solsticio de verano

solsticio de verano

domingo, 2 de mayo de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 76

CAPÍTULO 76. LLAMADAS DE ALEGRÍA.





A la mañana siguiente, me desperté a eso de las 11. El sol entraba por cada hueco de mi persiana, hacía un calor inhumano.
Me levanté lentamente, aún un poco zombi y me fui al baño.
Al salir del baño, levanté mi persiana y abrí la puerta, para después cerrar mi puerta de la habitación.
Me dirigí al salón, dónde mi madre me esperaba escuchando la radio mientras planchaba. Se la oía desde el baño cantar.
La saludé con un beso y un sonriente buenos días y me fui a la cocina para prepararme el desayuno.
Justo cuando me estaba echando la leche en la taza de hello kity de mi hermana pequeña, el teléfono empezó a sonar.

- ¡Yo lo cojo!- grité bien fuerte para que mi madre no contestase al teléfono.
- ¿sí?- pregunté nada más descolgar el auricular.
- ¡Aurora! Hija mía, ya era hora de que hablásemos, ¿no crees?
- ¡Hola abuela! Sí, siento no haberte llamado en todo este tiempo, he estado algo liada.
- Me imagino, Aurora, pero siempre hay que sacar tiempo para llamar a tu abuela y madrina.
- Lo sé, abu, tienes razón, lo siento.
- No pasa nada. Bueno ¿qué tal estás?
- Pues mas o menos bien ¿y vosotros? ¿cómo andáis por Guadalajara?
- Bien, tirando, como siempre. Por cierto tu abuelo y tu tío Lolo te mandan un beso.
- Otro para ellos. ¿sabes qué abu?
- Dime, cielo.
- Dani se va a Londres cinco años.
- ¿en serio? Pobre, va a echar mucho de menos Madrid. Y seguro que tú le vas a echar mucho de menos a él.
- Sí, es cierto, le voy a echar muchísimo de menos.
- Tienes que pasar ahora mucho tiempo con él, para que se lleve unos bonitos recuerdos de sus últimos días en Madrid.
- Ya lo estoy haciendo, llevo en Madrid un día y lo he pasado con él.
- Así me gusta.
- Oye abu, he pensado que podría ir a veros.
- Sabes que a mi me encantaría tenerte aquí.
- Ya, pero el caso es, ¿se puede venir Dani conmigo? Es para estar más tiempo juntos y eso, además así le volvéis a ver que hace mucho que no le veis.
- Por mí, bien, que se venga. Eso sí díselo a tu madre para que os traiga lo antes posible.
- Vale. ¿van a estar los primos?
- Sí, vienen mañana domingo por la tarde, para pasar con nosotros una semana.
- Genial, pues ya te avisaré. ¿te paso con mamá?
- Sí, por favor, cielo. Un beso muy grande.
- Un más grande aún para ti. Adiós abu.


Y le pasé el teléfono a mi madre, que se tiro un rato largo hablando con mi abu Clara.
Cuando terminó de hablar se acercó a mí, que estaba viendo la tele.

- Aurora, haz de nuevo tu maleta, que te vas a casa de tu abuela en Guadalajara esta noche. Díselo a Dani ahora mismo y que se lo pregunte a sus padres.
- Vale mami.- sonreí y cogí el teléfono que mi madre me ofrecía. Marqué el número fijo de Dani, que ya me sabía de memoria y llamé.
- ¿diga?- dijo Dani al otro lado del teléfono. Que suerte había tenido en que lo cogiese justo él.
- Hola graciosillo.- dije de muy buen humor.
- ¡anda! Hola loca.- me reí.
- Te llamo para que les digas a tus padres si te dejan venirte esta misma tarde noche conmigo a pasar una semanita en Guadalajara.
- Entonces tu madre ha dicho que sí.
- Exacto, ahora solo faltan tus padres.
- Espera que se lo pregunto.
- Vale.- noté como dejó el teléfono apoyado en algún sitio.
- Me dejan.- dijo con la voz muy rara.- es raro pero me dejan.- esta vez le notaba diferente, como más feliz de lo normal.
- ¡Bien!- no pude contener mi grito de alegría.- entonces esta tarde a las 8 pasamos a buscarte, ¿vale?
- Genial, estaré preparado, dame un toque cuando estéis en la puerta.
- Sí, como siempre.
- Bueno adiós, Auro, te veo esta tarde. Un beso.
- Otro para ti. Adiós.

Y colgamos prácticamente a la vez. Ambos estábamos más que contentos. Íbamos a pasar una semana entera nosotros dos, juntos, como amigos y en casa de mis abuelos, pero juntos, eso era lo que más me importaba.

Después de la corta pero genial conversación con Dani y de la alegría de irme a Guadalajara con él, me vestí para salir a dar un paseo por el barrio.
Me puse unos vaqueros cortos y una camiseta de tirantes rosa palo, con manoletinas.

Bajé al portal y me encontré a mi vecino, seguía igual de guapo que siempre, pero iba acompañado por la que supuse, era su novia.

Recordé a Toni en ese momento, no me había llamado por la noche, así que esperaría su llamada, yo no le llamaría.

Vi a mi vecino con su novia besándose, parecían tan enamorados como lo estábamos yo y Toni.
Hice memoria de nuestro primer beso y no me costó volver a revivirlo en mi mente. La luna, la hamaca, el olor a agua de la piscina y a césped, sus labios dulce, sus brazos fuertes agarrándome, su olor tan particular, su forma de decirme te quiero. Estaba ansiosa por volver a verle, por volver a sentir en lo más hondo de mi corazón cada uno de sus besos. Pero sabía que me tenía que quedar aquí, es más, irme a Guadalajara con Dani, mi mejor amigo, para despedirle de la mejor manera que podía, con unos magníficos momentos, risas y sobretodo mucha amistad y cariño.

Salí de mi portal y todo el aire caliente se pegó a mi cuerpo, era algo molesto y pegajoso, pero esperaba que con un paseo por entre fuentes ese aire poco a poco se despegase de mí.

Fui directa al parque de al lado de mi casa, donde había una fuente bien grande. Me paré justo en frente y cerré los ojos, sintiéndome menos calurosa.
Me senté en un banco, aún con los ojos cerrados y respiré hondo, habían pasado demasiadas cosas últimamente, buenas, como conocer a Toni, besarle, quererle, y malas, como la noticia de Dani, los llantos, los sentimientos que no podían salir a la luz.
Estaba sumida en mis pensamientos cuando noté que una mano se posaba en mi hombro. Abrí los ojos de repente y me giré para ver quién era.

-¡Tú!- dije prácticamente en un grito y levantándome de golpe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario