ahí arriba. Mientras yo miraba alguien se acercó a mi y se puso a mi lado, era Guille.

- Aurora, no sé por qué te has puesto así.
- Yo sí y no tengo que darte explicaciones, primo.
- No solo soy tu primo, sabes que te quiero.
- Guille, creo que todo lo que hemos pasado juntos ha sido genial, enserio. Me has hecho sentir muy especial y lo he pasado estupendamente contigo, pero hay muchos impedimentos. No podemos estar juntos cómo algo más que primos, no podemos querernos cómo algo más. Cada uno por su parte en el tema del amor ¿vale?- me dolía decirle aquello a Guille, le quería, pero tenía que sacrificar todo ese amor, éramos primos y hasta ese momento no me había dado cuenta.
- Como quieras.
- Eso sí, espero que todo lo que nos queremos se mantenga, pero como primos.
- Se mantendrá, no podré besarte, pero sí abrazarte y con verte feliz, me vale, prima.- y me dio un beso en la mejilla, yo sonreí. Ya estaba todo solucionado. Él podía ir con la chica que quisiese y yo, pues dedicarme a hacer lo que mejor se me daba hacer, sonreír a todo lo que la vida me mandaba. Se fue, con el grupo de chicas, ahora no había nada que le impidiese ligar y yo estaba feliz viéndole sonreír.


Al irse Guille, yo seguí mirando todos y cada uno de los instrumentos de música que había en ese escenario. Los micrófonos me llamaban, quería subir ahí y cantar, necesitaba enseñarle a esa estúpida que podía ser una chica más pequeña que ella, pero con muchísimas más cualidades. Quería demostrarle a toda esa plaza abarrotada de gente, lo que podía hacer.
Un chico, joven subió al escenario a colocar la batería. Yo le miré y sonreí al notar que era uno de los chicos del grupo que tocaban esa noche. El chico para mi sorpresa se giró, manteniéndome la mirada. Tenía unos ojos muy bonitos, eran como los míos, al menos eso me parecía, ni verdes ni marrones, una mezcla un tanto extraña y bonita a la vez.
Me sonrió, de la misma manera que me había mirado y yo le respondí con otra sonrisa. Se empezó a acercar hacia donde yo estaba y se agachó para poder hablar conmigo.

- Hola, soy Edu. ¿cómo te llamas?
- Me llamo Aurora. ¿eres del grupo que toca esta noche?
- Sí, soy el cantante y bajista.
- Que bien, tengo ganas de oíros tocar. Necesito un poco de música para olvidarme de todo.
- ¿te gusta mucho la música?
- Sí, la música es mi vida.
- También la mía. ¿Sabes tocar algo?
- No, pero sé cantar.
- ¿En serio? No se encuentra todos los días a un chica simpática que sepa cantar. Supongo que serás aguda ¿no?
- Exacto, pero tampoco soy profesional, es solo que me apasiona la música y cantando es cómo expreso todo.
- Me gusta tu forma de pensar. Ven conmigo, me gustaría oírte cantar.- me llevó detrás del escenario y se sentó en una silla tras darme un papel con la letra de una de mis canciones preferidas. Kate Perry Hot and Cold.
- Me encanta esta canción.
- Eso está bien, ahora toco un poco el ritmo y cántala, cómo sepas.
- Vale.
- ¿preparada?
- Totalmente.- y empezó a tocar y yo le seguí, cantando, esa canción enseñaba muchas cosas, por eso me gustaba tanto. Terminé de cantarla y él me miró. Por su expresión parecía sorprendido.
- Cantas fenomenal, en serio, tienes una voz impresionante.
- Tampoco es para tanto.- me quedé algo cortada al oír sus palabras.
- Créeme, lo es. ¿Te gustaría cantar dos canciones hoy conmigo ahí arriba? La chica que cantaba con nosotros se ha ido del grupo hace poco y teníamos dos canciones con ella.
- ¡Me encantaría!- estaba ilusionada, radiante, iba a cantar delante de un montón de gente. Era otra casualidad de la vida que la chica de este grupo se hubiese ido, que Edu me hubiese encontrado mirando el escenario y se hubiese decidido a hablar conmigo y preguntarme. Era una suerte todo lo que me acababa de pasar.
- Genial, entonces te voy a presentar a los demás.- me llevó al otro lado de la carpa que habían montado detrás del escenario. Allí había dos chicos más, uno con las varillas de la batería y el otro con una guitarra.- estos son Fede.- dijo señalando al guitarrista.- y Santi.- este era el de la batería.- chicos, esta es Aurora, la que va a cantar conmigo las dos canciones del dueto.
- Encantados.- dijeron prácticamente a la vez.
- Igualmente.- sonreí y les di un beso en la mejilla a cada uno.

Me enseñaron las canciones, eran fáciles y la música estaba genial. Eran dos canciones de amor, si fuese una película, la primera trataría de dos enamorados que han vivido toda su vida juntos y cuando creen que ya no hay amor, pasa lo contrario, que se quieren aún más. La segunda trataría de un chico que de pequeño solía jugar con una chica, pero que con el paso del tiempo perdieron el contacto, pero ya más mayores se volvían a encontrar y se enamoraban. Esta canción me recordó a Toni. Pero dudaba mucho que él sintiese algo más que amistad por mí. La pregunta era, ¿yo sentía algo por él? Acababa de verle, la respuesta a esa pregunta aún no la tendría.
Me aprendí rápido lo que me tocaba cantar y me arreglé un poco el maquillaje frente a un espejo de detrás del escenario.
Seguramente Guille me está buscando.- pensé, al fin y al cabo era mi primo.
Empezaron las presentaciones, primero dijo el alcalde del pueblo el nombre del grupo clan4, el nombre era original, y fácil de pronunciar, así que seguro que enganchaba a la gente. En segundo lugar dio los nombres de los chicos. Ellos me habían dicho que cantarían dos canciones antes de que me tocase salir y luego me llamarían al escenario. Estaba realmente nerviosa.

Cantaron las dos canciones que tenían preparadas, ambas geniales y me llegó la hora de subir.

- Ahora, subirá al escenario una chica que me acompañará en dos canciones. Ha sido elegida hace muy poco así que esperamos la deis el mismo apoyo que a nosotros.- con esas palabras se me había hecho un nudo en el estómago ¿y si no les gustaba?- así que recibamos con un fuerte aplauso a ¡Aurora!- al escuchar mi nombre me armé de valor, repitiéndome una y mil veces que oportunidades como esta solo se tienen una vez en la vida. Subí al escenario, arropada por cientos de aplausos de la gente reunida en la plaza de mi pueblo. No veía a Guille, ni a Toni, eso me desanimó un poco, pero no decaí. No podía venirme abajo ahora, tenía que superar mi vergüenza y hacer lo que más me gustaba hacer en este mundo, cantar.

martes, 9 de marzo de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 55

CAPÍTULO 55. COMO SI LES LEYESE LA MENTE.





Volvimos a casa, mi abuela ya estaba esperándonos en la puerta, parecía preocupada. Ahora solo podíamos mentir.

- ¡Hola abu!
- Aurora, Guillermo, ¿pero dónde os habíais metido?
- Es que cómo Guille ha visto muchos sitios cerca de aquí, preciosos por cierto, pues me ha llevado a uno de ellos y así hablábamos y nos conocíamos más.
- Me parece muy bien, chicos, pero la próxima vez al menos avisar.
- Lo siento, tía, no se preocupe, no volverá a ocurrir.- Guille era muy educado. A mi abuela le encantaba.
- Eso espero. Poneros guapos, esta noche hay un concierto en la plaza, porque mañana empiezan las fiestas.- ya se me había olvidado que mañana era el día en que empezaban las fiestas del pueblo. Eso conllevaba un mogollón de gente por las calles, jóvenes de botellón por la noche y mucha marcha. Me encantaban las fiestas y ese año las pasaría con Guille.
- Vale abu, dame media hora y ya estoy.- sonreí y me fui a mi habitación para prepararme. Tenía que ponerme guapa, sería una noche un tanto movidita.

Entré en mi habitación con una sonrisa de oreja a oreja, feliz, enamorada, ilusionada. Tenía novio, un novio que sabía que no me engañaría con cualquier chica que pasase.
Cogí el móvil, 3 llamadas perdidas y 2 sms. Madre mía, ¿habrá pasado algo?
Las llamadas eran las 3 de Cata y los sms uno de Dani y otro de Fer. Primero leí los mensajes.
Dani:
“Aurora, necesito verte. Tengo que contarte algo que ha pasado por aquí. Es sobre mí, pero no es malo. Espero tu respuesta. Te quiero.”

¿qué habría pasado? Ya estaba preocupada, comiéndome la cabeza. Menos mal que al menos ponía que no era malo, sino me daba algo, solo de pensar que a Dani le podía haber pasado algo, que estuviese en el hospital. No quería ni pensarlo.
El otro sms era de Fer:
“Hola guapísima. Tengo ganas de verte. Ya sé que no estás en Madrid, pero estoy deseando que vuelvas. Un beso.”

Típico de él, pobre, se notaba que estaba enamorado de mí, pero yo por desgracia no lo estaba de él.

Después de leer los sms, llamé a Cata. Que me hubiese llamado 3 veces en menos de media hora, no era muy normal en ella. Cata parecía una chica tímida, que no se relacionaba mucho, pero en el fondo era una chica muy simpática, la encantaba ayudar a los necesitados y daba muy buenos consejos a sus amigas, a mí incluida. Su debilidad eran los chicos. Cuando se fijaba en uno no hacía más que suspirar cada vez que le veía pasar por delante suya. Era peruana, y majísima.

- ¿Sí?- Cata contestó al teléfono.
- Hola Catita.
- Auro, ya era hora de que llamases.
- ¿por qué? ¿pasa algo?
- Sí, te quería preguntar algo muy importante.
- Dime, soy toda oídos.
- ¿puedo irme a las fiestas de tu pueblo contigo?
- ¡Pues claro! De hecho ya os lo propuse antes de acabar el insti.
- Lo sé, pero no he podido convencer a mis padres hasta ahora.
- Bueno, no pasa nada. ¿Vienes mañana?
- Si no es mucha molestia..
- ¡Sabes que no! Además te tengo que contar un millón de cosas.
- ¡Genial! Pues mañana estoy allí. Ya me sé todo, dirección y..teléfono de casa de tu abuela.
- Ok mañana nos vemos. Un beso Catita.
- Un beso Aurita.
- ¡Ciao!
- ¡Adiós!


Iba a venir mi Catita a pasar las fiestas de mi pueblo conmigo, sería genial. Le presentaría a Guille, a Vicente y a sus respectivos amigos. Estaba segura de que nos lo pasaríamos en grande.

Me di cuenta de que tenía que vestirme rápido para el concierto de esa noche, en la plaza. No me quedaba mucho tiempo.
Me puse unos pitillos largos negros, una camisa rosa clara algo escotada y unas manoletinas del mismo color que la camisa.
Me alisé el pelo y me lo dejé suelto. Me quedaba muy bien sin ningún accesorio.
Terminé dándome brillo de labios, haciéndome la raya negra y un poco de rímel transparente. Iba guapa, formal, pero a la vez tan dulce como todos decían que yo era.
Salí de mi habitación 5 minutos tarde. Ya toda la familia me esperaba en la mesa para cenar. Mis abuelos me dijeron que estaba muy guapa. Nieves se limitó a sonreír, al igual que Vicente. No me había dado cuenta de lo parecidos que eran ellos dos.
Guille, por el contrario me miró, como sólo él me sabía mirar y con eso ya me decía todo.
Cenamos lo más rápido que pudimos, sino nos perderíamos el concierto. Me despedí de mi abuela y cogí las llaves de casa, porque llegaría bastante tarde, con Guille.

- Cuídamela eh Guille!- dijo mi abuelo.
- ¡Pues claro que sí!- Guille sonrió.
- Abuelo, soy mayorcita, sé cuidarme yo sola.- les dirigí una mirada asesina a mi abuelo y a Guille.
- Ya, pero por si acaso.- rió mi abuelo tras darme un pequeño achuchón.- además no todos se resisten a una chica tan guapa como tú.
- Estoy contigo, tío Ricardo.
- Menuda familia de exagerados.- me ruboricé y comencé a andar en dirección a la plaza, dándoles la espalada a ambos.

Guille salió tras de mí, al despedirse de mi abuelo.

- Sabes que no exageramos.
- Que pesados que sois..
- Lo seremos hasta que te lo creas.- me cogió la mano al cruzar la esquina y perder de vista a mis abuelos.
- Eres tonto.
- Te quiero.- me susurró al oído. Yo sonreí, no sabía cómo lo hacía pero me derretía oír esas dos palabras salir de su boca.
- Y yo.- le di un beso en la mejilla, él me miró extrañado.
- Es por si acaso.-reí intentando poner la voz de mi abuelo. Guillé rió conmigo.

Y así, de la mano y riendo, llegamos a la plaza, dónde muchísima gente esperaba tener un cotilleo. Sobretodo chicas de la edad de Guille. Los chicos en cambio lo único que querían era intentar que yo me fuese con ellos.
Tíos, al fin y al cabo.- pensé y sonreí. Era como si estuviese leyéndoles la mente. Sabía perfectamente lo que pensaban, sólo con mirarlos y notar su mirada clavada en mí y en mi culo.
Las chicas, por el contrario se estaban muriendo de envidia. Eso me hizo sentirme aún mejor. Guille no sólo era mi primo, sino también mi novio y eso me unía muchísimo a él.

lunes, 8 de marzo de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 54

CAPÍTULO 54. SECRETO.



La mañana se me pasó volando, entre los abrazos, los besos y las caricias de Guille, me sentía tan bien que no me había dado cuenta del paso del tiempo.
Llegó la comida y como siempre, nos sentamos todos a la mesa. Al terminar de comer, lo único que me apetecía era dormir un poco.
Fui a mi habitación y me tumbé en la cama. Estaba siendo un día perfecto, pero anoche me acosté muy tarde y tenía sueño, aún habiéndome levantado muy tarde esa mañana.
Cerré los ojos y me sumí en un profundo sueño, del cual no salí hasta que noté como alguien se tumbaba a mi lado y me abrazaba por detrás. Me di la vuelta para estar frente a sus ojos y vi que era Guille. Me sonreía. Yo me abracé más a él y los ojos se me cerraron de nuevo.
Pasé una siesta muy agradable, abrazada al chico que además de mi primo mayor era si se puede decir así, mi novio. Aunque no sabía si podía usar ese término para referirme a él, a nosotros.

Me levanté despacio, para no despertarle, Guille aún estaba dormido.
Me arreglé un poco, lo básico, el pelo, me eché un poco de rimel y brillo.

- No tienes por qué maquillarte, estás guapísima también sin la cara llena de potingues.- Guille se había despertado y estaba en ese momento mirándome.
- Pero me gusta sentirme guapa, y con maquillaje me siento así.
- Pues ya te digo yo que estas guapísima sin él, aunque eso sí, me encantas de todas las maneras.- se levantó y se acercó a mí, abrazándome por detrás.
- Me miras con buenos ojos, nada más.- le sonreí.
- Te miro como te tengo que mirar.- me empezó a dar besos por el cuello.
- Para anda- le susurré al oído.- ¿vamos de paseo? Necesito salir de esta casa.
- Eso está hecho.

Salimos de la habitación prácticamente corriendo y llegamos a su moto que estaba en el garaje. Montamos en ella tras ponernos los cascos.

- Te voy a llevar a un lugar precioso, solo espero que te guste.- me dijo antes de arrancar.
- Viniendo de ti, todo me gusta.- sonreí. Siempre había sido algo cortada con los chicos, pero con él era distinto, todo era mucho más fácil, más natural. Podía ser yo misma sin miedo a no gustarle.

Arrancó y yo me agarré fuertemente a él, como ya había hecho el día anterior. Su espalda era musculosa y sus hombros lo suficientemente anchos como para apoyar mi cabeza en ellos mientras el aire me daba en la cara y me echaba el pelo para atrás.
Pasamos por una carretera en la que no había apenas coches y salimos a un lago, precioso, rodeado de altos árboles y flores de todos los colores y tamaños. Parecía un paraíso, muy parecido a mi sueño o ¿quizás era el lugar de mi sueño?
Aparcamos la moto al lado de un árbol enorme y le pusimos la cadena.
Nos quitamos el casco y nos miramos a lo ojos. Tanta emoción en mi interior tenía que salir, me acerqué a él y me tiré a sus brazos riendo.
El rió también, a mi compás, le besé, como la primera vez que había probado sus labios. Dulce pero a la vez apasionado. Un beso de los que no se olvidan.
Nos caímos al suelo y empezamos a rodar por el verde que estaba a nuestros pies. Estábamos felices, enamorados, aunque fuera un amor prohibido, nada nos podría separar en esos momentos de alegría infinita, juntos.
Terminamos rodeados de flores moradas, lilas seguramente, y yo encima de él, mirándole a esos preciosos ojos color marrón.

- Me encantan tus ojos, no me cansaré de repetírtelo.- le dije sin dejar de mirarle.
- A mi me encantan los tuyos, son preciosos.
- Gracias, pero me superan los tuyos.- y tras decir esto le volví a besar. Esta vez el beso fue más suave, lento, con ternura, pero con la misma muestra de amor que los anteriores.

Nos levantamos y nos sentamos en el césped, rodeados de flores. Nuestras manos se habían juntado y sus yemas de los dedos se movían acariciándome la mano. Nos miramos, con una gran sonrisa en la cara.

- Aurora, quería decirte algo..
- Dime.
- Sé que está mal, pero no puedo evitarlo..
- Me estás asustando Guille..
- Te quiero, te quiero como no he querido nunca a una chica. Estoy enamorado de ti y aunque se que somos primos, no me importa, lo que siento por ti no lo puedo cambiar. ¿Quieres ser mi novia?
- Guille, somos primos, no se si deberíamos..
- Si eso es lo que te preocupa, lo llevaremos en secreto. Solo lo sabremos tu y yo.
- Te quiero- le susurré al oído, emocionada y le besé, mientras me volvía a tumbar. El fue el que se puso esta vez encima, y me besaba, al principio suave, despacio, luego mas pasional y después mas intensamente.
- No quiero que termine este momento, nunca.- me miró a los ojos de nuevo y me hizo estremecer. Yo tampoco quería que terminase, estaba tan a gusto y sentía algo tan grande por él que todo, absolutamente todo se me había olvidado de repente. Dani, Gabriel, Fer, todo. En ese momento solo existíamos él y yo.

Ese momento por desgracia terminó, en cuanto mi móvil sonó. Mi abuela me llamaba, para saber dónde estaba. Teníamos que volver a casa, por desgracia y enfrentarnos a la familia, manteniendo en secreto lo que sentíamos el uno por el otro.