solsticio de verano

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jueves, 20 de mayo de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 78

CAPÍTULO 78. NADA DE RECUERDOS.





Tras la despedida de Toni, me dirigí a mi casa. Habían pasado tres horas desde que me fui y mi madre tenía que estar preocupada.
Llegué a casa y me encontré a mi madre dormida en el sofá, con el ventilador puesto.
Ya habrá comido- pensé para mí.- al fin y al cabo son las 4 ya.
Me dirigí a la cocina, en la encimera estaba la ensalada de pasta que mi madre había hecho para comer, menos mal que me había dejado un poco, me moría de hambre.
Después de comer me puse a hacer de nuevo la maleta que hace dos días había deshecho.
Terminé cansada de tanto moverme de un lado a otro de la casa cogiendo todas las cosas que me tenía que llevar a Guadalajara.
Me tumbé en mi cama, no sin antes ponerme el ventilador, y me quedé dormida.

Me despertó un ruido un tanto extraño, parecían arañazos en una puerta. Al final caí, era mi gato que se había quedado encerrado en la habitación de mi madre.
Al levantarme de la siesta y abrirle la puerta a mi gatito, me senté en mi escritorio y encendí el ordenador. Hacía mucho que no me metía en Internet y que no hablaba con mis amigas.
Abrí el msn y el tuenti para ponerme al día de todo lo que pasaba entre mis compañeros y amigos.
Una de las Miriam, la que tenía novio, se había ido de viaje con él a Valencia.
Rosa, estaba en un campamento, por tanto no se podía hablar con ella.
Cata estaba feliz con Fer, eso me alegró muchísimo.
Talía había ido a Venezuela, su ciudad natal para hacerle una visita a su familia.
La otra Miriam estaba en Berlín con sus padres.
Clara acababa de llegar del crucero que había hecho por el mediterráneo y al parecer estaba muy feliz, algo habría pasado.
De Estrella no se sabía muy bien su paradero, ella normalmente en verano no utilizaba nada Internet.
Lore estaba muy bien con Manu y al parecer estaban en el pueblo de él.
Bea seguía con Pedro, estaban en Madrid.
Ali quería muchísimo a Andrés y él a ella por lo que se veía.
Miré también el tuenti de Gabriel, en particular su estado.
“Jamás te quise hacer daño, siempre te he querido. Solo amigos. Pueblo sois la ostia!”

Estaba segura de que el comienzo de su estado iba dirigido a mí. Me dio algo de pena leerlo, sobretodo cuando empecé a recordar de nuevo todo lo que había pasado con él. Mi primer beso. Todos esos días en el campamento. Cuando nos conocimos.
Dejé de pensarlo y me distraje mirando otros tuentis de mis compañeros de clase.

Me di cuenta después de un rato que no había preparado la bolsa de la piscina. Saqué todo lo que había dentro y lo esparcí en la cama.
Entre los bikinis, la crema de sol, la toalla azul de delfines, las gafas de bucear, el espejo y el peine, había un hoja doblada a la mitad.
La cogí y la abrí, me comía la curiosidad por saber qué era.

Empecé a leerla y me emocioné. Era sobre Gabriel y yo. Era una especie de carta que yo le había escrito en forma de poesía, pero que nunca le di.


“Pensé que este sería el peor verano de mi vida, demasiadas cosas habían cambiado, mi mundo poco a poco se estaba derrumbando.
Entonces apareciste tú, con tu sonrisa perfecta, tus ojos verde esmeralda y tus labios con sabor a fresa.
Contigo todo es mágico, único y especial. A tu lado me siento protegida y más feliz de lo normal.
Cuando pensé que te había perdido todo se solucionó, gracias a mis tres buenas amigas, conseguí recuperar tu amor.
Soy muy sensible, una tonta en realidad, pero al estar a tu lado doy un cambio radical.
Sonríes a cada momento y me contagias a mí, estar alegre es tu meta. Mi meta es que este sueño no tenga fin.
Nuestro primer te quiero en la playa y lo que eso conllevó. No dejo de recordarlo, lo llevo en mi corazón.
Espero miles de momentos, para poder compartir. Mirar en la noche las estrellas y saber que estoy junto a ti.
Te quiero Gabriel.”




Recordé cuando la escribí, lo que sentía en ese momento, justo después de que cantásemos juntos. Ese día había significado mucho para mí.
Se me saltó alguna que otra lágrima, pero me las quité en seguida. No quería pensar ahora en Gabriel. Solo éramos amigos, por mucho que hubiese pasado. No quería volver a confundirme, tenía novio y le quería muchísimo.
Me centré en volver a meter todas las cosas de la piscina en la bolsa y cogí de nuevo la carta, volviéndola a doblar.
Abrí mi cajita de recuerdos y la metí allí, después cerré la caja con llave y escondí la llave. Esa carta no la volvería a leer, al menos hasta que mi cabeza no estuviese de todo amueblada y mi corazón dejase de confundirse tanto.

Llegó la hora de irnos a Guadalajara, mi madre y yo ya estábamos preparadas, así que bajamos al garaje y nos metimos en el coche.
Fuimos a buscar a Dani. Al llegar a su casa, nos esperaba en la puerta gracias al toque que le había dado justo antes de llegar.
Mi madre se bajó del coche para ayudarle a subir la maleta, pero él rechazó su ayuda con una gran sonrisa, era muy fuerte, podía él solo.
Cuando se metió en el coche y olí su colonia algo en mi interior se despertó de repente. Tenía muchas ganas de pasar esa semana con Dani, de disfrutar junto a él.
Mi madre se metió en el coche y arrancó. Empezamos el viaje, no muy largo, hacia Guadalajara, en 40 minutos estaríamos allí, en casa de mis abuelos. Que ganas tenía de verles.

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