solsticio de verano

solsticio de verano

jueves, 15 de abril de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 71

CAPÍTULO 71. CASTILLOS EN EL AIRE.





Paseamos muy despacio, cogidos de la mano. No éramos novios, pero éramos los mejores amigos que conocía Madrid y nos daba lo mismo lo que pensase la gente al vernos así.
Los dos contemplamos a las personas que pasaban por nuestro lado, todos parecían con prisa, al contrario de nosotros, no teníamos absolutamente nada de prisa.
Llegamos al retiro y paseamos por un camino lleno de árboles y flores, en verano, al igual que en primavera todas las plantas estaban preciosas.
Hacía bastante calor, por eso anduvimos hasta el lago que había justo en medio del retiro.
Encontramos una sombra bajo un árbol, en el césped del lago. Se estaba muy tranquilo, sólo había parejas y familias disfrutando de un precioso día de verano.
Nos tumbamos, uno al lado del otro, ya no nos dábamos la mano, ahora Dani me abrazaba.

- No quiero que estos momentos terminen.- me dijo muy bajito.
- Yo tampoco, estoy tan a gusto contigo.- cerré los ojos y suspiré.
- Me gusta que estés a gusto.- sonrió, no le vi pero lo noté.
- No es tanto tiempo.- intenté quitarle importancia.
- Sabes que si, Aurora.- sólo me llamaba por mi nombre completo cuando estaba mal. Me incorporé un poco y le abracé muy fuerte.
- No lo pienses, ahora sólo vive el presente, recuerda el pasado y no pienses en el futuro.- sonreí, para hacerle sentir mejor. Esa frase era de Lucía y mía, siempre nos la decíamos la una a la otra cuando estábamos mal y servía.
- Siempre me ha parecido muy buena esa frase.- sonrió también.
- Recuérdala siempre.
- Lo haré, mi sensible preferida.- eso me hizo recordar tantas cosas, tantos momentos con él, que noté mis ojos cubiertos de lágrimas.
- Mi graciosillo preferido.- puse mi cara en su pecho para que no me viese llorar, no quería que él estuviese peor al verme a mí.
- Aurora estás llorando, no hace falta que me lo intentes ocultar.
- No lloro.- dije en un susurro sin separar mi cara de su pecho.
- Mi camiseta lo nota, la estás mojando.
- Lo siento.- me separé y me di la vuelta dándole la espalda. Me cogió de la cintura y me atrajo a él de nuevo, dándome la vuelta y mirándome a los ojos.
- No quiero que llores por mi culpa.
- Soy muy sensible, ya lo sabes.- no quería decirle que era cierto, que lloraba por su repentina marcha a Londres. No quería decirle todo el daño que me estaba causando ese viaje en el corazón. No quería decirle que no quería que se fuese, porque sabía que el viaje le beneficiaría y yo no era nadie para impedirle tener esa oportunidad.
- Por favor, no llores, no puedo ver tus preciosos ojos verdes cubiertos de lágrimas.
- Son marrones verdosos.- sonreí un poco.
- Siempre sabes como sonreír.- me quitó la última lágrima que caía por mi mejilla.
- Tengo que sonreír si estoy contigo, tú me haces sonreír.
- Te quiero.- sus palabras eran tan sinceras que mi corazón se aceleró de repente. Le abracé, quedé tumbada encima suya, abrazada a él, sintiendo el calor que desprendía su cuerpo.
- Te quiero.- le dije, tenía que hacerlo, pero no quería que pensase nada más, no podía darle esperanzas, por mucho que mi corazón quisiese.- mi mejor amigo.- él no dijo nada, se quedó completamente mudo, abrazándome cada vez con más fuerza. Nos incorporamos un poco, los dos estábamos muy afectados por lo que acabábamos de decirnos. Teníamos que hacer algo para relajar el ambiente, para sonreír de nuevo.
- Déjame tu móvil, por favor.- parecía que me había leído la mente. Él también quería que nos tranquilizáramos y que volviésemos a ser como siempre, alegres.
- Toma.- se lo di.
- Esta canción me suena, ¿de quién es?- me la señaló.
- Es de Juego de Dos, se llama Castillos en el aire. Me encanta. Ponla plis.
- Va.- la puso y empecé a cantar, él me siguió.


Vivir deprisa para morir con calma
Soñar un mundo de ilusiones que se alcanzan
Hablar bajito para gritar más fuerte
Que existe un mundo de colores diferentes.



Nos levantamos y empezamos a correr alrededor del árbol mientras cantábamos. La parte que cantaba el chico, la cantó él solo, me sorprendió, se la sabía perfectamente. Dani cantaba bastante bien, pero no le gustaba reconocerlo, como a mi.



Venir con fuerza para calmar los llanos,
Saltar la luna simplemente con un salto,
Me canta el alma en cada despedida,
Y así tener una excusa pa´ volver.

Me quedaré calladito para oír verdades
Que no diré
Si no canto esta canción
Cómo escucharán mi voz.



Nos cogimos de la mano y cantamos de nuevo juntos.


Hay que reír la vida está cansada de vivir por ti
Hay que romper barreras
Déjate de historias y comienza a ser feliz.

No hay que soñar,
Hay que cumplir los sueños y poder pintar
Castillos en el aire.
Ahórrate preguntas ya mañana Dios dirá
Y Dios dirá.
Seguimos cantando, esta vez me tocaba a mí.



Romper barreras para sentirte suelto,
Dormir tranquila como la bella del cuento,
Pasar mil horas frente a mi ventana
Y que me de a mi en la piel
el fresquito de la mañana.

Me quedaré calladita para oír verdades
Que no diré
Si no canto esta canción
Cómo escucharán mi voz.



Los dos juntos de nuevo.


Hay que reír
la vida está cansada de vivir por ti
hay que romper barreras.
Déjate de historias
y comienza a ser feliz.


No hay que soñar
Hay que cumplir los sueños
y poder pintar
castillos en el aire.
Ahórrate preguntas
ya mañana Dios dirá.
Y Dios dirá.



Nos tumbamos en el césped otra vez, a la sombra de aquel árbol. Nos lo habíamos pasado muy bien cantando esa canción juntos.

- Esta será nuestra canción.- me dijo Dani
- Me parece bien, es una canción preciosa y alegre.
- Pues exactamente como tú.- los dos sonreímos, esta vez no era por sonreír, era porque éramos felices, estábamos alegres de pasar un día juntos, como amigos.







PARTE NARRADA POR OTRA PERSONA.





Los dos sabían que los sentimientos que sentían por el otro, no eran de amistad, pero ambos tenían miedo. Tenían un miedo terrible a perder todo lo que ya tenían, a alguien en quién poder confiar, a quién poder abrazar y con el que te sientes feliz.
En sus corazones, había un nombre, de esa persona a la que amaban. Todos la tenemos, pero muchas veces no sabemos distinguirla, porque no nos damos cuenta o bien porque todavía no ha aparecido en nuestra vida.
Ese nombre que llevaban grabado a fuego, tenía una cara, una personalidad miles de momentos y millones de sonrisas. Eso era lo que no sabemos definir, ellos no lo sabían, pero lo que sentían el uno por el otro era simple y sincero, era amor.

2 comentarios:

  1. es...
    preciioso... ^^

    ResponderEliminar
  2. Por qué no te pasas por mi blog y me dices que te parece mi historia??
    (Soy patética, pero quisiera que alguien me diera su opinión)

    ResponderEliminar