solsticio de verano

solsticio de verano

jueves, 20 de mayo de 2010

SOLSTICIO DE VERANO 77

CAPÍTULO 77. TRES MARAVILLOSAS HORAS.





No me lo podía creer, delante de mi, con una sonrisa en la cara, estaba el chico de mis sueños.
Mi novio, mi amor, Toni.
No tardé en preguntarle el porqué de su repentina visita.


- ¡Toni! ¿pero qué haces aquí?
- Yo también me alegro de verte pequeña.- rió.
- Estoy soñando ¿verdad? –le miré aún incrédula.
- ¿Tu crees que si esto fuese un sueño sentirías lo que vas a sentir?- y tras decir esto me besó, de la misma manera que hacía siempre. Y volví a sentir esas mariquitas en mi cuerpo. No era un sueño, era real. Toni estaba allí conmigo.
- Te quiero.- no me salió decirle otra cosa.
- Y yo a ti.- sonrió de nuevo, de la misma forma que sonreía siempre.
- ¿Ahora me vas a decir por qué has venido así de sorpresa?
- Puede, pero antes ¿no crees que necesito una pequeña recompensa por haber venido a verte yo solo en autobús?- me miró con ojitos de gato.
- ¿No es suficiente estar conmigo?- contraataqué.
- Me has pillado, con eso me vale.
- Ven aquí tonto.- le puse los brazos alrededor del cuello y le planté un morreo de esos alucinantes, de película.
- Eso no me lo esperaba.- me dio otro con la misma intensidad que el mío.
- Ni yo que vinieses.
- Bueno, he venido porque necesitaba verte y estar contigo, me voy dentro de 3 horas.
- Ya te vale, estas loco.
- Sí, loco por ti.
- ¿de qué película has sacado esa frase?
- De la película la historia de amor de las dos A.
- ¿y cuál es esa?
- La nuestra boba, A de Aurora y de Antonio.
- ¡es verdad! No había caído.
- ¡Ais! Te he echado de menos.
- Pero si solo has estado sin mí dos días.
- Eso es demasiado, al menos para mí.
- Y para mí, tenía unas ganas enormes de verte.
- Pues ya me estas viendo, ¿damos un paseo y me enseñas tu barrio pijo?
- ¡vale! Y te aclaro algo. Puede que mi barrio sea pijo y mi colegio también, pero yo no soy pija.
- Hombre, algo se te tiene que pegar.
- ¡Toni! ¡Que no soy pija!
- Vale, vale, lo que tu digas.- y ambos nos reímos mientras comenzábamos a andar.


Paseamos por el parque, luego nos cansamos y dimos una vuelta por el barrio en general. El tiempo se pasaba tan rápido cuando estaba con Toni.
Le quería muchísimo y cada vez que le miraba a los ojos y me sonreía, ese amor que sentía por él iba creciendo más y más. No lo podía evitar, me estaba enamorando perdidamente de él, solo esperaba que no me hiciese daño, porque cuando Dani se fuese le iba a necesitar a mi lado.
Pero no quería pensar en malos rollos ahora. Solo quería pasar las horas que había venido a estar Toni conmigo, con él, sin pensar en nada que no fuese todo lo que le quería.

Entramos en un mcDonal y nos pedimos un mcFlurry para compartir.
Era de kit-kat, nos gustaba mucho a los dos.
Abrió el helado y me dio un poco en la mejilla, me enfadé con él, pero luego me abrazó por detrás y me quitó el helado con un dulce beso, nunca mejor dicho.
Un poco más tarde, cuando mi “enfado” se había pasado, me manchó los labios de caramelo y, aunque me encantaba que me hiciese de rabiar, el caramelo era muy pegajoso y no me gustaba tenerlo de esa manera en los labios. Terminó por quitarme el poco caramelo que me había puesto, con un beso.
La gente nos miraba extrañada. ¿nunca había sido jóvenes y habían estado enamorados?- Pensaba para mí.
No, lo que pasaba, es que es hace años, estas cosas estaban muy mal vistas por la sociedad, los padres, no dejaban a sus hijos salir hasta demasiado tarde, la igualdad no estaba prácticamente nada desarrollada, en el tema del amor o ibas muy despacio o eras una guarra.
Pero, ¿por qué estoy hablando de historia? Quizás porque es la mejor forma de explicar lo que sentía por Toni.
Quería ir despacio para aprovechar al máximo cada segundo que pasaba junto a él. Le quería, tanto como querían antiguamente las personas. Como el amor que se tenían los matrimonios, a pesar de tener diferentes ideas o opiniones.
Toni era mi chico, mi novio o cómo queráis llamarlo. Era al que yo quería a mi lado.

El tiempo pasó y Toni se tenía que ir al pueblo de nuevo.
Le acompañé a la parada del autobús, que no estaba excesivamente lejos de mi casa.
Cuando el autobús estaba a punto de llegar me abracé a Toni. Sabía que no le vería en al menos una semana y necesitaba sus abrazos, su cariño, su infinita protección.
Me besó en el pelo, haciéndome sentir mucho más segura de lo que ya estaba. En algún sitio había leído, que si un chico te besaba en el pelo es porque te ama de verdad. Y yo así lo creía.
Le cogí de la mano y se la apreté no demasiado fuerte. Nos miramos a los ojos y nos besamos de una manera a la que no había besado nunca a nadie. Ese beso era único, como todos los que me daba con él.
Ese beso estaba lleno de felicidad, de nostalgia al saber que no nos íbamos a ver en una semana, de cariño, de fuerza por todo lo que nos queríamos, pero sobretodo de amor.

El autobús llegó y Toni se montó en él, no sin antes despedirse con un tierno beso en los labios y un abrazo.
Le vi irse y yo me quedé allí, sola, desprotegida, viendo como el chico al que quería se iba de mi lado.
Entonces me hice una pregunta. Si con Toni me pongo así de melancólica, ¿cómo me pondré cuando Dani se vaya?
No quería ni pensarlo. Ahora mi cabecita loca solo podía estar ocupada por las maravillosas tres horas que había pasado con mi novio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario